En el mes de octubre del año 2015, nos encontramos en Santiago de Chile con la Dra. Dévora Kestel, a la sazón jefa de Salud Mental de la Oficina Panamericana de la Salud. Habíamos asumido la Dirección del Departamento de Salud Mental del Ministerio de Salud seis meses atrás. Le entregamos la “Estrategia para la ampliación de la cobertura de los servicios de salud mental” (1), documento que nos servía de guía de trabajo. Al explicarle su contenido, le planteamos que se inscribía en los lineamientos de la Declaración de Caracas. Recuerdo su cara de sorpresa y su comentario referido a la insistencia que encontraba en los diferentes países a citar dicha proclama.

El Plan de Acción para la implementación de la Estrategia partió de dos premisas fundamentales: respeto a los derechos humanos de las personas padeciendo de algún trastorno mental y enfoque en salud mental comunitaria. No puede haber salud mental sin libertad, como tampoco puede haber atención eficiente fuera del contexto social donde se produce la enfermedad mental.(2)

De igual manera empezamos a trabajar el Plan Nacional de Salud Mental, cuya realización nos tomó más tiempo, pero en donde lo fundamental era el enfoque ideológico y la visión que llevara implícito. Desde las  palabras introductorias se sellaba la orientación: “dejando atrás su abordaje tradicional biomédico, para pasar hacia un modelo de salud pública, comunitario y participativo.(3)

El Plan sigue diciendo, “Integrar la Red de servicios de salud con un primer, un segundo y un tercer nivel fortalecidos. El primero, como una puerta de entrada al sistema; el segundo con los centros de salud mental comunitarios como eje articulador de la red de salud mental en el ámbito territorial; y el tercero con Unidades de Intervención en Crisis (UIC), en donde el individuo es el centro de la atención, ampliando el acceso equitativo a servicios de calidad, en el marco de los derechos humanos y el respeto a la dignidad humana”.(4)

Podemos afirmar de manera enfática y sin rubor, como se puede observar al comparar los dos documentos, que desde los inicios de este proceso de transformación el espíritu que ha primado en sus contenidos ha sido la Declaración de Caracas.

Para conocer algunos de los avances a cinco años de este proceso de transformación podemos señalar: cierre/transformación del antiguo manicomio-hospital psiquiátrico, aumento de camas para intervención en crisis en hospitales generales, disposición de camas en hospitales generales, masivas capacitaciones en mhGAP, capacitación a personal a colaborar en los centros de salud mental comunitarios, especialidad en salud mental de niños y adolescentes y en psiquiatría forense, todo enmarcado en el respeto a los derechos de las personas y con enfoque comunitario.(5)

El ideario de la Declaración de Caracas, tanto en su valor simbólico, validez y capacidad movilizadora, marcó un hito que veinticinco años después nos inspiró. Esa motivación, hoy se mantiene intacta.

 

Notas

  1. Estrategia para la Ampliación de la Cobertura en salud mental 2015-2020. Dirección de Salud Mental. Ministerio de Salud Pública. República Dominicana. 2015. https://www.msp.gob.do/web/Transparencia/documentos_oai/1420/documentos-salud-mental/16127/estrategia.docx .Visto: 22/07/2020.
  2. Íbidem.

  3. Plan nacional de Salud Mental: República Dominicana 2019-2022. https://www.msp.gob.do/web/Transparencia/documentos_oai/1420/documentos-salud-mental/14570/plan-31.pdf . Visto: 22/07/2020.

  4. Ibídem.

  5. Benedetto Saraceno. Informes de Viajes de 2018 y de 2019 a República Dominicana. https://www.msp.gob.do/web/Transparencia/documentos_oai/1420/documentos-salud-mental/16129/informe-52.pdf y https://www.msp.gob.do/web/Transparencia/documentos_oai/1420/documentos-salud-mental/16128/resumen.pdf . Vistos: 22/07/2020.