Con la reciente situación de Haití (de la que ya me referí en artículo anterior “Unas nuevas relaciones con Haití”), los cuales definitivamente parecen no estar interesados en consumir nuestros huevos; y con la solución buscada por el Gobierno de vender las gallinas en los programas sociales, han salido algunas opiniones al respecto de que la solución era bajar el precio de los huevos para que se consuma más, y que haya una especie de "venga pueblo, venga gente".
Han habido comentarios que hasta critican a los productores por proponer el "sacrificio” de las gallinas ponedoras en “desmedro” de los pobres.
En ambas afirmaciones se comete un grave error. En primer lugar porque el sacrificio no es más que un adelanto del proceso natural de vida de la Gallina ponedora, que después de un tiempo de vida, termina en las mesas de los dominicanos/as, sobre todo para sopas. Todas las gallinas son sacrificadas finalmente, no queriendo decir que se botan, sino todo lo contrario. Eso sucede también con las vacas de leche, que cuando están muy viejitas, son enviadas al matadero. Sin embargo, hay una parte mínima de los ganaderos tradicionales (entre ellos a veces mi Papá) que le toman tanto cariño a sus vacas que a veces las dejan morir de viejas, pero no es la regla. Sucede también en la agricultura, los arboles grandes y viejos son desechados y replantados.
El segundo punto es el de los alimentos baratos. Ciertamente que cualquiera puede sentirse seducido por la idea de comprar más y más barato. Ha habido una tradición en Dominicana que ha promovido que los bienes salarios (alimentarios) se mantengan deprimidos para que así no haya necesidad ni presión de subir los sueldos.
Yo, a diferencia de la FAO (aunque no conozco como fue medido el indicador) creo que la República Dominicana Sí tiene un problema alimentario grave, no solo por la cantidad, sino también por la calidad y la baja ingesta de proteínas; por lo que siempre he luchado por aumentar el consumo alimentario de todos y todas. Los dominicanos/as debemos consumir más y mejores alimentos, y eso es el producto no de precios baratos, sino de empleos dignos fundamentalmente.
Y es que la escuela de los precios baratos (populismo) ha costado al país un gran atraso y pobreza en las zonas rurales, que han financiado a las actividades urbanas a lo largo de la historia.
Otro tema cierto es que los productos del campo siempre han estado baratos, pero no siempre llegan baratos a los consumidores.
Un huevo, por ejemplo, cuesta en este momento RD$3.00 pesos en granja, lo cual es un precio accesible. Pero ¿Cuánto vale en el comercio de la ciudad?
El populismo del malo a que estamos acostumbrados en el país de “comía pal pueblo”, es al final un arma de doble filo, contra producente para nosotros mismos, porque lo correcto es exigir ingresos dignos que permitan consumir cada vez más y mejor. Y los ingresos dependen de la producción.
Si les pedimos a los productores de pollo y huevo que regalen o vendan barato su producción, y los llevamos a la quiebra, estamos afectando el empleo, la riqueza y con ella estamos limitando nuestra misma capacidad futura de consumo. Posiblemente compramos huevos baratos, pero sólo hasta que las granjas quiebren y los importadores se adueñen del mercado.
Claro que es función del Estado (como creo que lo hará) adquirir la sobreproducción y ofrecerla a precios accesibles en sus programas sociales. Eso es en sí mismo una conquista.
Y es que los precios de los productos están establecidos por los costos de producción más el margen de la ganancia. Lo correcto no es pedir precios baratos, sino precios justos, que cubran los costos de producción, que tengan una ganancia justa, pero que tampoco se abuse del consumidor.
Estoy de acuerdo con regulaciones estatales en el área de los precios de todos los productos. Pero estas regulaciones tienen que afectar los márgenes, para que ningún eslabón de la cadena se aproveche de los otros y extraiga rentas excesivas.
Por lo que debemos luchar en la República Dominicana es por producir mucho y generar mucho trabajo digno y mucha riqueza; y también por re-distribuir esa riqueza a través de creación de empresas (PYMES) y cooperativas, con impuestos directos y con salarios justos. Los precios baratos lo único que hacen es perpetuar la pobreza.
La cultura del dao, de las funditas de Balaguer y las Cajanastas de Leonel nos ha hecho mucho daño y debemos superarlas por la generación de trabajo digo, preservación de empleos y la creación capacidades. Creo que hay ahora nuevas perspectivas y oportunidades que nos permitan superar esa visión.
Defendamos a nuestros productores nacionales, consumamos sus productos. Exijamos del Estado fomento productivo pero también una fuerte regulación para que hayan precios y márgenes justos, y trabajemos cada día más y mejor para engrandecer nuestra República Dominicana.
Pd: el martes a partir de las 7:00pm en La Multitud estaremos brindando huevos y pollos para apoyar nuestros productores. Venga pueblo, Venga gente.