El impacto del virus le ha dado gran relevancia a aspectos de la gerencia del Estado que aunque la ciencia los ha más que probado, no se han traducido en prioridades de la salud pública.
El por aquí llamado Seguro Familiar de Salud-SFS- como una de las prestaciones de la Seguridad Social comprende un componente que o no se ha entendido o no se le ha dado la importancia que amerita.
Se trata de la Promoción y Prevención en Salud. En el artículo 119 de la Ley 87-01 se expresa que “El Seguro Familiar de Salud comprende la promoción de la salud, la prevención y el tratamiento de las enfermedades, la rehabilitación del enfermo, el embarazo, el parto y sus consecuencias”; pero sucede que la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades ni aquí ni en otros países del mundo han sido seriamente asumidas, y lo cual ha traído entre sus consecuencias una considerable incidencia de las llamadas comorbilidades, haciendo más difícil el tratamiento y su éxito frente al coronavirus.
Por ejemplo en México para el 23 de julio las autoridades del Centro Nacional de Programas Preventivos y de Control de Enfermedades informaban que de 41 mil 908 personas que fallecieron por coronavirus el 73% padecían de alguna comorbilidad entre las que se resalta la obesidad y así como aquellas de sus consecuencias más directas tales como problemas cardiovasculares y diabetes. Esos datos de México son recurrentes en las estadísticas y estudios de los demás países del mundo.
Ya se ha hablado bastante de la inexistencia en la República Dominicana del Primer Nivel de Atención concebido, entre otros, para asumir con las familias un efectivo programa de promoción de la salud y prevención de las enfermedades, además de que las instancias de salud pública no han hecho suya aún ésa como una de sus principales responsabilidades. Por lo que han estado a espalda de una de sus principales misiones en cuanto a reducir riesgos de salud y sus consecuencias, que podría contemplar que desde el Primer Nivel de Atención se pueda dar seguimiento a temas sencillos pero fundamentales como el peso corporal apropiado, ejercicios físicos y una alimentación sana, así como al menos un chequeo médico general preventivo anual, todo con una historia clínica única virtual a ser seguida a través de los años.
Las lecciones están a la vista, son muy claras. El impacto del virus demanda entre sus ya inaplazables consecuencias que la promoción de la salud y la prevención de las enfermedades, ocupen el lugar de relevancia que les corresponde.