El impacto del virus tiene múltiples derivaciones. Destacados pensadores de las más diversas áreas hasta lo filosófico, han estado proyectando los que consideran grandes cambios que los efectos de la actual pandemia han de provocar en la sociedad humana; pero más allá de las ideas y las palabras que las portan eso será realidad en la dirección del progreso humano, si el cambio se concretiza en el Estado. En el Estado en su dirección y gestión particularmente en su eficacia (hacer las cosas correctas) y su eficiencia (hacer las cosas correctamente), de lo contrario serán ideas y sólo ideas.
El virus SARS-CoV-2 y la tan contagiosa enfermedad que produce, la COVID-19, ha colocado en una mayor dimensión a la Ciencia-así en mayúsculas- como un fundamental componente de la gestión estatal. No sólo en cuanto a las Ciencias de la Salud, sino además en las Ciencias Sociales, con el foco en la Economía.
Con respecto a las Ciencias de la Salud algunos presidentes a partir de “sus genialidades” han confrontado con las y los especialistas en temas de la actual pandemia en los cuales son tan ignorantes o más que cualquier ciudadano común, haciendo grandes daños a sus países. Es justo decirlo, no ha sido esa la intención, pero sus efectos han sido desastrosos. Donald Trump, López Obrador, Boris Johnson y Bolsonaro consideraban que desde sus “excepcionales inteligencias” que los ha llevado hasta ser presidentes de sus países era en sí mismo suficiente para tomar decisiones ante la pandemia a partir de meras suposiciones. Los resultados de sus más que desaciertos, verdaderas estupideces- hay que excusarse por el término pero no existe otro en el repertorio- ha sido alcanzar lugares cimeros que ningún país quisiera ocupar: los cuatro países con mayor número de fallecidos por causa de la COVID-19.
Las o los líderes políticos de sus países en la dirección del Estado que han seguido lo que las Ciencias de la Salud recomiendan, han logrado sortear con mayor efectividad ésta pandemia de dimensiones planetaria.
De lo que se trata en esta ocasión es del abordaje científico de un problema de salud pública; pero no se queda ahí, las demás áreas de la Ciencia y por consiguiente las Ciencias Sociales pueden contribuir a hacer del Estado un órgano más eficaz y eficiente asegurando así mayor progreso para la humanidad.
Fortalecer la simbiosis Ciencia-Estado, Estado-Ciencia y la observancia y el respeto al conocimiento científico que además no cesa en su crecimiento, es un gran aprendizaje que se deriva del impacto del virus, hoy muy a la vista.