Con orgullo y solidaridad he leído la carta abierta que la Asociación de Jueces y Juezas de la República Dominicana, ha remitido al Procurador General de la República, con motivo de los sentimientos que le provocaron a ese funcionario, una decisión jurisdiccional  dada por un tribunal colegiado.

Orgullo porque actuando en defensa de su honor y dignidad, la Asociación de Jueces y Juezas de la República Dominicana, han respondido con elegancia, discernimiento, buen gusto y fundamentos jurídicos a enfrentar una situación que ya se ha convertido en un lugar común en boca de funcionarios del Poder Ejecutivo, como es el Procurador General de la República, que no ha sido el primero en hacerlo pero que esperamos sea el último.

Orgullo porque finalmente, los jueces que están constreñidos por mayores exigencias que los demás ciudadanos, han alzado su voz  para poner un alto a una licencia generalizada que socava los fundamentos mismos del Estado de Derecho.  Y han decidido hacer como asociación lo que el cuerpo judicial entero debió haber hecho hace años.

Licencia  que es  además,  la manera más fácil de escurrir el bulto de la propia responsabilidad, atribuyéndosela a aquellos para quienes se estipuló que “solo hablan por sentencia”

Solidaridad con los jueces que cargan con el inmenso fardo de hacer justicia en medio de precariedades económicas, intelectuales, sociales y que por la naturaleza misma de sus funciones que es la de decir el Derecho, no pueden obviamente complacer a todo el mundo. Y que aún en medio de la vorágine de los intereses que se enfrentan en sus tribunales, tratan de sacar la paja del polvo.

Solidaridad porque habiendo ejercido la profesión de abogada durante muchos años y habiendo sido profesora también durante largos años he estado muy cerca de los miembros del Poder Judicial a todos los niveles y de los miembros del Ministerio Público viviendo junto con ellos todo el transito de la Justicia en los últimos años, las oportunidades de hacer un Poder Judicial fuerte e independiente y la lastimosa pérdida de ellas por motivos ajenos al buen funcionamiento de la Justicia.

Está bueno ya que la sociedad toda, en particular, los abogados y los miembros del Poder Ejecutivo dejen de  escudarse en las pretendidas faltas de la Justicia para justificar su incuria y sus fracasos.

El ejemplo que acaba de dar la Asociación de Jueces y Juezas de la Republica Dominicana, es un aldabonazo que debe resonar en la conciencia de todos los jueces y que contribuirá como dice la Asociación a “crear ciudadanía y a fortalecer la imagen del Poder Judicial y el Estado de  Derecho, cuando las criticas a las decisiones judiciales se orientan al cuestionamiento de sus fundamentos, partiendo de las razones de hecho y de derecho que puedan haber sido adoptadas por los jueces para justificar lo decidido.  Sólo estas pueden poner a la opinión pública como destinataria del mensaje de la critica, en situación de saber, al margen de toda pretensión de conveniencia política o de interés particular, si lo decidido responde en Derecho a lo justo y lo correcto.”

Saludo con orgullo, alegría y solidaridad  ésta defensa del honor y la dignidad de jueces que buena falta nos hacía.