El conocimiento humano se desarrolla por aprendizaje, por nuestra capacidad de imitar lo que vemos, pero en algunas ocasiones se produce porque somos capaces de conectarnos con nuestros niveles superiores de conciencia y podemos crear, pudiendo ser momentos trascendentales para la humanidad. Resulta muy difícil desarrollar altos niveles de desempeño, sin tener buen contacto con nuestro Yo Interior.

Durante diez siglos, por toda la Edad Media, estuvimos estancados en nuestro desarrollo y debemos señalar que en gran parte se debió a que se consideró que sólo en las Sagradas Escrituras podíamos buscar el conocimiento, por eso, aunque Galileo Galilei veía con su telescopio que la Tierra giraba en torno al sol, se le obliga a decir que no se movía, porque les parecía que contradecía la Biblia.

Después del oscurantismo medieval, se decide que necesitábamos y podíamos pensar, comenzamos un desarrollo progresivo, aunque desequilibrado en algunos aspectos.

En el Renacimiento, el descubrir que nuestro planeta era redondo, encontrar un continente desconocido, el desarrollo de la imprenta, el surgir el protestantismo como una posibilidad de cuestionar la fe, etc. Todo eso nos permite descubrir que no éramos tan limitados como creíamos y pudimos avanzar desde el “todo está escrito” al “se puede pensar. A Dios no le afecta que usemos la razón, pero a algunos líderes religiosos sí.

Actualmente, casi todo el conocimiento que nos llega es la exposición de autores sobre lo que otros pensaron y vemos muchos trabajos excelentes exponiendo esos análisis, lo cual es necesario porque nuestro desarrollo es principalmente mediante el llamado aprendizaje vicario o por modelaje (imitando), que se asemeja a una carrera de relevo. Podría ser más fácil saber qué piensa alguien de algún autor influyente que saber lo que él mismo piensa. Pero tu pensamiento personal es más importante de lo que crees, por lo que además de recibir información debes desarrollar tus propias ideas.

Imitar lo existente, permite: consolidarlo, perfeccionarlo, diversificarlo, personalizarlo, adaptarlo, hacerlo más rentable, etc., pero jerárquicamente, crear tendrá una supremacía lógica sobre imitar.

Necesitamos incentivar el pensamiento creativo porque nuestro conocimiento actual es inadecuado para ayudarnos a superar las crisis mundiales. Por otro lado, nuestro desconocimiento de la física moderna (mecánica cuántica, teoría de la relatividad) nos hace creer que somos más limitados de lo que en verdad somos. Realmente lo “imposible” es más posible de lo que siempre hemos creído. Aunque algunos científicos le conceden un valor tan absoluto a lo que han podido aprender, que eso mismo les impide descubrir nuevas leyes. El orgullo excesivo por lo que sabes, limita tus posibilidades de aprender.

Tenemos cada vez más confianza en la tecnología (lo que está bien), pero hemos ido perdiendo progresivamente la fe en nuestras facultades.

La mejor forma de inmovilizar unos soldados es hacerles creer que: son incapaces, el enemigo es muy superior, sus compañeros los traicionan, ya es tarde para actuar, sus sacrificios no tienen valor o convencerlos de que la guerra terminó. Imagina por un momento que la humanidad fuera un gran ejército y analiza si pudiéramos tener algunas de las creencias paralizantes antes expuestas.

Cada ser humano es muy superior a lo que pueda estar manifestando en estos momentos, pero estamos inmersos en realidades limitantes de las que rara vez estamos conscientes. Sabemos que debemos conocer al mundo, pero constantemente olvidamos que para lograrlo es preciso conocernos a nosotros mismos.

Cualquier elemento o fenómeno existencial que nos esté afectando, podemos transformarlo, pero en definitiva nuestros recursos o instrumentos están en nuestras mentes, si no existe lo que entiendes que hace falta, créalo tú. Crear, supone generar algo que no ha sido pensado previamente.

Atrévete a soñar, todo logro humano primero fue soñado. Transmitir un material sin analizarlo, te hace actuar en una especie de “piloto automático” que te deshumaniza (podría ser lo que algunos prefieran que hagas). Has aprendido alguna tarea en la sociedad y tal vez la haces bien, pero no por ello debes limitar tus posibilidades. Si ya has aprendido a hacer dinero, procura además desarrollar facultades dormidas que quizás ya sospechas que tienes. Si tu trabajo no te da lo que quieres, analiza si de verdad es tu trabajo.

Descubre tu forma de pensar (eres mucho más interesante de lo que crees). A menudo trabajas concentrando tu pensamiento (lo que está muy bien para reproducir), pero para crear deberás estar expandiendo tu conciencia, debes relajar tu cuerpo, serenar tu mente y activar una “conciencia plena”. Semejante a tu padre celestial puedes crear, pero ahora duermes (como los que te rodean). No tienes idea de la gran capacidad de tu supraconciencia, pero es además el nivel mental que te conecta con los planos de existencia más elevados y desde donde surge la creación. Tu capacidad de crear es bastante limitada, pero cuando te conectas con “lo alto” puede ser ilimitada.