La celebración en Santo Domingo del Tercer Congreso Internacional Hostosiano, los días 12 y 13 de agosto es un evento significativo. Es importante que el sistema de Educación Pública, encuentre en su fundación decimonona sus propios fines y medios. Rescatemos la orientación Hostosiana de enseñar a razonar en libertad, de rechazar todo tipo de dogmas religiosos o de cualquier otro tipo, de incluir la perspectiva de igualdad de género en el aula, de priorizar la ciencia y rechazar la enseñanza de creencias como verdades absolutas.
Existe un paralelismo entre la lucha de Hostos por una educación laicista con perspectiva de género en el siglo XIX, y la lucha actual generada en el congreso por el conocimiento de los proyectos de ley sobre la educación sexual en las escuelas públicas y los derechos a la salud sexual y reproductiva de la mujer.
En el presente, los devenires de ocupaciones extranjeras y dictaduras criollas, así como los fracasados intentos democráticos de los años sesenta, han dejado en el olvido las lecciones del Maestro de América, y su amor y compromiso con la educación del pueblo dominicano. El Congreso Hostosiano es oportuno, y difundir sus ponencias aún más. Precisamente ahora cuando de nuevo el Congreso de la República, dominado por el Partido Único, escucha las voces de los que quieren imponer normas sacadas del más allá.
Lo que los religiosos hoy tildan de “extranjero” son los derechos humanos de la mujer, reconocidos por todos los países que conforman la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El Vaticano no cree en esos derechos, por eso participa en la ONU como observador.
El Concordato, defendido por la Iglesia en 1963 y 1965, triunfó sobre la voluntad popular en las elecciones de 1963 y la revolución de 1965. Lo hizo con la ayuda extranjera, con la extensa importación de curas, religiosos y religiosas durante el período 1963-1965, y con la alianza con los Estados Unidos y la OEA.
Los ataques de las Iglesias conservadoras en el presente NO son muy diferentes de los ataques de la Iglesia contra Hostos en el siglo XIX. Los anteproyectos de Ley que Hostos envió al congreso fueron atacados por traer la enseñanza dominicana al siglo XIX, estancada desde el siglo XVI. Hostos asumió las consecuencias de la primera revolución de la ciencia moderna, de los siglos XVI y XVII.
España y Portugal se mantuvieron de espaldas a la revolución copernicana-newtoniana que derrumbó la filosofía y la física aristotélica (que por 18 siglos dominó el pensamiento de Europa Occidental), y la filosofía escolástica que Santo Tomás de Aquino conjugó uniendo el pensamiento de Aristóteles con el cristianismo de San Agustín en el siglo XIII. Por esta razón, la América Española se mantuvo atada al escolasticismo y se ha mantenido atrasada en las áreas de investigación y desarrollo científico. De aquí las nefastas consecuencias de integrarse a un mercado globalizado en desventaja. En el mundo del conocimiento, la fuerza de trabajo descalificada produce poco valor para salir de la pobreza.
La escuela pública dominicana surgió del mandato del gobierno liberal del Gral. Gregorio Luperón. Eugenio María de Hostos fue nombrado director de la escuela normal, y encargado de la enseñanza pública. En 1880 Hostos fundó la Escuela Normal para preparar varones para el magisterio y Salomé Ureña el Instituto de Señoritas en 1881. Esta fue la primera institución de educación superior para la mujer en República Dominicana.
La escuela normal fue laicista, opuesta a todo tipo de dogmas, incluyendo los religiosos; buscó enseñar a razonar sin presiones de ningún tipo, en libertad; adoptó los métodos de las ciencias, fundamentados en la observación y el razonamiento; su pedagogía fue práctica, usando como laboratorio los/as estudiantes de primaria del Instituto de Señoritas; incluyó la educación científica de la mujer y fue moralista. Hostos creía que la razón estaba orientada al bien y priorizó el cumplimiento del deber, la responsabilidad cívica, la integridad personal y el respeto a los derechos de los/as demás.
El historiador Roberto Cassá, en su libro Eugenio María de Hostos, el maestro (2000) afirma que La Escuela Normal se convirtió en el principal plantel educativo de la República desde su fundación, debido a que los centros de enseñanza anteriores a 1880 estuvieron “apegados a nociones tradicionalistas de la pedagogía basadas en la memorización y privilegiaban una formación humanística que no le daba cabida adecuada a la actividad científica”.
La educación laicista de Hostos fue socavada con el ascenso a la presidencia de Ulises Heureaux, el 6 de enero de 1887. La represión forzó a Hostos a abandonar el país en 1888, llevando a Chile sus actividades como Director de Educación. Su ausencia en Republica Dominicana, llevó a sus opositores a cambiar la Escuela Normal por un Colegio Central, para así introducir asignaturas que promoviesen dogmas católicos y sacar las materias Moral social, Elementos de sociología, y Economía política (Paulino Ramos, 2007 y 2008; De la Rosa, 11 de febrero de 2013).
El asesinato de Ulises Heureaux el 26 de julio de 1899 permitió el regreso de Hostos en 1900, después de 12 años de ausencia. En 1901 fue nombrado inspector general de la Instrucción Pública y, por encargo del presidente Juan Isidro Jiménez, redactó el anteproyecto de nueva Ley General de Enseñanza Pública. La ley le quitaba al Seminario conciliar todo derecho de impartir enseñanza pública, con la excepción de aquella que tuviera que ver con la formación sacerdotal y prohibía a las instituciones educativas privadas otorgar títulos de maestros.
La legislación fue presentada al Congreso por uno de sus discípulos, el diputado Pelegrín Castillo Agramonte, y de inmediato “se desató en el país toda una embestida”, parafraseando a Paulino Ramos, dirigida en el congreso por el sacerdote diputado Rafael Castellanos. A continuación presento un extracto del discurso de Castellanos en el congreso el 10 de junio de 1901, argumentando en contra de la Ley:
…”no es posible, ni puede serlo en buena pedagogía, que no haya distinción alguna entre la educación del hombre y la de aquella. La mujer necesita principalmente que la forme con todos los conocimientos necesarios para estar en buena sociedad y para funcionar como hija, esposa o madre en la casa […]. No basta la Normal para la mujer; deben establecerse antes que ésta dos escuelas más necesarias aún, que deben aumentarse con empeño: Escuela de aprendizaje, o sea una escuela de servicio domestico, arte culinario, lavado, aplanchado, cuidado de niños, etc.; escuelas cuyas ventajas no deben ocultarse a nadie; […] mostrando competencia en el servicio domestico, en el manejo de una casa de familia. Porque eso de pretender que toda las mujeres sean maestras o literatas, el olvidar que su principal esfera de acción es el hogar; y que antes de distinguirse como escritora o como institutriz, debe descollar como buena hija, como esposa completa y como madre competente en el dominio casero”.
Las ideas de Hostos sobre la mujer, no pudieron ser más opuestas a las expresadas por el representante de la Iglesia en el Congreso. En el siglo XX, son pocos los dominicanos con la lucidez de Hostos para captar la injusticia y la esclavitud que las sociedades tradicionales y conservadoras imponen a la mujer. A continuación presento citas de Hostos, del libro La Educación Científica de la mujer, de Eugenio María de Hostos, con selección y notas de Gabriela Mora (1993):
- “La razón no tiene sexo, y es la misma facultad con sus mismas operaciones y funciones en el hombre y la mujer”.
- “Ser racional, la mujer es igual al hombre; éste tiene el derecho de mejorar por el cultivo de sus facultades las condiciones de su vida física y moral ¿por qué no ha de tenerlo la mujer?”
- “[¿Quién es culpable de que no se le haya entregado a la mujer] la dirección de su propia vida? […] es obra nuestra, […] es obra de nuestros errores, es creación de nuestras debilidades; y nosotros, los hombres, los que monopolizamos la fuerza […]; los que monopolizamos el poder social […]; los que hacemos las leyes para nosotros […] a nuestro gusto, prescindiendo temerariamente de la mitad del género humano, nosotros somos responsables de los males que causan nuestra continua infracción de las leyes eternas de la naturaleza. Ley eterna de la naturaleza es la igualdad moral del hombre y de la mujer…”
- “Tengo una gata que lame, limpia, lacta y quiere y defiende a sus gatitos. He visto los transportes de alegría de una leona recién parida. La gallina tachada de cobarde por los valientes implumes de dos pies, es el más valiente de los seres…cuando se trata de arrostrar por sus polluelos el peligro. Que una mujer salvaje, semibárbara o civilizada haga lo mismo, no es virtud. Hacer lo que todo otro animal, es estar dentro de la animalidad y nada más.”
- “La mujer, como mujer, antes que amada, antes que esposa, antes que madre, antes que encanto de nuestros días, es un ser racional que tiene razón para ejercitarla y educarla y conocer la realidad que la rodea: impedirle conocer esa realidad, es impedirle vivir de su razón, es matar una parte de su vida”.