En principio, es bueno aclarar que la Perspectiva de Género no debe confundirse con la llamada Ideología de Género, la cual implica un abordaje particular de distintos grupos sobre las relaciones de género. La perspectiva de género en cambio apela a un enfoque analítico de las relaciones entre hombre y mujer, sin entrar en consideraciones particulares.
Por ejemplo, la escritora y filosofa francesa Simone de Beauvoir proponía el concepto Genero como una determinación que definía el rol a desempeñar por parte de los hombres y las mujeres dentro del espectro social, queriendo decir con ello que el Género era como aquella función que la sociedad enseñaba a las personas partiendo de su sexo y que le eran exclusivo a cada uno de ellos. De ahí que se crea que hayan trabajos exclusivos para hombres o roles particularmente femeninos en detrimento de las potenciales capacidades que una persona pueda desarrollar independientemente de su sexo.
Aquel enfoque es, de acuerdo a los seguidores de Beauvoir, un error ampliamente criticable. Considerar que hayan trabajos que le son exclusivos a los hombres o labores únicamente adecuadas para las mujeres es afectar en perjuicio de uno u otro sexo las relaciones de poder. Hasta este punto llega sin embargo aquella perspectiva, sin afectar el criterio natural que implica nacer hombre o mujer.
Para contrarrestar aquel constructo social, nació en el ámbito católico el concepto Ideología de Genero, término empleado por el cristianismo convencional para criticar los estudios de género. Movidos por la idea de que aquellas perspectivas estaban motorizadas por políticas comunes enfocadas básicamente en la destrucción de la familia y de las bases sociales tradicionales, ofrecieron una interpretación disociada de los planteamientos originales. Dicha interpretación se resume en la definición que diera Demetrio Fernández, Obispo de Córdoba, sobre la Ideología de Genero: “La ideología de género es una filosofía según la cual el sexo ya no es un dato originario de la naturaleza, que el hombre debe aceptar y llenar personalmente de sentido, sino un papel social del que se decide autónomamente.”
A la fecha, existen confusiones entre los distintos conceptos que envuelve tanto los Estudios de Género y la Ideología de Género empleada como critica del primero, sin arribarse a un acuerdo todavía sobre la manera de entender los roles sociales asumidos tanto por el hombre como por la mujer. Mucho menos se ha llegado a un convenio que resuelva los desacuerdos entre los debates periféricos que se relacionan con los estudios de género, como es el debate sobre el feminismo, los derechos de las comunidades LGBT y el reconocimiento a la diversidad sexual.
Al momento el debate está abierto y sabemos que al final dominará el criterio de los grupos que logren imponerse en el seno social.