1. En la Biblioteca Nacional. La idea tonta es que cuando estaba desde los años del Grupo Literario del Cibao, cuando residía en Bonao mi querido amigo Diómedes Núñez Polanco, Medito,   y ahora hacia el este, con otro viejo y querido amigo, Rafael Peralta Romero, Fanfo, con quien tanto hemos compartido aquí como en su Miches natal, junto a su hermano Antoliano, disfrutando en el aquel entonces humilde hogar de Los Chachases, o participando junto a Sélvido Candelaria en los Junios Festivos de la cultura michera, que bien podrían renacer, de vez en cuando iba a dar una vuelta por la institución que lleva el nombre del maestro Pedro Henríquez Ureña.

La última vez hablamos de algo que motiva este artículo: La sugerencia de que hubiera un departamento de ediciones de videos y de voces de los artistas y sobre todo de los escritores dominicanos leyendo sus textos, o hablando de su obra. Nosotros tenemos una cantidad de grabaciones en cintas y en videos de muchos de nuestros escritores, entre ellos, seis horas en Cuba, que nunca revisé. Ese material se va a perder. Y como yo, muchos otros tienen  guardadas muchas cosas que deberían aprovecharse. Sobre todo es preciso un museo de voces, una grabación de todos los actos por simples que parezcan y todo ese material disponible en la Web.

No solo eso, sino solicitar a algunos autores, que no sean mezquinos con sus obras, para luego de adquirir un espacio donde estuvieran disponibles a cualquier nauta internacional. Sobre todo de las antologías, que bien podrían motivar un concurso nacional para seleccionar las mejores, ya de grupos, ya de movimientos o tendencias, etc., y algunas nacionales, y las seleccionadas premiadas con alguna suma de dinero, pero con la finalidad de editarlas y de ofrecerlas en la Web al mundo, y así mismo historias de la literatura, para de ese mismo modo seleccionarlas para textos escolares o universitarios y darlas a conocer de la misma forma. En este caso, se incluirían los ministerios de cultura, de educación, universitarias y el Archivo General de la Nación.

Funcionarios y empleados

2. El lío de los nuevos funcionarios. Por mi experiencia en la administración pública, conozco bien la importancia de seleccionar los viejos empleados que no se deben tocar. Ellos saben, y hay que escucharlos. Parece bonito ese chapeo bajito de cancelaciones, pero, como dicen en Samaná: “nunca falta un maldito pero en esta vida”, me dicen, y me niego a creerlo, que el nepotismo siga en sus buenas, y que muchas dependencias de los ministerios están semiparalizadas por la falta de experiencias y de lo que se debe hacer, precisamente, por haber barrido con lo valioso, por la bendita política.

El virus perredeísta parece que se mantiene vivo por la desesperación empleítas, en vez de procurar otras fuentes de trabajo. ¿Cuáles? preguntarían. Les respondería con una idea muy tonta: Los partidos políticos ignoran qué son y para qué podrían servir sus militantes. Por eso se cometen tantos disparates. Sería absolutamente importante tener un censo particular de militantes. Así sabrían los que son obreros calificados, los que son esto o lo otro y sus ambiciones y sus experiencias y podrían cotejar estos datos completos con las estadísticas judiciales.

Si por ejemplo fulano de tal es barbero o sastre (y escojo estas dos profesiones porque sabemos que unos y otros resultan ser los más políticos, y como tienen contactos directos con sus clientes, sus opiniones son importantes). Empero, darle un empleo que puede ser transitorio, como todo en la política nuestra, ¿por qué no preguntarle si quisiera mejorar su salón o su taller? Naturalmente, estamos en contra del “dao”, se le facilitaría un crédito en banco para adquirir los equipos o las maquinarias que precisaría para ampliar o para mejorar sus implementos de trabajo con algunas gracias y pagos cómodos con pequeñas cuotas?

Lo mismo pensamos de agricultores; de comerciantes, los Mipymes  se encargarían.

Es decir, ¿por qué no pensar en la ayuda para el progreso familiar primero que en el empleísmo?

En los tiempos de la Era, a pesar de la dictadura, había atisbos democráticos que se han olvidado: Los pequeños jefes de oficinas cuando necesitaban un secretario, un mensajero, o cualquier auxiliar, se les pedía que enviaran una terna y regularmente escogían al de más arriba. Eso no me lo contaron, lo viví en mis años de Fiscalizador, de Juez de Paz. Empero, cuando vino la “democracia” y era Juez de Instrucción en San Francisco de Macorís, la dictadura de Partido se impuso, y me nombraban sin consultarme y creo que se sigue haciendo todavía. A veces uno se ríe de la fuñida democracia dominicana.

Por eso, muchos que no dan ni para mensajeros, son los que más gritan. Claro que necesitan, pero primero, creemos, que se debería hacer lo que sugerimos o  “becar” a muchos con el plan social, mientras se prepararan para poder servirles al país, que es lo que más se proclama y lo que menos desean esos ineptos.

Esta peculiar democracia dominicana, no es tal en la práctica, se convierte en una dictadura de partido. La pregunta de qué eres y qué hiciste, como únicos méritos, ladelatan. Los apartidistas o los miembros de otros partidos, sencillamente no existen a la hora de colocar a los que deben trabajar, así pasó con los reformistas y pasa con los perredeses, ya que todos, no importa los nombres, vienen de la misma fuente.

Peón Caminero y trabajadores. data:image/jpeg;base64,/9j/

3. La historia del peón caminero español en nuestro país.

He aquí una idea bien loca, pero que tiene palabras mágicas: Cómo arreglar las carreteras sin tener que adquirir cantidades de petróleo y al mismo tiempo tener muchos empleos y manos de obra en zonas rurales, pueblerinas y ciudadanas:

El peón caminero fue en España el encargado de cuidar a pie, del camino o carretera del estado, en cada legua, unidad de distancia equivalente a unos cinco kilómetros y medio. En España fue en el siglo XVIII concretamente en 1759 y durante el reinado de Fernando VI cuando se creó la figura del peón caminero.

Para la conservación continua e inmediata de los caminos, se hallaban establecidos en ellos y de legua en legua unos peones con el título de camineros y uso de bandolera, que están encargados de practicar en la legua que les está señalada, las recomposiciones que ocurran.”

https://es.wikipedia.org/wiki/Pe%C3%B3n_caminero

Aunque eso ya no existe, la idea es la siguiente: Como país, sea como sea, con la corrupción o lo que fuere, tenemos una envidiable cantidad de kilómetros de carreteras por todo el territorio nacional. Cuando se deterioran, como ha ocurrido en zonas rurales y pueblerinas, o en el tramo carretero de la provincia de Barahona  a la de San Juan de la Maguana,  los costos de arreglar lo dañado son tan grandes que se espera que se terminen de deteriorar para gastar en volver a asfaltar.

La idea no es lo del peón caminero, porque el elitismo pequeñoburgués de los compañeros del Partido aborrecerían ese título proletario, habría que llamarlos más o menos inspectores o o algo parecido, que estarían encargados, no de una legua, sino de largos trayectos, digamos, de tal pueblo a tal entrada, con su almacén, como en España, pero con maquinarias y materiales suficientes para que no haya un pequeño deterioro que no puedan corregir o si son graves, llamar a las delegaciones de Obras Públicas para evitar daños mayores.

A su vez, tendría el director en jefe de cada lugar, varios asistentes para barrer y acondicionar las vías, sobre todo ahora que se habla de embellecimientos de las mismas.

Faltan muchos caminos vecinales por construir, lo que supone falta de facilidades para mover la producción agropecuaria. Basta recorrer las carreteras nuevas para ver cómo paren casas confortables y pequeños poblados. Este es un país comparón: al dominicano le gusta lo bueno y cuando tiene chance, lo ejecuta.

Cerramos con la última muestra española de un almacén de peón caminero:

El ultimo almacén del peón caminero español. https://lh3.googleusercontent.com/proxy/r5ViE2FZxniUsSxZguXxNaaOFEtQqfeiPYEgVvWMYOFqO8pqi516F0j6ig92-VEieaxpcC20nm1nAwws7FUgqD1dILq6DjwK8TCKteUV_w