¿Será que estamos dormidos? ¿Nos han anestesiado? ¿Somos indiferentes? ¿Nos envolvemos en la rutina? ¿Todo da igual? ¿No vemos las noticias? ¿La gente en las calles? ¿La realidad no nos golpea? ¿Nos conformamos?

¿Será que hay otros que sí miran al futuro? ¿Que están trabajando para impulsar un cambio, para tener una mejor realidad mañana? ¿Estamos firmes y seguros en que debemos parar esto y crear un mejor futuro para nosotros y para nuestros hijos?

Puede sonar a lo mismo de siempre, a promesas y a discursos que cualquiera de los bandos diría. Cierto que ninguno es perfecto, que perfecto solo Dios, pero eso no significa que nos agotemos en tener la esperanza y en luchar por un cambio.

Antes he escrito y sostenía la idea de que tendríamos un escenario de precampaña presidencial diferente, de que más allá de los que buscan sonar para afianzar imagen apostando a futuro porque saben que ahora no será su momento, más allá de los que son parte de las cortinas de humo para distraer, tenía la fe de que indistintamente del partido político, realmente se iba a dar paso sin trabas a cualquier otra figura que no sea los que ya han sido presidentes, acaso no hay otra opción? Acaso no es válido retirarse? No pueden ellos darles el apoyo a otros y quedar en segundo plano? Creo en los relevos, en la mentoría para enseñar lo positivo y aconsejar a no hacer lo que nos salió negativo, creo en la integración, creo en darle oportunidad a otras personas y en que podemos asumir otros roles. Será que soy idealista, romántica, apasionada y soñadora.

Entre tantas bocinas, entre tanto desconcierto, entre tantas posiciones inciertas, he prestado atención a un discurso firme, un discurso claro y sin palabras rebuscadas, sin arrogancia pero también sin chabacanería. Un discurso de quien ha tenido experiencia gerencial como empresario y que bien puede aplicar sus buenas prácticas a la gerencia del estado a través de la presidencia.  Un dirigente político que hasta ahora ha sido coherente en su proceder, sin buscar a toda costa el protagonismo, sabiendo esperar con paciencia y dando su soporte a sus colegas de partido de manera íntegra, leal. He estado escuchando a Luis Abinader, empresario, formado académicamente, hombre de familia, un dominicano que puede representar el cambio que precisamos.

Apostemos a este cambio, seamos propulsores de una nueva gestión, de alguien que pueda crear el balance controlado para arreglar la agonía que hoy podemos estar viviendo muchos (as) dominicanos y dominicanas, la impunidad, el despilfarro, la delincuencia, la falta de empleo y de oportunidades para profesionales, para tantos jóvenes que anhelan tener una mejor vida, para tantas familias que subsisten porque no les alcanza para una vida digna y tranquila. No digo ni espero que haga magia, si le damos la oportunidad en 4 años con tantos temas por resolver es cuesta arriba ¨verdaderamente corregir lo que está mal¨. Sí creo que con su firme y buena intención dispondrá de los mejores esfuerzos y recursos para darnos un respiro de lo que venimos viviendo y que confiando en Dios y en el voto del pueblo iremos cambiando, es una responsabilidad de todos. Despierta Dominicana, basta ya. Impulsemos el cambio!