En noviembre recordamos dos grandes temas, el mes de la familia y a la vez el mes donde se implementó el día internacional de la no violencia contra la mujer, el 25 de noviembre, en memoria de las heroínas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal.
En esta ocasión, quiero retomar el tema de la familia y presentar una reflexión en este sentido, consciente, de que casi siempre escribo haciendo énfasis en el papel de los padres y las madres, esta vez quiero escribir haciendo un subrayado en el papel de los hijos e hijas con relación a sus padres, rol que todos y todas realizamos, pues es probable que no seamos padre ni madre, sin embargo, todo nacido es hijo o hija.
Tomamos como referencia el libro del Eclesiástico, y lo que nos sugiere en torno a la relación con los padres por parte de los hijos e hijas.
Deberes de los hijos. Eclesiástico 3, 1-16
1 Hijos míos, escúchenme a mí, que soy su padre;
sigan mis consejos y se salvaran.
2 El Señor quiere que el padre sea honrado por sus hijos,
y que la autoridad de la madre sea respetada por ellos.
Es un llamado para todos los hijos, el poder mirar con admiración y consideración a estos seres que fueron utilizados como canal para que podamos venir a este mundo, siendo así, no importa quién haya sido el padre o la madre, o como ha sido su comportamiento, pues lo más importante es, que han sido los canales para tener el mejor de los regalos, que es la vida misma. Y sabemos que muchas personas guardan dolor con sus padres, sin embargo, poder mirar la vida como tal, puede mitigar ese dolor.
3 El que respeta a su padre alcanza el perdón de sus pecados,
4 y el que honra a su madre reúne una gran riqueza.
El respeto y la honra a los padres ocupa el cuarto mandamiento de la ley de Moisés, y grandes religiones coinciden con este mandato, centrando allí la abundancia y la prosperidad que recogen los hijos e hijas.
Este es uno de los puntos importantes de la terapia sistémica y genealógica, donde se sostiene que, la prosperidad en la vida, viene dada por la sana relación con la madre, y el éxito en general viene dado por la buena relación con el padre. De tal modo, que esta propuesta de honrar a padre y madre también es avalada por la ciencia.
5 El que respeta a su padre recibirá alegría de sus propios hijos;
cuando ore, el Señor le escuchará.
6 El que honra a su padre tendrá larga vida;
el que respeta a su madre será premiado por el Señor.
7 pues obedece a sus padres como si fueran sus amos.
Buena y larga vida viene a los hijos por el amor y la honra a los padres, además de esto, todo lo que un hijo o hija hace con sus padres, es un ahorro que está haciendo, y es lo que sus propios hijos harán con él o ella.
Si quiere ser honrado por tus hijos, es necesario enseñarle como se hace, y esto se enseña con los propios padres en el día a día.
8 Hijo mío, honra a tu padre con obras y palabras,
y así recibirás toda clase de bendiciones.
9 Porque la bendición del padre da raíces firmes a una familia,
pero la maldición de la madre las arranca de raíz.
Optar por la bendición y la gratitud en la vida, es un buen camino, abre puertas, crea canales de bienestar, restaura heridas emocionales y sana herencia de maldición ancestral. Por ello, es muy bonito contar con la bendición de los padres y el permiso para hacer algo bueno con la vida recibida.
10 No te sientas orgulloso viendo a tu padre pasar vergüenza,
pues esto no es ninguna honra para ti.
Si en algún momento y por lo que fuera se ha tenido alguna diferencia con los padres, algún dolor, crisis o conflicto, quizá es tiempo de retomar de nuevo el camino y volver la mirada hacia ellos, quizá dieron lo único que tenían.