Nadie duda que el problema Republica Dominicana-Haití sea históricamente relevante para la nueva generación de actores que han heredado un conflicto de naturaleza evidentemente multifactorial.
En el mismo intervienen los aspectos culturales, sociales, políticos y económicos que han generado reacciones viscerales y emotivas en ambas naciones, impidiendo la posibilidad de arribar a acuerdos de mutua conveniencia para su desarrollo productivo.
A contrapelo de ello, las relaciones bilaterales en materia comercial entre Haití y Republica Dominicana se han dinamizado en los últimos años, y en la actualidad la balanza comercial se estima ronda los 1,100 millones de dólares.
En ese tenor, es oportuno recordar que el año pasado con apoyo del Presidente Danilo Medina quien se reunió con los líderes empresariales integrantes de la misma, se dio impulso a la Iniciativa Empresarial Quisqueya, la cual procura dar seguimiento a los avances de la cooperación del sector privado en los dos países.
En esa ocasión, el ministro de la Presidencia Gustavo Montalvo afirmó que el Gobierno apoya todos los esfuerzos de coordinación de los empresarios, “porque entendemos que solo puede ser beneficioso para la producción nacional y para la creación de empleos”.
Al alto funcionario explicó que la Iniciativa Empresarial Quisqueya es un organismo que promueve y fomenta la realización de proyectos de inversión binacionales y participa en el Dialogo de Alto Nivel iniciado entonces.
Ante los últimos acontecimientos en la frontera, entendemos que este esfuerzo que cuenta con el aval de conspicuos representantes del empresariado dominicano como Juan Vicini, Presidente del Grupo Vicini; Manuel Corripio del Grupo Corripio, Rafael Paz Vicepresidente del Conep; Fernando Capellán Presidente del Grupo M., debe ser recuperado y llevado a feliz término en beneficio de ambos pueblos.