En 1985 el Dr. Fernando Ferrán escribió un artículo bastante documentado sobre la interpretación del ser dominicano. El artículo se titula “Las figuras de lo dominicano” y se hizo para sentar las bases de un posible diálogo con la problemática del momento: el multiculturalismo. A juicio del filósofo no era posible el diálogo con las culturas si no se definía de modo arqueológico ese sentimiento subjetivo común que es lo dominicano.
La caracterización fenomenológica de lo dominicano la realiza el autor a partir de cuatro figuras que representan respectivos niveles para abordar la identidad cultural colectiva: histórico, social, cultural e ideológico. En los cuatro niveles se destaca una “manera de representar” o bien, como dice el autor, “una perspectiva subjetiva de lo dominicano en y desde la conciencia dominicana” que nos dicen lo que hemos sido desde nuestros orígenes y determina en buena medida lo que actualmente somos.
A nivel histórico se destaca el sentimiento de orfandad como figura. La historiografía ha mostrado cómo la posición de colonia de nuestra isla estuvo marcada por el olvido o la indiferencia frente a otras colonias más ricas. Como el afán de conquista era el saqueo y no instaurar una civilización, estas olvidadas tierras se hicieron campo para la pobreza y el desahucio. La misma constitución de la República se hizo bajo el dilema de si debíamos ser protegidos por una potencia o debíamos ser independientes de toda dominación extranjera.
A nivel social la figura predominante es el criollismo barroco expresado en nuestro permanente relativismo frente al imperio de la ley y la bulliciosa informalidad con la que nos hacemos cargo de las relaciones sociales. Ya mostré anteriormente cómo aún prevalecen las relaciones primarias en contextos sociales que deberían estar dominados por relaciones secundarias.
A nivel cultural la figura arquetípica es el drama expresado en tres dimensiones concretas: en lo vital, que viene por la sensación de inseguridad que trajo el constante rompimiento del orden institucional, en lo bio-antropológico este drama se expresa en la conciencia infeliz del mulato y el deseo oficial de arianización y la blancofilia que tiene como correlato negativo la negrofobia. Lo de indio en nuestro color de piel es expresión de este drama. Por último, la dimensión de conciencia nacional expresa nuestro drama cultural en la manera en que vivimos y desarrollamos la propia identidad nacional que a juicio de notables intelectuales se ha hecho fragmentariamente.
A nivel ideológico Ferrán destaca el pesimismo tanto de élite como el popular como la cuarta figura de lo dominicano. Aquí es donde se quiebra cualquier relación con la utopía en nuestra identidad nacional ya que esta ideología es la fuente de la idea de que esta nación no tiene futuro por ser un melting pot de fracasados.
Es claro que estas figuras de lo dominicano responden a un modelo interpretativo de corte hegeliano de la conciencia subjetiva nacional. Nótese como los hechos históricos resultan ser la evidencia del modo en que nos hemos percibimos subjetivamente, por tanto, representan la objetividad de la descripción fenomenológica desde la ontologización del acontecimiento histórico.
Centrado en la caracterización de la subjetividad de la conciencia nacional, el artículo es un buen punto de partida para la sistematización del aspecto objetivo de nuestra conciencia nacional pero no ya centrado en lo que hemos sido, sino en lo que se es y se expresa en el momento actual. Esto es, cómo se expresa la cultura nacional en la objetividad del pensamiento, la sociedad y la historia actuales en tanto que reflejo subjetivo de nuestra conciencia nacional que ya no dialoga con el multiculturalismo, sino con el pluriculturalismo y la interculturalidad como desafíos permanentes no solo en la constitución de sí, sino en la constitución colectiva.
El texto de Fernando Ferrán es un esfuerzo inteligente de sistematización de la problemática de la identidad nacional que astutamente establece sus propios límites a lo que se ha percibido, al pasado, sin dar una descripción detallada del momento histórico que le envuelve su presente: el multiculturalismo.
¿En qué nos ayuda este texto? Precisamente, la identidad colectiva posee un ala permanente, una mismidad del carácter dado por lo ya-sido históricamente, que este artículo explora magistralmente.