En la papelería constituida por Emilio Rodríguez Demorizi encontramos la clave de una vida dedicada a la investigación en archivos, bibliotecas nacionales y extranjeras y fondos individuales o públicos; fondos bibliográficos institucionales y otros que conducen y a la vez permiten reconocer momentos, estructuras y particularidades historiográficas e historiológicas de verdadero interés para el investigador y el estudio de la identidad institucional, cultural y política dominicana.
Se puede entender el hispanoamericanismo de Emilio Rodríguez Demorizi como el fundamento de una escritura y producción intelectual, ambas reconocidas como norte individual y posibilidad crítico-histórica. Sabemos hoy que obras como Música y Baile en Santo Domingo (1971), Pintura Escultura en Santo Domingo (1972), Del romancero dominicano (1979), La imprenta y los primeros periódicos de Santo Domingo (1944) 1973, 1985), constituyen hoy un campo de conocimiento e información de estimable significación para investigadores, historiadores, anotadores de textos históricos, filólogos, críticos de arte y críticos institucionales.
Los tres tomos que conforman las útiles y necesarias Relaciones históricas de Santo Domingo (Vols. 1, 2, 3, (1942, 1945, 1957), indican un ámbito direccional de la historia dominicana en su concepción lineal y ante todo, en su concepción del movimiento sociocultural dominicano. Pero aun dentro de lo lineal, lo progresivo y lo contextual, el escrito historiográfico e histórico-crítico puede caracterizar la idea de una historia constituida por otras historias transversales y horizontales de la República Dominicana.
Las líneas vinculares de una historia cuyos ejes de base son: el concepto de nación, el concepto de tiempo y el concepto de espacio prometen en la investigación direccional los puntos de opacidad y transparencia justificados por lo que se ha concebido como historia nacional y, principalmente, como “Historia de Santo Domingo”. Se trata de momentos ligados al régimen de vida, identidad y cultura que definen un pueblo y a la vez orientan los elementos y actitudes de un cuerpo histórico y social marcado por los signos, imágenes y trayectos de una identidad y un espacio institucionales.
La historia del escrito histórico en República Dominicana solicita en muchos casos revisiones necesarias. Aún con el alcance de una obra como ésta, el autor, historiador e historiógrafo Emilio Rodríguez Demorizi merece una lectura despojada del concepto de autoridad que éste tiene, y, sobre todo de la merecida admiración de que goza este intelectual en el país y fuera del país.
Debemos admitir que aún con todo el aporte de esta historia compilada o narrada por Emilio Rodríguez Demorizi se debe preparar una revisión por casos, temas y complementos informativos, para de esta manera atender los problemas, líneas de base, cardinales y procesos de síntesis en el arqueado intelectual e histórico de la República Dominicana. Lo que conecta en contexto y dato es precisamente el fechado, lo cronológico, los síntomas de la sociedad y la cultura de los signos políticos, históricos, económicos y culturales.
El ordenamiento de algunos documentos, puestas en escenas históricas, textualidades historiográficas y estratégicas merecen ser observadas para los fines de investigación y extensión de las mismas. Los tiempos y espacios de una concepción jurisdiccional de la historia como producto y valor conducen a vertientes activadoras del sentido histórico y su comprensión.
¿De qué manera se ha utilizado la obra historiográfica e histórica de Emilio Rodríguez Demorizi en República Dominicana y el Caribe? ¿Cómo se ha comportado el uso crítico a propósito del cuerpo de textos y documentos como materia histórica y referencial en la investigación histórico-social? En la actualidad, es común en los trabajos de historia social, diplomática, cultural y literaria, entre otros, incluir citas del corpus llevado a cabo por Emilio Rodríguez Demorizi. Pero la cita que muchos estudiosos o sociólogos hacen de sus obras son solamente justificadoras de una información, sin que las mismas se hagan tomando en cuenta el elemento direccional del corpus historiográfico o historiológico. El uso intelectual de Emilio Rodríguez Demorizi en algunos marcos históricos o informativos, sólo aspira a justificar una cita tomada de sus obras como punto y materia de autoridad y no como apoyo histórico-crítico real y funcional.
La colección de Documentos para la historia de la República dominicana (Vols. 1, 2, 3, 4), constituyen una compilación y ordenación de cartas, sentencias, proclamas, discursos de Pedro Santana, José María Imbert, Felipe Vásquez, Manuel Jimenes, Ramón Franco Bidó, Manuel de Regla Mota, Pedro Florentino, Manifiesto de la Revolución de 1857, Buenaventura Báez, A. Abad Alfau, (Vol. 1); Manifiesto del congreso, Sentencia de la Comisión Militar del 25 de enero de 1848, Proclama de Jimenes a los dominicanos en mayo de 1894, Comunicación del Cuerpo Consular al presidente de la República; Comunicación del arzobispo de Santo Domingo al Presidente de la República el 19 de mayo de 1849; Pronunciamiento de La Vega el 21 de mayo de 1849; Comunicación del Cuerpo Consular, residente en Santo Domingo, al Presidente Jimenes; Comunicación del Presidente Jimenes al general Santana el 24 de mayo de 1849; Oficio del general Santana al Cuerpo Consular el 28 de mayo de 1849; Proposiciones hechas al general Jimenes por medio de los Sres. Cónsules el 28 de mayo de 1849; Convención concluida entre el general Jimenes y el general Santana por la intervención del Cuerpo Consular el 29 de mayo de 1849; División de la Presidencia, hecha por el general Jimenes el 29 de mayo 1849, y otros (en Vol. II). Toda esta documentación relativa a los hechos políticos de la Primera República y la Segunda República sirven de referencia para establecer parámetros en cuanto a la interpretación de la historia dominicana desde 1844 hasta 1865 en los dos primeros volúmenes de Documentos…( Op. cit.)
En el tercer y cuarto volúmenes de Documentos… encontramos selecciones variadas de escritos, cartas, relatos y estimaciones políticas de la Chancillería Británica (1843-1855); El emperador Souluque y su imperio de G. D. Alaux (M. Raybaud); La República Dominicana y el Emperador Souluque de Britanniucus (T. S. Heneken) y La Hispaniola + Haití – Santo Domingo escrito por e. Bathurst en 1851. Estos escritos, cartas y relaciones que conforman el tercer volumen, indeterminado o probable con respecto a lo que eran Haití y República Dominicana entre 1844 y 1851, solicitan lecturas estratégicas para la interpretación y la comprensión de las diferentes formaciones socioculturales dominicanas.