Nunca fue necesario esperar hasta el siglo XVI para leer a Maquiavelo y saber que, desde el inicio de la historia, hubo quien considerara, que parte fundamental del arte de gobernar consistía en decir una cosa –el discurso– pero hacer otra. (Lorenzo Meyer, Nuestra Tragedia persistente, 2005)

Cada  campaña electoral  está vinculada a unas cuantas palabras claves que dominan el escenario en la lucha por el poder. Estas expresan los modos en que los políticos se relacionan intersubjetivamente con la ciudadanía electoral y con sus propios competidores. El pueblo es una de esas palabras  más acariciadas por las élites políticas dominicanas –reeleccionistas, anti-reeleccionistas y de la oposición–  para enamorar a los votantes.  Sus imágenes discursivas  evidencian a qué segmento del pueblo se refieren,  qué quieren, qué tanto  empatan con su subjetividad  y qué tipo de emociones brotan de su interior, cuando se abran la  boca para  dirigirse a él.  Su uso  está atada, inexorablemente,  a su ideología partidaria, al  contexto lingüístico,   al contexto pre-electoral y a los intereses  económicos.

Para el lingüista y analista del discurso, Matos Moquete(2009), el pueblo es el ideologema principal del discurso político dominicano,  a través de cual debería analizarse y evaluarse los demás tópicos del lenguaje  en la sociedad democrática.  Con fines estratégicos, los políticos  se apropian discursivamente del pueblo, lo elogian como un seductor apasionado, enamorado, penetrando en su imaginario colectivo, en sus creencias, en sus sueños y en sus esperanzas.  Nada de ofensas para el pueblo, sino todo lo contario: elogios y piropos.   Por eso es que vemos a los políticos, desde los pequeños, hasta los grandes, bailando perico ripiao con los pobres, jugando dominó, montados en carros de concho,  untándose ron, tomándose fotos: un verdadero espectáculo para el entretenimiento público.

En relación a lo interno y a las lealtades políticas, Nicolás Maquiavelo, en el Capítulo III de su obra, El Príncipe, se refiere a estas luchas y forcejeos, a esas traiciones en las que incurren los ser humanos, los cuales actúan movidos por sus necesidades naturales y sus intereses, más que la gratitud, y  las lealtades a sus Señores. En otras palabras, la ética no cuenta para nada en la política, podemos inferir de la obra del veterano estratega y escritor político del renacimiento italiano, sino el interés particular de aquellos utilizan la argumentación para persuadir a sus audiencias. Esto nos dice, la respecto, Maquiavelo:

Los hombres cambian de Señor con facilitad; de modo que tienen por enemigos a todos los que han ofendido al ocupar el principado, y no puede conservar como amigos a los que te han ayudado a conquistarlo.

Por eso es importante considera la ubicación del político  en la arena electoral, para la comprensión del sentido de la palabra pueblo, debido a los matices semánticos que le atribuye. En este caso, no es lo mismo estar en la oposición sin todos los recursos del Estado, aliado al que está en el poder; o  estar en la espera de que los grandes se decidan para pactar con el que va a ganar. 

Tenían razón Sócrates cuando reprobaban  a los antiguos retóricos el uso del pueblo, como un argumento ad populum, o falacia populista, en el  lenguaje moderno. Igualmente,  era cierto lo que expresó el sofista Protágoras, con su lema: Sobre todas las cosas, hay siempre dos puntos de vistas (Schiappa, Protágoras y el Logos, 1991); y también Aristófanes, el cual  burlándose de Sócrates,  escribía en su obra Las nubes (vv 900-901): Argumento mejor: presento lo que es justo. Argumento peor: lo echaré abajo, rebatiéndolo.  Ese comportamiento lingüístico se reproduce hoy, una vez más, en la arena política dominicana, con preocupantes signos de violencia verbal.

Leonel Fernández y el Presidente, a través de sus voceros, son los que más provocan al pueblo, para persuadirles de sus intenciones partidarias.  El PRM luce tímido y no lo provoca con las energías que requiere el momento, como lo hacen los líderes del PLD.  Merece una mención particular, la Vice-Presidenta, la cual ha apelado al pueblo para que escoja a una mujer.

En el espectáculo del domingo 5 de mayo (2019), en el Centro Olímpico,  Leonel Fernández  apeló  a la imagen del pueblo que se opone a la modificación de la Constitución, para permitir la reelección del Presidente. Según la encuesta de Gallup-Hoy(mayo,2019) constituye el 68%. Eso significaría un problema para  el país, porque amenazaría la gobernabilidad y sería un retroceso para el proceso democrático, de acuerdo a sus declaraciones.

Se refirió,  también, al pueblo como el PLD unido, y no al servicio de un grupo, en franca alusión a su principal opositor en el partido. Considera que la antorcha le pertenece al pueblo y al PLD, la cual  debe retornarse a él.

Con un tono subjetivo, emotivo, el ex presidente  expresó en su discurso del triunfo, el pueblo 20/20:

Jamás acepté, por insinuación de nadie, dejar fuera del ámbito gubernamental a ningún compañero o compañera que estuviese identificado con algún que otro dirigente de nuestra organización. Un nuevo gobierno encabezado por quien tiene el honor de dirigirles la palabra será un gobierno de todos los peledeístas, de todos nuestros aliados, no de ningún sector específico.

Este uso del pueblo  alude a un sujeto democrático  racional de la vieja ilustración francesa, interesada en los procesos formales, como la vía expedita  para establecer una democracia representativa y no restringida al monarca.   Fernández,  asumiendo este sujeto racional, se apodera discursivamente de la Constitución y le devuelve su valor sagrada para  la garantía de la democracia.  Sin embargo, un segmento importante de la población no tienen tanta preocupación por la modificación de la Constitución, sino por quien le garantice la comida  del día a día,  les mantengan  los salarios que cobran sin dar un golpe. Saben todos que  la fe y la confianza en los políticos se han caído.

Si miramos un poco atrás, esta desvalorización de la Carta Magna ha sido construida en la cultura política dominicana. Los dominicanos han  sido testigos de los cambios que ha realizado  cada gobierno que llega al poder.  La modificaron, y no siempre, para bien de los ciudadanos, sino para  su propio interés. Por ejemplo, la reforma al Código Procesal Penal y el de Niños, Niñas y Adolescentes no está en la cabeza de ninguno de los políticos para castigar el crimen y la corrupción.

El poco valor a la Constitución es parte del imaginario político; la consideran  un pedazo de papel. Así lo afirmó una vez Joaquín Balaguer, el cual desacreditó las reformas revolucionarias realizadas por su antecesor, el Profesor Juan Bosch, en su gobierno efímero de febrero-septiembre de 1963. Fue un golpe duro para le país, pues se quedaba sepultada la mejor propuesta de reforma a la Constitución en el siglo XX en materia de relación fecunda entre la ética y la política.  Hoy todavía constituye un desafío para el  liderazgo político dominicano.

La imagen más impactante de pueblo, en el acto del lanzamiento de Fernández,  estuvo representada por Nati Natacha. Un gran acierto estratégico por su parte, para atraer a una juventud que tienen tantas opciones de distracciones en los medios digitales.  La joven santiaguera fue la reina del espectáculo frente al León, el cual  había lanzado su grito de guerra, quejumbroso y herido, protegiendo su territorio de los depredadores. La diva de la música urbana es la mejor representación del momento de un  pueblo juvenil  que vive la trasmutación de  los valores tradicionales del sexo y la familia. Esa trasmutación  que la chica  representa, se encuentra entre las páginas de la Genealogía de la Moral y el Anticristo de Nietzsche , el cual se ha liberado del peso de la moral de rebaño,  queriendo infructuosamente asesinar a Dios con su martillo filosófico, para dar paso al porvenir nihilista, que abrazaría el mundo, donde todo es posible y no hay límites.   

La joven atrevida se presentó en el escenario apoteósico, no como acostumbraba en algunos de sus videos, despampanante y rebosante de un erotismo salvaje  sin tabúes,  de una piel joven, sino con movimientos moderados de cintura, ataviada por la escasa tela de un rojo intenso, símbolo de  la pasión y el poder. Los espectadores de honor la miraban de soslayo, volteando los ojos para no ser capturados infraganti, mientras que el público juvenil la aclamaba con júbilo, y pedía  sus canciones más erotizantes,  sin el menor temor, porque el sexo, al rojo vivo, se ha hecho cotidiano y visible sin censura en los medios de comunicación y en su vida diaria.

Los danilistas, vigilantes y activos, no se quedaron tranquilos, sino que quisieron detener el avance de  su contrincante en su ascenso al poder. En una clara y contundente respuesta al grito de guerra  del León, organizaron, no un evento, sino cinco en lugares diferentes en  la ciudad de Santo Domingo, el 19 de mayo, para mostrar que son los verdaderos dueños del territorio y los más auténticos peledeístas.

El Presidente no estuvo presente, sino  su principal vocero, en esos momentos,  el Sr. Gonzalo Castillo. Apeló a la imagen del  pueblo que se ha beneficiado de la gestión presidencial, sin mencionar la Constitución.  Evocaba  aquel pueblo, que según el funcionario, estaba feliz y satisfecho con el Presidente, el cual  deseaba, abrumadoramente, que continúen un chin más  en el capitolio.   Con la presencia de miembros del Comité Central del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), legisladores, dirigentes medios, y miembros de comités de base del Distrito Nacional, proclamó en el Palacio de los Deportes:

Compañeros presentes en este acto. Aquí está el Partido de la Liberación Dominicana, el verdadero PLD que defiende los intereses de la nación(19 de mayo,2019)

Esta  imagen del pueblo pobre  es una hipérbole,  en la que se identifica al Presidente con el mismo pueblo, como el hombre de trabajo que se levanta temprano a trabajar, igual que un campesino, frente  a su principal opositor en el partido, que se la pasa, a su juicio,  hablando y no trabajando.   Blindó la gestión de Medina con los epítetos cargados de entusiasmo y triunfo, sin  dejar el menor resquicio para la duda y el cuestionamiento.

El Presidente Medina  es más y mejor para República Dominicana, porque este gobierno está formado por gente de trabajo, que sale a las calles para resolver problemas, no hablando como algunos de la oposición… Ha representado la mejor gestión de los presidentes dominicanos, insuperables, inmejorables e inigualables. (Hoy, 19 de mayo, 2019)

La Vice-Presidenta de la República  también ha apelado al pueblo con dos imágenes distintas, en las que les pide a los dos líderes enfrentados una tercera vía. En la primera imagen, con una amplia sonrisa y relajada, la segunda mandataria hace un llamado al pueblo dominicano,   el cual está  esperando la oportunidad,  que no se le ha dado nunca a la mujer dominicana,  para  que lo dirija.   

Lo siento en cada esquina, en cada pueblo y comunidad que visito cómo hombres y mujeres de todas las edades sienten el orgullo, motivación y esperanza de que una mujer pueda llegar a ser presidenta de la República(Nuevo Diario, 07/05/2019)

Y la segunda imagen es concomitante con la imagen del eslogan del PLD, que coloca primero el partido y en segundo  lugar, el pueblo. En una respuesta a un dirigente de su propio partido, el Ser. Ventura Camejo, la dama le solicitó que respondiera su acusación:

Me gustaría saber que me diga públicamente en qué yo me sirvo del partido y en qué me sirvo del pueblo.

La dama le respondió en su cuenta de Twitter:

Desde que entré al PLD he tenido MUY CLARO que SERVIR al partido para servir al pueblo NO es servirse del Partido para servirse del pueblo (21, mayo, 2019).

Como se puede observar,  la primera marca deíctica, MUY CLARO, es un indicador discursivo cualitativo  en mayúscula,  el cual acentúa la honestidad frente a su adversario, sin hacer referencia al género mujer, que tanto se debate en la sociedad dominicana en este momento.  Esta primera marca deíctica está relacionada con la segunda: el verbo SERVIR. Por un lado, no está conjugado en primera persona, por lo que evidencia una distancia semántica  de su contenido. Por otro lado, de acuerdo a la teoría de la enunciación de Benveniste, este uso indica una relación subjetiva de distancia entre el locutor y su discurso.   La tercera marca deíctica NO, indica distancia total de  su interlocutor; rivalidad,  manifestación de superioridad… En este caso, del señor Ventura Camejo, quien está sirviéndose del partido,  para su propio provecho, según el decir de la Vice-Presidenta.

En definitiva, la  palabra pueblo como usos sociales del lenguaje por los políticos en la pre-campaña, nos han revelado el modo de ver las cosas de sus autores, con sus deseos de conquistar el poder o retenerlo.  Son indicadores de su sentir y padecer, la manifestación  de un idiolecto particular, una agitación del lenguaje en su modo particular de comunicar.