Una ley  que asegure el incremento de armas en manos de la población,  no garantiza mayor protección ante la espiral de violencia que se ha suscitado en la sociedad dominicana en los últimos años.

Es por eso que debemos estar atentos ante cualquier apresto legislativo  con el fin de dotar a la población el uso de armas para evitar que aumenten los hechos violentos lamentables. Basta con leer las informaciones diarias que dan cuenta de la alta cantidad de homicidios y asesinatos, es evidente que necesitamos de manera urgente políticas estatales de pacificación.

Si damos una mirada a América Latina y a los Estados Unidos principalmente, vemos que en este último país se está replanteando la tenencia de armas en la población. El asesinato de dos periodistas mientras transmitían en vivo a manos de un ex reportero que luego se suicidó, puso sobre el tapete el tema del control de armas y la violencia en Estados Unidos.

La Casa Blanca llamó nuevamente al Congreso a legislar sobre la venta y utilización de armas de fuego, porque ese país del Norte sí ha sufrido los embates de una violencia sin límites alentada por la facilidad en que se pueden conseguir las armas.

En América latina, tomaremos el ejemplo de Argentina, al que considero paradigmático.  El gobierno de ese país puso en marcha el llamado “Programa Nacional de Entrega Voluntaria de Armas de Fuego”, con el fin de reducir la cantidad  de armas en manos de civiles a partir de la recolección de armas de forma voluntaria y anónima a cambio de un incentivo económico.

Ese plan tenía objetivos muy definidos: la disminución del uso y proliferación de armas de fuego y municiones, la reducción de accidentes y hechos de violencia ocasionados por el acceso y uso de armas de fuego, la sensibilización acerca de los riesgos de la tenencia y uso de armas y la promoción de una cultura de no violencia y resolución pacífica de conflictos que desaliente la tenencia y uso de armas de fuego.

Llama la atención uno de los párrafos motivadores del plan que dice “Porque en Argentina, como en muchos otros lugares del mundo, las armas de fuego aumentan los índices de violencia dentro de la sociedad. La proliferación de armas en manos de civiles tiene como consecuencia un aumento del número de muertos por accidentes, suicidios y/o homicidios. También incrementa el riesgo de morir o resultar herido en una situación de delito o bien, que las situaciones de conflictos interpersonales sean resueltas de manera violenta”.