… nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas: doblan por ti/John Donne
Tras la celebración de elecciones generales, la República de Honduras se encuentra sumida en una profunda crisis política originada en la ambición continuista del presidente Juan Orlando Hernández y sus socios.
El informe de observación de la OEA subraya las causas efectivas de la crisis hondureña: “La falta de garantías y transparencia, así como el cúmulo de irregularidades, errores y problemas sistémicos que han rodeado este proceso electoral, en su etapa previa, jornada electoral y etapa post electoral, que como corolario no permiten a esta misión tener certeza sobre los resultados”.
Hoy Honduras se encuentra a orillas de un quiebre, de un desborde de los ánimos que pudiera multiplicar a la enésima potencia las pérdidas causadas en vidas humanas en propiedades privadas y públicas.
En Honduras, como aquí, está prohibida constitucionalmente la reelección presidencial, pero allá, como aquí se pretende, fueron desbordados los esfínteres de la legitimidad para que el presidente fuera candidato.
Se usó allí lo que dice Jorge Subero Isa que podría hacerse para que Danilo Medina sea candidato de nuevo: Que Milton Ray Guevara y compartes emitan una sentencia reivindicando el derecho del gobernante a elegir.
En ese esquema, que denomino un tecnicismo bastardo para levantar el alambrado de la legitimidad e intentar forzar una repostulación de Danilo, se privilegiaría el derecho de un hombre sobre las prerrogativas del resto de las y los ciudadanos, garantizados por la Carta Magna.
Pero sea cual sea el vericueto a utilizar en el intento de repostular a Medina o postular a un paniaguado, el continuismo necesita contaminar las elecciones internas de los partidos, con el fin de sumarse fuerzas que no obtendría por medios legítimos.
Para eso es preciso intervenir las primarias de los principales partidos con los votos del clientelismo, forzosamente pro gobierno, en que han convertido la asistencia social oficial.
Políticos, leguleyos, saltimbanquis, y “conversos reclutados por Danilo” realizan una campaña de opinión pública tratando de pintar derecho lo torcido, para lo cual cuentan con el poder mediático de la estructura de Comunicaciones del gobierno y quienes sirven a su propaganda de mala ley.
Al decir del diputado Juan Carlos Quiñones (PLD-Puerto Plata), la mayoría de los senadores de su partido que apoyan el método de primarias abiertas lo hacen a cambio del “sobrecito”, y los juristas postulantes fueron comprados o beneficiarios de grandes contratos, de igualas, cargos en el Estado, etc., gente que opina por conveniencia y no por conciencia o que, como los monos, bailan por la plata.
Todo un concierto advierte con tiempo suficiente que un intento continuista de imponer las primeras abiertas puede someter al país a un ambiente de crispación e inestabilidad políticas que ni los ciudadanos de a pié, ni los empresarios ni el país y su economía necesitan.
Mientras tanto, y a propósito de las primarias abiertas y su sórdido y peligroso laborantismo, miremos hacia la caldera de presión política y social en que la ambición continuista tiene sumida a Honduras.