En la República Dominicana más de 20% de los hogares afirman recibir remesas de forma regular – o el total absoluto del valor per cápita del flujo de remesas – en Jamaica US$700 por persona al año. Si tenemos en cuenta los efectos de las remesas en el crecimiento en los países en desarrollo, muchos economistas creen que estos flujos de dinero tienen el potencial de estimular las economías locales y mejorar la vida de las familias.

La importancia de las remesas como instrumento potencial para proporcionar financiamiento es vital. Aunque las remesas son transferencia entre privados los gobiernos podrían aumentar su impacto en el desarrollo aplicando políticas que incentivan la inversión privada o aumentando la rentabilidad o reduciendo los riesgos. Ya hace muchos años, algunos países de América Latina han empezado programas para animar a los migrantes a utilizar una pequeña parte de las remesas financiando obras públicas en sus países de origen como por ejemplo el programa Tres por Uno.

Este programa es el más exitoso y ha sido imitado en El Salvador, uno de los países de mayor incidencia de las remesas en la economía local, con el Programa Unidos por la Solidaridad. La República Dominicana es un país mayormente receptor, las remesas recibidas en 2016 equivalentes a US$5.364,6 millones (BCRD) han sido seis veces mayores que las enviadas.

El Banco Central República Dominicana publica los datos relativos a las remesas solamente desde el 2010 hasta el primer trimestre 2017; según este Instituto España es el secundo país emisor de remesas hacia RD con más de 15% del total recibido siendo los Estados Unidos el primero con más del 70%. Las principales provincias receptoras de remesas son el Distrito Nacional, Santiago y Santo Domingo, las áreas más pobladas del país y lugares de destino de la migración rural-urbana; en 2016 estos tres territorios han recibido el 55.72% del total de las remesas.

En el periodo 2010-2016 el número de transacciones de las remesas familiares desde España se incrementó del 121%, de cerca el 55% desde EEUU, sobre un total de 20.532.975 transacciones registradas por el BCRD (2016) el 12% proceden de España, y el 74% de EEUU.

Con respecto al promedio recibido a nivel mensual por transacción formal el BCRD indica que el recibido por parte de los EEUU ha aumentado de US$199.8 (2010) a US$203.8 (2016). El promedio recibido por parte de España ha pasado de US$314.6 (2010) a US$271.8 (2016), permaneciendo siempre superior al promedio de EEUU. 

Una razón del mayor monto de remesas provenientes de España podría ser que la migración dominicana es más reciente de la en Estados Unidos y por lo tanto los migrantes tienen vínculos más fuertes con sus familiares en el país de origen. En 2015 la República Dominicana recibió US$4.960,8 millones de remesas el 7.3% del PIB siendo la tercera fuente de ingreso de divisas del país después de las exportaciones 24.72% (BM) y del turismo 15%, colocando la RD entre los primeros diez países de América Latina y Caribe que más dependen de los flujos de remesas.

En 2016 las remesas llegaron a US$5.364,6 millones y representaron el 7.5% del PIB (BCRD), las exportaciones el 25.16% y los ingresos del turismo 17%. República Dominicana, por lo que concierne el monto de remesas recibidas en un año se posicionó en el 3° puesto sobre un total de 18 países analizados después México (US$26.962 millones) y Guatemala (US$7.160 millones). Los factores macroeconómicos tienen un impacto en el flujo de las remesas y pueden determinar la cantidad que los migrantes deciden de enviar.

El PIB de los países emisores, Estados Unidos y España, países donde residen la mayoría de los dominicanos, es una de las principales variables macroeconómicas que influye sobre el flujo de las remesas. Si los migrantes tienen más oportunidades económicas en los países de acogida, mayor será su disponibilidad de enviar remesas hacia sus países de origen. Los flujos de remesas pueden crear las condiciones para estimular las importaciones pero si no son invertidos en actividades productivas de largo plazo no producen un igual aumento de las exportaciones y la  disminución de estas va a afectar negativamente el saldo de la balanza comercial. Estos flujos pueden impulsar el desarrollo y si invertidos en actividades productivas crear un efecto multiplicador, aportar divisas aliviando las cuentas macroeconómicas, fomentar la demanda de bienes y servicios y, de consecuencia, la demanda de mano de obra y también contribuir a disminuir la pobreza y la desigualdad.