El concepto de HUMILDAD,  o las experiencias de esta virtud,  aparecen más de treinta (30) veces en la Santa Biblia; más,  aun hay múltiples  instantes donde se refiere, o se sugiere  dicha  condición de  comportamiento;  o bien,  lo que es contrario, sea: soberbia, ostentación, arrogancia, el culto personal al “yo”, que en verdad es: la falta de calidad humana de mansedumbre.

HUMILDAD es la actitud de la persona que no presume de quien es por su condición especial, por sus logros, por su ascendencia social, por su nivel académico, su fe y practica de espiritualidad, u otras prerrogativas de que dispone; más bien, reconoce sus  fracasos y debilidades, y actúa sin orgullo ni jactancia. Es una conducta, una forma sencilla de vivir y dejar vivir a otros. Es una calidad idónea de ser y comportarse. Es tener conciencia y actitud con condescendencia demostrada cabalmente.

La persona humilde es modesta y obra en bien de los demás; se preocupa por el prójimo y lo hace con sencillez de corazón, con buena voluntad y amor. Tiene reconocimiento de sus propias limitaciones y debilidades. Imita a Jesús Nazareno tomando en cuenta lo que el Señor dijo: “Aprenda de mi, que soy paciente y de corazón humilde”. (San Mateo 11: 29).

En el canto El Magníficat,  atribuido a Santa María, la madre de nuestro Señor Jesucristo, están las siguientes palabras para llamar la atención a los que ostentan poder y orgullo: “Dios  derribó a los reyes de los tronos, y puso en alto a los humildes”. (San Lucas 1: 52). Por otro lado, los autores de  epístolas, dan pautas  para que los cristianos y personas de buena voluntad, tengan conocimiento y clara conciencia de lo que es humildad, y como se vive en esa condición de excelente virtud. San Pablo escribió: “No sean orgullosos, sino pónganse al nivel de los humildes”. (Romanos 12:1). En la carta universal de Santiago, este señala esta prédica: “Dios se opone a los orgullosos; pero, trata con bondad a los humildes”. (Santiago 4:6) y I san Pedro 5:5).

Anterior a la Santa Biblia, los filósofos consideraron la “humildad como una cualidad y característica  humana que es atribuida a toda persona que se considera un ser pequeño e insignificante  frente a otros”; sin embargo, ninguno de los grandes filósofos griegos (Sócrates, Platón ni Aristóteles), reconocieron esta condición como una virtud. Santo Tomás de Aquino, en el siglo XIII y luego el filósofo alemán, Otto Bollinow, y el francés René Descartes, reflexionaron sobre el carácter de la condición de humildad, considerando que: es en verdad una virtud.

Hay  tres momentos notables en los evangelios de ejemplos de la humildad de Jesús el Cristo.   Estas son: a) El Maestro lavó los pies de sus  discípulos como preámbulo de la Última Cena, y modelo a seguir; Jesús dijo, “Pues, si yo, el Maestro y Señor, les he lavado a ustedes  los pies,  también  ustedes deben lavarse los pies unos  a  otros”.  [San Lucas 13: 1-15]; b) Esa misma noche (el jueves de la Semana Mayor) antes de la crucifixión, Jesús oró en  Getsemaní, diciendo: “Padre,  si quieres,  líbrame de este trago amargo; pero que no se haga mi voluntad, si no la tuya”. [San Lucas 22:42]; y c) Cuando el crucificado dijo la primera palabra en la cruz: “-Padre,  perdónalos porque no saben lo que hacen”. [Lucas 23:34].

En resumen, la humildad es catalogada por diversas personas, y hoy se dice que es:

Uno de los valores personales que todos debemos practicar y mejorar cada día.

Modestia que se opone a la vanidad. [Proverbios 3:17]

Hay ricos que son humildes… y también hay pobres que son soberbios.

Humildad no es sinónimo de pobreza… humildad es calidad de persona.

El secreto de la sabiduría, del poder, y del conocimiento, es la humildad. (Ernest Hemingway)

El servicio sin humildad. Es egoísmo. (Gandhi)

Humildad es: desistir de  querer tener  siempre la razón y con eso  cometer menos errores.

Donde hay soberbia, allá habrá ignorancia, mas donde hay humildad, habrá sabiduría.

La falsa humildad equivale a orgullo. (Blaise Pascal)

Cuando no hay humildad, las personas se degradan. (Agatha Christie)

La humildad no es ser pobre; humildad  quiere decir que no te crees más que los demás.

Jesús el Cristo dijo: “Tomen sobre si mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón. (Mateo 11: 29)

Se humilde para admitir los errores, inteligente para aprender de ellos, y maduro para corregirlos.

Dios se opone a los orgullosos, pero ayuda con su bondad a los humildes. (I Pedro 5: 6)

Revístanse de sentimientos de compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia. (Colosenses 3: 12).

Por lo tanto: vivan según el Espíritu de Dios y los principios éticos morales de la fe cristiana.

“El Espíritu produce amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, HUMILDAD, y dominio propio”. (Gálatas 5: 22).

Telésforo Isaac

Obispo emérito Iglesia Episcopal/Anglicana