Aquel 19 de abril quedó tatuado en la memoria partidaria de un PLD que hasta ese momento había brillado por el arte de barrer para adentro, contrario a otros Partidos de la oposición como, el PRD, por ejemplo.

Ni siquiera el que mejor barría para adentro, José Francisco Peña Gómez, pudo evitar en diferentes momentos las pugnas internas de un Partido que se fue fracturando en diferentes islas de liderazgos pese a que se reconocía la fuerza del sustituto de Juan Bosch.

Aquel 19 de abril no fue para nada parecido a la actitud de un enamorado iniciando la conquista de su amada donde todo le parece bien, todo le huele y nada le hiede, fíjese usted que no. Aquel abril tampoco fue la reedición de una lucha que buscaba reivindicar el liderazgo de su fundador como en el 65. Ese abril fue la sepultura definitiva del boschismo y la consolidación del danilismo y el leonelismo.

Si en un abril, el pueblo se lanzó a las calles pidiendo el regreso de su líder y el retorno de la constitución, en este abril la constitución ha sido precisamente el problema pues será modificada no por la garantía de derechos, sino porque también se creen con derecho.

Lo demás fue puro pataleo necesario para poder presionar y conseguir su parte de la tajada, que así como habría reelección presidencial se apoyara la reelección de los congresistas que a “rajatabla” se oponían a la modificación constitucional con fines reeleccionistas y por eso hoy, habla Leonel.

Respecto al apoyo de los aprestos reeleccionistas de quienes “se opusieron radicalmente” esto no será tal cual. Se apoyará a los que tengan la posibilidad real y que los números les alcancen para preservar el poder que en el Partido oficial ha creado adicción.

Esta es una de las razones por las que la palabra de un político está totalmente degradada, porque ahora me pregunto ¿Dónde meterán la cabeza quienes radicalmente presentaban oposición en todos los medios y que juraron que ni muertos apoyarían la modificación a la constitución?

Definitivamente la reelección va y todo ese pataleo fue parte de la estrategia para ganar tiempo en las negociaciones internas y externas pues, como estrategia de conseguir el apoyo de la oposición, se está proponiendo un gobierno de unidad nacional entre los tres principales partidos: PLD, PRSC y PRD. Si asumimos que esos dos partidos por sí mismos no tienen posibilidades reales de ganar de seguro se mostrarán de acuerdo porque, si bien es cierto que como candidato presidencial no son opción de poder, en el congreso tienen una gran cuota de diputados con quienes sí es posible reformar la constitución.

Si tal acuerdo ocurre esto debe enviar un mensaje claro a la oposición que encarnan una serie de Partidos minoritarios en una llamada Convergencia en la que ni siquiera tienen posibilidad real y ya existe la discusión de quién es que debe encabezar la boleta.

Entre los Partidos tradicionales están claros quién la encabezará y por eso no habrá problemas, salvo los de ponerse de acuerdo en las funciones de cada quién. Tenemos una serie de partiditos emergentes que nunca han podido ponerse de acuerdo en articular un proyecto común y por eso nunca serán gobierno.

Mientras tanto prepare su asiento para la diez de la noche porque a esa hora hoy habla Leonel.