Ignacio Rodríguez Chiappini, odontólogo, maestro, profesor de generaciones de odontólogos de la UASD, acaba de marcharse para donde no es necesaria la anestesia en el ejercicio de la odontología.

Fue docente, coordinador de cátedra, nunca quiso ser director de la Escuela de Odontología o Decano y cuando se decidió por la Rectoría, para atender solicitudes, se juntaron los intereses más oscuros de la reacción en la UASD para impedirlo.

Fue pionero de la investigación científica odontológica en el país, propuso apoyó y participó de los congresos odontológicos, que aportaron significativamente al desarrollo de la odontología en el país.

Su consagración educativa fue tan intensa, que fue reconocido por la UASD como “Profesor Meritísimo”, máximo reconocimiento y orgullo para un profesor de esta academia a los cuales se llega por méritos y  entrega de vida como docente, investigador y ejemplo de  identificación con las mejores causas del pueblo dominicano y de la patria..

En la Escuela de Odontología Ignacio fue un líder de avanzada, símbolo de vanguardia revolucionaria.   Era la referencia de avanzada en un momento de definiciones y de luchas ideológicas-políticas en la Escuela de Odontología y en la UASD.

En el proceso más profundo realizado en la década de los 80 en la hoy Facultad de Ciencias de la Salud, el lideró a los profesores más progresistas (Tobías Genao, Erikson, Milvio, Esperanza, etc.) , (referencia de estudiantes como Bretón y “Feflas”),  en las transformaciones en cuanto al saber, la práctica y la salud odontológica, donde coincidieron ideas con el Dr. Rafael Kasse Acta, Luis Pérez Espaillat, Agustín Heredia y Dagoberto Tejeda, entre otros, cuando se produjo un cuestionamiento y una ruptura con la visión tradicional clínica-biologista de la odontología, su  privatización, la comercialización con esta profesión y se definía una propuesta social, publica, preventiva y popular de la misma en una nueva visión de formación profesional, Ignacio fue vanguardia, dirigente y vanguardia de este proceso.

Con estos cambios radicales,  en odontología comenzaron las transformaciones de la Facultad, pionera en extensión universitaria, la que provocó un impacto tan profundo en el proceso de enseñanza general en la UASD que con el tiempo el nuevo modelo docente de formación de recursos humanos generales en esta academia, consagrados en el actual Estuto Orgánico de la docencia, la investigación y la extensión, como ejes transversales, de los currículos  de esta academia.

La variable de “extensión”  fue aportada por la  Facultad de Ciencias de la Salud, donde se fundó la Oficina de Educación y Planificación (ODEPLAN) que dieron como resultado a las OPLASES de todas las facultades de la UASD, así como la Vicerrectoría de Extensión.

En este proceso de transformación, Ignacio Rodríguez Chiappini jugó un papel determinante, pero  Ignacio trascendió a la UASD y se consolidó como líder político nacional.  Fue miembro-directivo del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, seguidor y admirador  del Comandante del Decoro, Manuel Aurelio Tavarez Justo, héroe nacional, fue fundador y líder de la Unión Patriótica Antiimperialista (UPA) y miembro activo del Movimiento Patria para Todos.  O sea, que Ignacio fue un ciudadano comprometido con el país, con la soberanía nacional y con la libertad.  Estuvo siempre en las luchas por las mejores causas del país.

Ignacio, no pudo ser comprado ni amedrentado.  Sus ideas coincidían con Manolo, Fidel y el Che.  No renunció nunca a ellas.  Su comportamiento siempre fue coherente con las mismas.  Nunca surgió conflicto entre su discurso y su práctica.  Fue siempre consecuente, referencia y ejemplo revolucionario.

Para Ignacio Rodríguez Chiappini la odontología nunca fue un fin político ni para enriquecerse, sino un medio para ayudar al pueblo, para luchar por un país diferente, donde la democracia y la libertad no fueran solo propuestas, palabras huecas, vacías o una bandera y nada más, como proclamaba el poeta Héctor Inchaustegui Cabral.

Ignacio Rodríguez Chiappini es un ejemplo del odontólogo  que amó a la odontología y al país, profesional comprometido con su pueblo, que se consagró a  la construcción de una patria para todos.   Ignacio   fue un revolucionario, un patriota, entregado a las mejores causas del país.

Aunque estará presente en las páginas del pueblo, la Escuela de Odontología de la UASD debe de hacerle un reconocimiento público y un aula de la misma debe de llevar su nombre, incluso el próximo congreso odontológico debe dedicársele a él,  para  hacer justicia y luchar contra el olvido.  ¡Hasta luego Ignacio, odontólogo. Maestro y patriota!