Esta obra del escritor y preocupado por los temas de la cultura dominicana Jimmy Sierra, nos entrega la obra Idolatría, compuesta por 13 narraciones en secuencia donde nos muestra desde una escritura prolífica, compleja y poco común, una historia de la sociedad dominicana, que su memoria registra y pone en valor a partir, no solo de su experiencia personal, su niñez y juventud, sino de contextos sociales, culturales, políticos, culturales y personales, que recrean una época y momentos distintos de la vida dominicana.

Esta historia o narrativa compleja tiene como centro o eje de articulación, al personaje místico de Liborio Mateo, Maestro y profeta de San Juan de la Maguana, y sin dudas, una figura extraordinaria en la explicación y presentación de la vida y la sociedad de esta provincia y sus alrededores durante todo el siglo XX hasta hoy.

Precisamente esa grandeza tiene esta narración que se monta en un argumento espiritual para articularse en un tejido narrativo fácil y sin obstáculos estilísticos, entre lo imaginario, lo real y la ficción.

Liborio es el protagonista en esta obra de una historia que permite, desde el mundo religioso popular dominicano, explicar formas de vida, comportamientos, mentalidades y experiencias del autor y de la sociedad con cierta gracia y dentro de una madeja en que aparecen personajes reales con nombres cambiados, lugares importantes de nuestra vida cultural y social, con modificaciones de nombre, combinaciones de la vida cotidiana y los temas contados en su narrativa, con parangones y metáforas de muchos clásicos de la literatura mundial, mostrando la misma un manejo y dominio de fuentes diversas que implican una ardua labor en la configuración final de esta obra, algo realmente meritorio.

Personajes de la vida urbana o citadina de Santo Domingo, ambientes y estampas barriales de los años posteriores  al asesinato del sátrapa Rafael Trujillo, se unen con historias locales, nacionales e internacionales en un estilo fluido, donde el autor concentra la historia, la sociedad y la cultura, para explicarnos ese momento histórico, los personajes con los cuales se relacionó, y que en su momento jugaron en la construcción del proyecto de sociedad soñado por esa generación de jóvenes,  por la que el autor entregó esfuerzos, tiempo y pasión, que también compartió con otras personas como Dagoberto Tejeda, Roldán Mármol, José Duluc, Luis Díaz, Fradique Lizarzo, Nereyda Rodríguez, Servio Uribe y cuyos nombres, jocosamente alteraba, dándole esa dimensión de ficción a la narración y que me hacía reír intensamente en algunos de sus pasajes.

Números reiterados como el 13 y las Tres cruces, de la cabalística europea, pues en África la cabalística es el 7, nombres reiterados, figuras y símbolos usados con frecuencia, desde las primeras páginas como Gatagás, Teófilo y otros más pintorescos de nuestra vida urbana como Barajita, Chochueca, Cambumbo, entre otros, usados muchos hasta el final mismo de la, dando al mismo tiempo, coherencia a esta narrativa, que por momentos nos parecía dispersa.

Es precisamente en ese juego literario donde se encuentra la base de su propio guion que nos ayuda a hilvanar la calidad del mensaje que quería transmitir el autor y donde nos recreaba con sus personajes, contextos sociales, culturales e históricos y que se hace presente en su secuencia narrativa. Por tanto, este eje articulador en esta obra es un reconocimiento a la figura históricocultural de Liborio Mateo y a su movimiento mesiánico.

Idolatría es también una valoración del imaginario sagrado popular dominicano, del vudú y su protagonismo en la vida social de ciertos sectores nacionales, demostrando que el autor se adentró a ese mundo imaginario, simbólico y sagrado popular para también crear personajes, explicar situaciones y asirse de un recurso de la cultura popular para contextualizar un tejido social presente en su narrativa.

Al final el autor se revela como el motivante de la historia y en la página última de su escrito dice: “Por eso, es ahora cuando entiendo que todo este tiempo el hombre que atrapaba fantasmas había sido yo…” página 392 del libro Idolatría de Jimmy Sierra.

  1. Cometarios al contexto sociohistórico y cultural, personal y barrial del autor y la sociedad dominicana postrujillo.

La sociedad dominicana de la transición postrujillo, conoció un destape (como llaman los españoles a lo sucedido después de la muerte de Francisco Franco), inusual de su vida social, cultural, política. Nuevos sujetos sociales se hicieron dinámicos como los jóvenes y los barrios, salieron un poco de su anonimato. Como sabemos, Marcio Veloz Maggiolo y Andrés L. Mateo, entre otros, han abordado este fenómeno en su literatura, desde la mirada y vivencias que les permitió el barrio de Villa Francisca. Esta vez la experiencia de Jimmy Sierra nos viene de Villa Consuelo. Estas memorias traducidas en novelas son más que literatura, también tocan las fibras de la sociología urbana, la antropología, la política, y otras esferas del saber.

Por tanto, estos contextos sociales y culturales brindan el soporte inspirador de una narrativa reiterada en la creación del escritor dominicano que encontró en sus vivencias y la recuperación de su memoria, una oportunidad para contar contextos sociopolíticos propios de una época. Es obvio que los años posteriores al tiranicidio, fueron de gran convulsión social, de enormes experiencias para una sociedad postrada por 31 años y condenada a la ausencia y la clausura, estos escritos como Idolatría de Jimmy Sierra, son una oportunidad para extrapolar desde lo individual, situaciones sociales, políticas y de orden cultural, que nos permiten por igual conocer, cómo se vivía en la época, cómo se desarrollaba el ritmo de su cotidianidad.

Lo novedoso, y no necesariamente extraño, es cómo esta obra se monta en la figura de Liborio Mateo para contarnos muchas cosas mezcladas, en paralelos o simplemente secuenciales, en la que el autor se apropiaba de Liborio de muchas maneras: sea como eje místico, como figura mesiánica trascedente, como Maestro espiritual, como fenómeno sociopolítico, o simplemente como profeta. Esta dimensión alta alcanzada por Liborio en la narración de Jimmy Sierra es por demás atípica, pues normalmente se toman personajes pintorescos, para contar esas historias.

En estos escritos todos lo hechos son parte del guion, desde historias locales y barriales personajes, hasta acontecimientos de significación nacional, regional o internacional. Figuras públicas tratadas con roles puntuales, hechos de la historia como la Guerra de Abril, la época de Trujillo o la Revolución cubana y Fidel Castro. Idolatría, amplia en su mira, precisa en sus historias puntuales, la obra juega con la sociedad del postrujillismo, sus personajes, vida cotidiana y figuras públicas que le fueron contemporáneas, y con ficción y realidad, entrelaza historia y narrativa.

  1. Quién fue Liborio Mateo y el liborismo qué sigue siendo para San Juan de la Maguana hoy.

Liborio Mateo y su historia. Campesino de Maguana Arriba de San Juan de la Maguana, analfabeto, echa días en empalizadas del lugar, desaparece luego de que el ciclón de 1909 impactara la zona y lo dan muerto, llegando en el último día de su novenario, asumiéndose un Mesía enviado a pregonar la palabra de dios y el bien.

Desde entonces, creció su imagen adquiriendo don de la palabra, liderazgo, curando enfermos y organizando los campesinos alrededor de su culto mesiánico que además origina formas propias de vida y una cultura particular.

Enfrenta a los americanos de la intervención de 1916, cuando estos deciden desarmar la población civil y es acribillado luego de varios encontronazos, en 1922. Su culto no se diluye, pero mengua. En 1962, en Palma Sola de las Matas de Farfán, renace el culto alrededor de los Mellizos quienes recuperan de la memoria social la tradición liborista, forman un campamento y desarrollan una inusitada pasión en el mundo rural que termina con la Matanza de Palma Sola del 1962, 8 días después de las elecciones que ganare el profesor Bosch y el PRD.

Hoy el culto se mantiene trasmutado en otras expresiones religiosas de las comunidades sanjuaneras a través de: cofradía del Espíritu Santo, y la de San Juan Bautista, el vudú de la zona, y del catolicismo popular; conservando el liborismo aun seguidores y una militante adhesión de intelectuales, profesionales de clase media y gente del pueblo pobre, urbano y rural. De ahí la importancia de esta obra de Jimmy Sierra: Idolatría.