“He desafiado a todos los sistemas: la familia, nunca obedecí a mi padre adecuadamente; siempre hice lo que quería hacer; en la escuela desafié; en las calles, desafié el monopolio de los chicos, pensaban que las chichas no podían participar; he pasado toda una vida en el desafío. No hay forma en que puedas crear un cambio significativo a menos que hagas eso”. Bella Abzug
Digo que la ideología de género no busca la equidad, es un desafío a los Valores Universales que se consideran innatos a la naturaleza humana.
En todo el país se ha desatado un gran barullo con la decisión del Ministerio de Educación de aprobar como prioridad, el diseño e implementación de la Política de Género en los planes, programas, proyectos, estrategias pedagógicas y actividades administrativas de todos los niveles, sistemas y subsistemas de la Educación Pre Universitaria. La decisión está contenida en la Orden departamental 33-2O19, emitida por la entidad educativa.
La orden establece que se propicien las herramientas pedagógicas que promuevan la perspectiva de género para la construcción de una educación no sexista entre los actores del sistema educativo dominicano. Además se otorga un plazo de 6O días para la presentación de la metodología y el cronograma de trabajo que se utilizará para el proceso de diseño de la política de género del Ministerio de Educación y el Sistema Educativo Pre Universitario.
Los pareceres de inmediato se han dejado escuchar, la mayoría de ellos en desacuerdo con la medida, con la principalía expresa de la Iglesia Católica, que considera nociva la Orden departamental del MINERD, por entender que “La política enmascara la ideología de género que desarraiga la naturaleza humana, ignora la biología, desconociendo conceptos científicos irrefutables”. De manera, que el Episcopado Dominicano hizo un Llamado a la comunidad educativa, a las familias y a toda la sociedad, “a mantenerse alerta y reclamar al Ministerio de Educación que implemente mecanismos democráticos, deliberativos y transparentes para una mayor participación en la formulación de las políticas públicas, relacionadas con la educación de sus hijos”.
Nuestro parecer es que las consecuencias de la “imposición” de la ideología de género acarrea la destrucción de la cultura, de la familia y las instituciones que trabajan en la promoción y resguardo de los valores. Recordemos que una de las acepciones del término política es la que la define como “una actividad orientada en forma ideológica a la toma de decisiones de un grupo, para alcanzar ciertos objetivos”. Es decir que estamos hablando de que lo que se trata es de imponer toda una ideología y las ideologías no son necesariamente verdades sino que son un conjunto de ideas que caracterizan el pensamiento de una persona, colectividad o época.
Desde hace algunos años venimos oyendo hablar insistentemente sobre el género, y como conocemos las acepciones de la palabra, siempre nos llega al pensamiento que al referirse a la misma, se habla del conjunto que representa la humanidad, de forma que pensamos de inmediato en el Género humano, que se divide en dos sexos. Sin embargo, en tal expresión, en los últimos tiempos, subyace una ideología funesta que persigue trastocar el significado que por siempre ha tenido la misma, convirtiendo ahora el género en algo más allá que una estructura humana bipolar, de manera que los proponentes de la ideología de género llevan a cabo grandes esfuerzos a nivel global, pretendiendo difundir todo un nuevo panorama sobre la acepción del término género.
Hablamos de un nuevo panorama tan amplio y confuso que lo hace destructivo y que lo único que persigue es poder y hegemonía, pues no promueve la equidad de género. Para comprobarlo sólo tenemos que acercarnos a la definición de género que dio la ex representante al Congreso de Estados Unidos, la extinta Bella Abzug en el año 1995, en la Conferencia de la Mujer, de Pekín, veamos: “El término género se ha diferenciado de la palabra sexo, para expresar en realidad que la situación y los roles de la mujer y del hombre son construcciones sociales sujetas a cambio”. Es decir, que como una ideología que es, representa una herramienta de control social que despoja al ser humano de su libertad, lo manipula y le crea una falsa conciencia sobre su propio ser.
Ahora los seguidores de la ideología de género pretenden que la humanidad entienda que su esencia como hombre o como mujer no son producto de la naturaleza y que tal esencia no necesariamente debe estar con ellos eternamente, sino que el género depende de la autopercepción; usted asume el género con el que más se identifique y lo cambia cuando quiera.
Visto lo anterior, advertimos que existe una gran diferencia entre la ideología de género y la equidad de género, pues esta última se refiere a todo un acervo de creencias, valores sociales e ideas referidas a la relación, valoración y oportunidades entre hombres y mujeres. La equidad de género cataloga a todas las personas, sin reparar en su sexo [género] igualitariamente, bajo las mismas condiciones, con las mismas oportunidades; pero teniendo siempre en cuenta las características específicas de cada cual, asegurándole el acceso a sus derechos.
La ideología de género entiende que deben existir múltiples identidades con las que existe obligación de reconocimiento de derechos políticos y sociales. Según sus abanderados es imperativo acatar y reconocer facultades a intersexuales, gays, lesbianas, bisexuales, transgéneros, transexuales y travestis. Incluso entienden que no debe existir la catalogación binaria de masculino y femenino, pues para ellos, el género es una construcción y no un hecho natural, por lo que exigen que se les llame “elles” y no ellos o ellas.
Nos quieren convertir nuestro mundo en un caos; para tener una idea sólo consideremos que las redes han avanzado tanto en estas teorías, que cada vez se amplían más las alternativas de género que se pueden elegir. como ejemplo, una popular aplicación de citas y de encontrar parejas llamada Tinder, ha incluido 37 identidades de género y Facebook reconoce unas 7O.
Dios no permita que esta desconstrucción nos lleve al caos y la extinción de la raza humana, constituyéndose en la Babel de nuestros días.