Creo, igual que el amigo Fidel, en la democracia, en todo el sentido de la palabra y  que aún siendo un sistema con muchas imperfecciones, es infinitamente mejor que la más perfecta y duradera de las dictaduras.

Estoy de acuerdo, igual que el amigo Fidel, en las elecciones libres donde se alterne el poder, para que una persona que se crea el único padre creador de todo un pueblo no pueda retenerlo durante decenios en su favor.

Pienso, igual que el amigo Fidel, que todas las ideologías, pensamientos, tendencias o modas  tienen cabida, por contrarias, raras o extremas que sean, siempre y cuando se respeten las normas institucionales.

Defiendo, igual que el amigo Fidel, que no se debe encarcelar por veinte o treinta años, y menos fusilar, por el simple hecho de no pensar igual que el régimen o por querer manifestar sus ideas ante los demás.

Considero, igual que el amigo Fidel, que no se debe vigilar, prohibir  ni coartar las manifestaciones de damas o caballeros por las calles llevando flores o pancartas con cualquier tipo de reivindicaciones o protestas.

Me parece, igual que el amigo Fidel, que no debe caerse en un nepotismo rampante y traspasarse el poder a ningún hermano, familiar, o líder de partido para mantener el régimen político más allá de la incapacidad o la muerte.

Estoy de acuerdo, igual que el amigo Fidel, en que no se debe elevar el culto a la personalidad a extremos de endiosamiento llenando un país de vallas, carteles o fotografías con consignas del jefe y del régimen.

Coincido, igual que el amigo Fidel, que debe permitirse la libertad de tránsito a quien quiera salir y entrar del país sin ninguna traba o cortapisa, porque es un derecho inalienable de toda persona en estos tiempos actuales.

Y  es que el amigo Fidel Soto Camarena, y yo, hemos estudiado en el mismo colegio de Moca, jugábamos en el mismo equipo de pelota y parrandeábamos juntos en tiempos lejanos de juventud, por lo que no es raro que coincidamos en tantas cosas importantes de la vida ¿O creían ustedes que a estas alturas del juego íbamos a ser  tan ingenuos como para caer en ganchos?