Lo más esperado al hablar de vacunas debería ser considerar los extraordinarios esfuerzos de las y los científicos, los Estados  y las empresas farmacéuticas en cuanto a producirlas  como la gran respuesta a la actual pandemia; o de las certeras gestiones que las autoridades de Salud han hecho para conseguir vacunas para el país de forma rápida  de ser exitosos los ensayos.

Aun así hay otro aspecto sobre las vacunas al que hay que prestarle especial atención y es que la actual pandemia ha estado provocando que las niñas y niños no se estén vacunando debidamente contra otras enfermedades. De ahí la alerta de organismos internacionales en relación a que  80 millones de niñas y niños menores de un año, puedan contraer enfermedades ya prevenibles que podrían devenir en graves.

Ese es un impacto del virus que abre las compuertas a otros patógenos que pueden ser mortales. Por lo que los Estados no deben perder el enfoque multifactorial de la salud y hasta recordar que aún con la enorme y lamentable cantidad de fallecimientos aún hay otros riesgos para la salud los cuales estadísticamente superan a la actual pandemia aunque no se estén contabilizando diariamente como las del coronavirus.

Por lo que los especialistas entienden que se necesita la más amplia divulgación no solamente en cuanto a  lo que significa una vacuna, sino además de la forma en que funciona un sistema que no es el cardiovascular, ni el sistema nervioso, el respiratorio y menos aún el gastrointestinal, pero que es fundamental en proteger la  maravillosa vida.

Nos hablan del sistema inmunitario y nos recuerdan en estos momentos de pandemia de su función y capacidad para protegernos contra virus, bacterias, parásitos y hongos que puedan generar enfermedades; además de la contribución de la ciencia fortaleciendo el sistema inmune  creando terapias de diversos tipos así como vacunas que de acuerdo a la Organización Mundial de Salud-OMS- es “cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos”, siendo los anticuerpos sustancias segregadas en la sangre para combatir infecciones.

En la actualidad predomina la atención sobre las esperadas vacunas y el tratamiento ante los contagios del virus SARS-CoV-2; pero recodar la pandemia de la peste bubónica entre 1347 y 1353 que no se debía a un virus sino a la bacteria Yersinia pestis provocando entonces  la muerte de la tercera parte de la población en varios países  de Europa.

El impacto del virus ha de encaminar acciones para desarrollar efectivas campañas sobre los distintos factores asociados al sistema inmunitario para mejor proteger la salud y la vida.