Si partimos de la noción de que el humanismo es “cualquier teoría o doctrina de intención filosófica que intente aclarar la significación del hombre dentro del mundo, sus valores y formular un ideal en función de estos valores y esta significación.” (RIALP, 1981 )En concecuencia, nos encontraríamos con una definición abierta que admite diferentes vertientes del pensamiento a través de la historia occidental desde el siglo XV hasta nuestros días.

Con el inicio del humanismo, el hombre destaca a la Razón como actividad capaz de resolver los problemas del hombre: aquellos que se derivan de la cultura y otros de la existencia del ser espiritual, de la fe, en búsqueda de la libertad. Sin embargo, la historia demuestra que el humanismo tiene un impacto como movimiento cultural, es decir, es responsable de ser precursor de una serie de etapas históricas en el occidente, las cuales han transformado la sociedad, las ciencias y, por tanto, la percepción del hombre en sí y su entorno.

Con el renacimiento, el racionalismo, la ilustración, la Era Moderna Industrial y el Positivismo, se transforma Occidente y se afinca la percepción Europea y Occidental del mundo. No obstante, con la paz de Westfalia de 1648, se da lugar a un nuevo paradigma, dando cabida al nacimiento del Estado –Nación cuyas implicaciones en la dinámica de la comunidad tiene su influencia directa, con el concierto de Estados, el nacimiento del nacionalismo y la Comunidad Internacional unificando las percepciones burguesas protestantes y católicas romanas.

Este suceso histórico, tiene su origen con el desarrollo de la clase burguesa en la Europa del Siglo XIV, en la Italia Genovesa y Florentina, en los Estados del norte de Europa con la Liga Hanseática, en los extremos mediterráneos y mar del norte, con el intercambio comercial y la dinámica social que conlleva la interacción, el humanismo y la burguesía surgen como manifestaciones capaces de desarrollar su pensamiento, ser arquitecto de su destino, basando su actividad racional por medio de un metodología originando dos ramas de ideas: una en la naturaleza del poder y la otra, la idea de la libertad.

Tras la paz de Westfalia 1648 se origina el paradigma del imaginario de Estado-Nación y la Comunidad Internacional, sustituyendo el poder Supranacional de la Iglesia por aquél de la Comunidad Internacional regida por el Derecho Internacional Público, por medio de los tratados y alianzas; aquí también se desarrolla la evolución del derecho de gentes como derechos esenciales de la libertad ( discusiones de Salamanca, España, desde el siglo 15) que con la ilustración pasa a ser derechos de Hombre y el Ciudadano, desarrollado por los pensadores enciclopedistas e ilustrados, quienes cambiarían la percepción del estado tras las revoluciones burguesas en Inglaterra, Holanda y Francia en contra de la monarquía y en América con la formación de los estados independientes, caracterizados por su división tripartita del poder.

Esta nueva manifestación del Estado pasa a ser creadora de una identidad nacional moderna, con su propio gentilicio, pero con un costo grave: da espacio a la diferenciación étnica( aun dentro de los mismos continentes y en estados vecinos) que ha servido de Nacionalismo y no de identidad nacional, que durante el siglo XIX en Europa tras el Congreso de Berlín de 1884-1885, se concretizó la expansión Europea en África, en un nuevo colonialismo seudocientífico en el cual se justificaba la colonización como un acto “civilizador” de una cultura superior sirviéndose de una cultura inferior creando expansiones territoriales en los continentes Europeo, Africano, Oriente Medio y Oriente, que son palpables en las divisiones étnicas originarias de las Guerras de los Balcanes, Darfur, Siria, India-Paquistán. En fin, se trata de la racionalización del hombre como ser reducido a lo cuantificable es el fin de la dignidad y perfectibilidad por lo mesurable, por el estándar detrás del velo de la racionalidad del Positivismo.

Todos estos hechos de violencia suceden en la Era de la Globalización: resultante de la política de integración de Estados en bloques políticos y económicos, de la ciencia de la comunicación y el transporte ha traído consigo extraordinarios avances de las ciencias y de la dinámica política, y que contradictoriamente también nos ha hecho más frágiles con la interdependencia, donde la parcelación de los grupos étnicos minoritarios buscan independencia, donde erróneamente se apelan a los sentimientos de nacionalismo, no a través del orgullo construido por la conciencia del conocimiento, sino por el sentimiento de lo irracional, por el miedo y la exclusión, por la manipulación de la información, como sucede en algunos Estados del África y Medio Oriente.

La parcelación, no es sólo un fenómeno de minorías, ella no es ajena a la constitución de la Comunidad Internacional, hoy día los Estados actores debido a la interdependencia, no son tan claramente definidos a alinearse definitivamente a un grupo o bloque como al principio de la Guerra del Golfo, con el surgimiento de la unipolaridad con la supremacía estadounidense, o tan marcadamente diferenciados en el mundo bipolar, sino que más de 25 años después, vemos bloque regionales y subregionales, el surgimiento de decisiones de Estados Actores en la sombrilla de la Comunidad Internacional realizan acciones unilaterales respecto a la seguridad de otros Estados como sucedió con Libia, Osetia y Ucrania, y en nuestro caso particular como estado nos excluyen de foros internacionales sin poder llevar nuestros argumentos a instancias para ser oídos.

Nuestro Estado se incluye cada vez más en el contexto de los bloques económicos y políticos, es cada vez más interdependiente y, además, no se escapa del sentimiento de nacionalismo motivado por la diferenciación étnica, por la comparación cultural, al mismo tiempo que la presión realizada por la migración aumenta y nos compromete.

Es apreciable un punto de inflexión, en el Contexto Social y de las Relaciones internacionales, ya que las grandes revoluciones se originaron por la educación, por la apertura del conocimiento. Ella libera si satisface lo humano.

 

Referencias bibliográficas consultadas:

Arenal, C. d. (2008). MUNDIALIZACIÓN, CRECIENTE INTERDEPENDENCIA Y GLOBALIZACIÓN EN. Curso derecho internacional Vitoria Gasteiz, 1-88.

RIALP, E. (1981). Humanismo. Madrid .

Torrecuadrada, S. (2012). La expansion de las funciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas-. problemas y posibles Soluciones. biblioteca juridica virtual del instituto de investigacion Juridica de la Unam, 366-406.