Con el nombre de “ideales” se denominan los objetivos, metas o intereses por los que una persona se afana al vivir su vida.
Esto que se conoce con el nombre de ideales es la representación mental que surge a través de un razonamiento.
En la psicología se entiende por ideal “algo” impuesto de afuera o un “mandato” al que “reconocemos” con el calificativo de “aceptable”.
Dice Morris Berman, historiador y matemático norteamericano, que “una idea es algo que tú tienes; una ideología es algo que te tiene a ti”.
Dentro de los ejemplos más claros y obvios que aplican a esta sentencia están, todas la religiones o creencias “explicativas” de nuestro origen y aquellas otras de cortes nacionalistas.
Claro que un ideal puede ser cualquier cosa, una carrera u oficio, el modo de vida, una actitud y hasta una aptitud. Estos se mencionan entre otros muchos ejemplos de ideales que podrían citarse.
No se desea escandalizar, pero quizás los piratas sean las personas más libres en cuanto a “tener” algún ideal. Para ellos no existe más ideal que “buscar” constante e infinitamente “el tesoro perdido”.
Los artistas, superan por mucho a los piratas, pues no atan sus ideales a esa búsqueda de lo material. Ellos “mezclan” las sensaciones terrenales con las universales.
Existe la posibilidad de que los más fuertes en no “aferrarse” a tener ideales sean los pensadores, aquellos que buscan por todas partes y sin miedo “la claridad” en medio de este misterio que es la vida.
La cualidad que caracteriza a estos últimos, los “pensadores”, es la de tener una línea similar de pensamiento, pero que por lo general al final crean sus propios ideales de forma individual. Logran llegar hasta allí después de navegar a través de docenas de libros en donde encontraron historias, de ahí vaciaron hipótesis, filosofías, y, al final algunos de ellos concluyen que "nadie sabe nada".
Me parece interesante que hayan pasado 2,500 años desde que Sócrates dijera “yo solo sé que no sé nada” y todavía sigamos dudando e inventado toda clase historias que nos den un sentido al “ideal” de vida.
Vaciar la mente de todos los ideales que la ocupan debería de ser el primer ideal de la persona que en verdad quiere encontrarse, esto debe hacer si desea sea sincero consigo mismo.
Recordemos que en la mayoría de los casos los humanos están influenciados por ideales que vienen de afuera, que no surgen de la propia intelectualidad.
Es muy cierto que existe el derecho a cuestionar, a correr riesgos despojando la mente de influencias externas y hasta a espantar todas las basuras que han pretendido meter algunos en cabeza ajena, algo que ha sucedido a través de la historia.
Si uno no es capaz de pensar por sí mismo tendrá delante de sí una amplia variedad de ideales a escoger, que “otros” confeccionaron a “su” medida para los demás.
Incluso esos "otros” ideales son capaces de persuadirlo con una recompensa de un paraíso y si eso no es suficiente llegan hasta a extorsionarlo con un infierno. Por esto ha de tenerse en cuenta lo que Lao Tse decía; “el que se domina a sí mismo es poderoso”.
Lo ideal sería que “el ideal” por el que nos lancemos esté libre de prejuicios y críticas. Que sea ligero y descargado de amenazas o premios, aunque no disfrutemos en el camino y sí al final.
Tal vez lo ideal sea que usted se pregunte y se conteste sin temor a ser castigado. Que usted se levante y corra sin dirección, que llegue donde llegue, que cese un momento en el afán sin preguntarse, ¿dónde estoy?
La intención al discurrir de este modo es que no tengamos ideales, sino ideas que armen este rompecabezas en que hemos caído y que no nos conducen a nada bueno.
Lo ideal es que nuestros ideales se renueven constantemente en busca del bienestar de todos, ¡ahora! En este mismo instante, no después de morir, cuando ya será demasiado tarde.
Sería ideal que dejara de “idealizar” ideas que terminarán creando ideales en las cabezas de algunas personas. ¡Eso posiblemente sería lo ideal!
¡Salud!