Quienes se ensañan, quienes agreden a los inocentes, quienes buscan satisfacerse con el mal, olvidan un detalle importantísimo: los niños crecen.
La historia ya no será igual. Unos se guardarán sus traumas terribles, otros hablarán y acusarán a los violentos y enfermos que los enfermaron y ya no habrá escapatoria en el silencio y la complicidad que aporta el miedo.
Una investigación académica del 2017-“Incidencia de Violencia en adolescentes de 13 a 15 años en las escuelas públicas del sistema de educación de la Republica Dominicana”, tuvo hallazgos importantes sobre el problema, ahora complicado por las escenas explicitas de Internet cuasi libre en las que los niños, niñas y adolescentes buscan una educación sexual inapropiada para su edad, sumado a ello el auge de los drogas, la reclusión por la pandemia y otros factores, (aunque esa parte no consta en el informe).
La cuestión a formular es, después de apenas cuatro años, ¿qué ha cambiado desde ese tiempo hasta este ahora convulso y algo caótico?
Muestra, en el capitulo “violencia sexual”, que los tipos de victimización reportados bajo el tema de violencia sexual consistieron en violencia sexual por personas adultas conocidas o desconocidas, violencia sexual por parte de un par, intentos de violación o su consumación, la exposición a genitales, exhibicionismo, acoso sexual, violación infantil.
Citan los autores-Henry Parada, Ana Leticia Ibarra, Rafaela Burgos y María Elena Asuad- que según las estadísticas, en promedio, aproximadamente” el 10 por ciento de la población encuestada reporta algún tipo de abuso sexual”.
El diecisiete por ciento de los y las adolescentes indicaron que se sintieron mal debido a comentarios sexuales que se hicieron acerca de ellos-ellas, seguido por el 12 por ciento que fueron forzados-as a observar a alguien revelar sus genitales.
Dentro del 10 por ciento que dijeron haber experimentado algún tipo de violencia sexual, entre el 6 y 0 por ciento describieron que habían tenido relaciones sexuales o habían sido tocados en sus partes íntimas por una persona adulta.
Dentro de este mismo rango de porcentaje, hay adolescentes “quienes han sido forzados-as a realizar una conducta sexual, o han experimentado que alguien les obliga a situaciones sexuales”.
La investigación multidisciplinaria de 186 páginas afirma que ”desagregando los datos por sexo y tipo de victimización, se revela una tendencia estadísticamente significativa, con el 18 por ciento de los masculinos reportando haberse sentido mal por comentarios sexuales hechos sobre ellos-as”.
Los estudiantes masculinos reportaron una mayor incidencia de la actividad sexual (12%), comportamiento sexual forzado por sus pares (10%), junto con el sexo con personas adultas.