Lamentablemente, en esta semana estamos padeciendo otra huelga nacional de tres días dispuesta por el Colegio Médico Dominicano (CMD), alegando incumplimiento del acuerdo entre las autoridades y los gremios de salud firmado hace apenas un año.

A pesar de que esta es la segunda semana consecutiva en que se paralizan los servicios médicos en contra de la población más pobre, el CMD ya anuncia públicamente planes para una huelga indefinida.

La opinión pública y la población están presenciando un enfrentamiento entre el CMD y las autoridades, con una alta dosis política: ninguna de las partes muestra un interés real en sentarse a revisar los acuerdos, en interés de zanjar diferencias y evitar huelgas.

Se trata de una situación de indolencia e intolerancia al cuadrado. El CMD acude a su único recurso, paralizando un servicio público esencial a la vida, mientras las autoridades no cumplen a tiempo con lo pactado sin importar las consecuencias sociales.

El libertinaje es recíproco y doblemente nocivo para el país

Por su parte, esta semana el doctor Nelson Rodríguez, director del Servicio Nacional de Salud (SNS) contratacó señalando que “en los últimos 30 años en el sector salud ha habido una especie de libertinaje, donde todo el mundo hace lo que le da la gana y sin consecuencias”.

Afirmó que “el incumplimiento se volvió una cultura”, y acusó al CMD de rechazar el cumplimiento de la jornada laboral pactada hace un año, estimulando la rotura de los aparatos de registro, como ocurrió en el Hospital Jaime Mota de Barahona.

Sostuvo que no es posible ofrecer asistencia médica de calidad con un médico que trabaje una o dos horas al día, y por eso es innegociable el cumplimiento de la jornada, para tratar “de ponerle el cascabel al gato”.

En realidad ninguno de estos problemas es nuevo, y todos lo sabemos. Gobiernos vienen y gobiernos van. Autoridades llegan y autoridades se van, dejando intacto este estado de cosas. Ambas partes firman acuerdos que no están dispuestas a cumplir, por lo que, en honor a la verdad, el libertinaje es recíproco y el mayor perjudicado es el país.

Pensando en la mayoría de la población pobre y vulnerable, única afectada por estos conflictos recurrentes, las partes deben actuar con responsabilidad y entender que los derechos implican deberes, y que por encima todo debe prevalecer el interés nacional.

Por un lado, resulta inconcebible que en adición a una corta jornada laboral, los médicos   continúen con la práctica de llegar tarde y retirarse temprano, evidenciando irresponsabilidad profesional, insensibilidad social e irrespeto institucional.

Por el otro, las autoridades deben abandonar la práctica cotidiana de atrasarse en el cumplimiento de los pagos y compromisos contractuales, en ocasiones con propósitos espurios, afectando su crédito, su credibilidad y en este caso, la gobernanza del sector salud.

Conociendo la realidad nacional, y los antecedentes de este nuevo enfrentamiento, queda claro la necesidad y urgencia de la participación de los mediadores y notables que participaron en los acuerdos gobierno/CMD de Septiembre del año pasado.

Ojalá que se depongan las declaraciones excluyentes y que se acepte retornar al diálogo a través de los mediadores y con la participación de los testigos de excepción. Y ojalá que esta vez las partes cedan y predomine el interés nacional.