“No somos seres humanos viviendo una experiencia espiritual, somos seres espirituales viviendo una experiencia humana”. Pierre Teilhard de Chardin.
La Espiritualidad es algo esencial en el Ser Humano. Lamentablemente se tiende a desconocer su importancia. El descuido de lo espiritual puede explicar gran parte de las carencias y dificultades que experimenta actualmente la Humanidad.
Normalmente las definiciones utilizadas no explican bien qué es la espiritualidad. Podría decirte que la espiritualidad es nuestra capacidad de conectarnos con realidades que están más allá de la materia. Pero tenemos que comprender los conceptos de inmanencia y trascendencia. Para hacértelo fácil, utilizaremos un ejemplo: la bandera nacional es el símbolo de la agrupación de personas con quienes compartimos historia y geografía, y reconocemos vínculos importantes (trascendencia). Sin embargo, si solamente observamos el valor material de la bandera (inmanencia), sería solamente un trapo con unos colores en un orden determinado.
Los animales y los humanos más primitivos reconocen fácilmente el valor inmanente de las cosas, pero captar el valor simbólico o trascendente es una cualidad humana superior.
Los símbolos están presentes en todas las religiones y son elementos que nos permiten transportarnos a realidades muy superiores.
Necesitamos el símbolo por nuestra dificultad para comunicarnos con nuestra realidad interior. Tenemos todo un mundo oculto al que llamamos inconsciente. E incluso se ha hablado del supraconsciente o niveles mentales superiores, que los ateos consideran que es la fuente máxima del conocimiento y los creyentes imaginan como nuestra área de comunicación más directa con Dios.
Un ejemplo desde la Medicina: Actualmente sabemos que tu mente tiene la capacidad de controlar casi cualquier enfermedad. Una “orden” tuya podría hacer secretar los neurotransmisores necesarios para iniciar funciones del tipo que se requiera, restableciendo tu salud. Incluso curar el cáncer. ¿Por qué eso no sucede? Porque no tienes control de ti mismo. Nos auxiliamos con medicamentos, que a menudo sólo mejoran o controlan nuestra enfermedad, sin realmente curarte. Podrías pasar toda tu vida enfermo, pero mueres más viejo. Muchos médicos consideran satisfactorio que no estés sano, mientras tu enfermedad esté controlada. Pero aunque podría ser una realidad evitable, no hemos dedicado el tiempo suficiente para aprender a activar nuestras facultades mentales. Tu espiritualidad es el elemento de enlace con esos planos que maneja el inconsciente, pero que conscientemente no alcanzas.
Has perdido mucha capacidad de concentración y tu mente es tan inestable como “un mono borracho”. Afortunadamente tu inconsciente no te hace caso, porque en el momento en que dijeras: “me quiero morir”, no tendrías ni que repetirlo. Tus emociones son una puerta, que puede abrir o cerrar algunas potencias.
La espiritualidad es tan necesaria, que incluso sistemas políticos que han intentado eliminar las religiones, prácticamente han tenido que crear una religión. En la revolución cubana, Fidel Castro representaría al sumo pontífice, Dios sería La Revolución, el Che Guevara: un mártir, la Plaza de la Revolución: un lugar sagrado, La Hoz y el Martillo un símbolo, etc.
El nazismo, pareció casi una secta religiosa, por la cantidad de símbolos que usó.
El posmodernismo nos ha mostrado una inconsistencia social que se manifiesta por la superficialidad y la falta de compromisos, lo que Bauman denominó modernidad líquida. Aunque parecerían posturas cómodas o convenientes, la falta de espiritualidad que está de fondo, puede ayudar a explicar las crisis individuales y sociales que estamos viviendo.
A través de este conversatorio, estaremos trazando pautas que te ayuden a restablecer ese contacto contigo mismo. Aunque a veces tratas de no pensar, es indispensable que lo hagas. No posees mejor instrumento que tu propia mente y es incalculable el valor de la espiritualidad para lograr su mejor funcionamiento. Si estás en algún grupo espiritual, aprovecha el apoyo que te brinden y aporta lo que sientas que haga falta. No te preocupes, no tengo autoridad para criticar el camino que hayas elegido. El Mundo está cambiando y lo sabes, pero si crees que podrás seguir siendo la misma persona, te quedarás fuera. Éste es uno de los llamados que recibirás.