Algunos se preguntan cuáles son las opiniones del Estado Mayor Conjunto que habita en el Pentágono. Tengo el libro de Colin Powell donde este militar nos habla de guerras, y de cómo comandar unas tropas. No es justo querer compararlo con Dwight Eisenhower que tuvo sus momentos luminosos. Lo cierto es que los Estados Unidos se han ido de Kabul.
Ahora mismo recibimos la noticia de que el último avión estadounidense había partido, poniendo fin a una guerra de 20 años. Mucha gente vio como Biden daba su explicación al por qué se iba de Afganistán. Argumentaba, de manera bastante fácil de entender, que cuántos americanos más eran necesario poner en riesgo.
No fue una guerra creada por él. En sus tuits, está claro que el mensaje era único. En el terreno, lo que ocurre allá es bastante duro: un gobierno de talibanes que uno no sabe qué hará en los próximos días. Maltratarán a las mujeres como se prevé, debido a la interpretación ortodoxa que tienen de sus escrituras?
En un documental de la DW se hace referencia clara a que Kabul, en la década de los 60’s, era una ciudad occidentalizada donde la gente se sentía feliz. Las cosas cambiaron con los problemas políticos. La reina había salido a la calle sin velo, la gente bailaba en las fiestas, y se sentían occidentalizadas. No sabemos cuál es la opinión que tienen hoy esas mujeres con relación a aquello, pero algo si está claro: este gobierno no será una fiesta.
Hay gas natural en Afganistán, así como opio en considerable importancia (un 80% del opio del mundo). En el libro de Nixon, que hunde sus raíces en los 60’s, se nos habla de un detalle bastante interesante. Cuando Alejandro Magno, cita Nixon, llegó a Afganistán y vio el paisaje, pronunció la siguiente frase: “hasta aquí llegan mis reinos por conquistar”. Se sabe también que a esta tierra fueron Tamerlán y Genghis Khan, otros conquistadores. La población vive –o vivía– del pastoreo de cabras, pero se entiende que la economía, con el correr de estos últimos cincuenta años, se haya diversificado.
La importancia es entender cómo este país será administrado en su riqueza en los días porvenir. Antes, los soviéticos impusieron su regla. Rusia tiene una importante frontera con Afganistán, y en el caso de Pakistán también es importante la frontera. En el caso de China, la frontera es bastante pequeña pero aun así son dos países que tendrán que entenderse.
Las fiestas que se hacían en Afganistán en los 60’s, que convertían a cualquiera en hippie, no creemos que las tendrán ahora. La mujer, argumentan algunos, será obligada a llevar la burka. También tendrá que salir acompañada con un hombre, ya sea el esposo o el hermano. Las medidas impuestas por los talibanes no serán sino ortodoxas, aunque se nos ha dicho que cambiarán. Ese barniz que se le quiere dar al nuevo gobierno es eso: un barniz político que muchos no están en capacidad de entender con razón.
Kabul no es hoy lo que fue en las lejanas fiestas de los 60’s. Cierta nostalgia corre por los labios de gente que pudo escapar al régimen soviético en Kabul. Hoy las cuestiones se plantean de manera evidente en torno a lo que sucederá con la economía, porque de algo tendrá que sostenerse el país. Muchos huyeron de Kabul hace muchos años. Esos pueden dar un testimonio que veremos corroborado con los que quieren salir hoy. Obama cuenta que se encontraba en la casa con su esposa y la familia cuando vio los ataques terroristas. Lo lamentó y envió un mensaje a las familias.
Hace una década, el estratega Edward Luttwak dijo en algún momento algo sobre “el placer sensual de la guerra”, un asunto que han vivido en Saigón o los militares en Kosovo, o digamos esos que desembarcaron en Normandía, para solo citar unos ejemplos. El soldado, podría argumentar este analista, se siente poderoso contra las mujeres y las poblaciones indefensas. Por esta razón, pronto habrá la sensación de que la comunidad internacional, con el vacío actual, tenga que vigilar el gobierno talibán. Gahni, que se ha hecho énfasis en su educación occidental, salió del país hace unas semanas. Salía publicado en algún lugar de la red, las imposiciones que le harían los talibanes a las mujeres. Ortodoxos, se entiende que no serán flexibles, algo que pone a la comunidad internacional en observación de lo que allí ocurra.
Hay quienes creemos que sería deseable la opinión de líderes políticos que ahora están en sus casas, escribiendo sus memorias. Me refiero a Clinton y a Bush que, según ellos, son hijos de madres diferentes. Ambos pueden darnos la opinión sobre temas que manejan demasiado bien como para no oír sus voces. Pero debo hacer la indicación sobre las memorias: ya Bush las ha escrito, lo mismo que Clinton. Deberán estar ahora en otros detalles de sus vastas experiencias de gobierno.
Lo otro tiene que ver con los organismos mundiales que tienen que ver con el manejo de conflictos porque es de entender que no se permitirá violación a derechos humanos. Algunos preguntan con singularidad: quien negocia con terroristas corre un riesgo esencial. Por esto, debemos analizar el asunto de acuerdo a la política interior de los países signatarios de numerosos acuerdos.
La postura, hay que entenderlo, de un Rumsfeld no es la misma que la de Pompeo o de Condolezza Rice. Por esta razón, auguramos que el debate en los Estados Unidos, el asunto profundo, aumentará como la espuma de la cerveza en los próximos días. Recomendamos escuchar lo que diga Blinken en lo más reciente, en su cuenta.
Ya se entenderá que habrá aquellos que digan que la decisión tomada no era la más inteligente. Otros argumentan que la información que maneja Biden le permite tomar esa y otras decisiones. Los soldados norteamericanos son testigos del desbarajuste que dejan atrás: todos lo vimos, una multitud que quería huir enganchados de los aviones americanos, en un aeropuerto repleto de ciudadanos temerosos ante el nuevo régimen.
Trump quiso negociar con los talibanes en Camp David, pero la crítica constante no se lo permitió. Ha emitido unos cuantos tuits que son dignos de leer para entender lo que ocurrirá ahora. Por su lado, ante los ataques terroristas de los últimos días, Biden dice que no serán perdonados. Hay que entender que el ritmo del país continúa en lo económico, y en lo social. Habrá que entender la postura de los organismos internacionales cuando surjan las criticas debidas y necesarias al régimen que se ha impuesto, que avanzó de ciudad en ciudad hasta tomar la legendaria Kabul.