Dentro del Sistema Democrático no debe causar sorpresa que cualquier ciudadano, en el pleno disfrute de sus derechos civiles y políticos, aspire a una posición de libre elección del pueblo. Así lo consagra nuestra Constitución: derecho a elegir y ser elegido. Este derecho, corresponde con mayor razón, cuando se trata de un político por vocación, como el Ex-presidente Hipólito Mejía. Una candidatura presidencial no se regala ni se le lleva a la casa a nadie, a pesar que algunos empresarios de la política, la arrebaten, la impongan o desearían comprarla como simple mercancía, si se la venden. Esta debe ser competitiva.

Haciendo uso de un derecho constitucional, Hipólito Mejía ya oficializó sus legítimas aspiraciones para competir como lo establece el juego de la democracia: una convención en el Partido Revolucionario Moderno (PRM). Algunos desearían que Hipólito Mejía no aspire, pero resulta que en política, los espacios se ganan trabajando y compitiendo en buena lid. Y, como se dice popularmente, lo que es igual no es ventaja.

Me permito decir, que los que se oponen a que el PRM y la Convergencia para un Mejor País lleguen al Palacio Nacional, ya iniciaron su campaña, tratando de descalificar al Ex Presidente Mejía. Quienes escriben gratis, por encargo o alquilan su pluma, manipulan datos, informaciones, especulan y crean escenarios apropiados a los intereses que representan. Parte del trabajo es antagonizar las principales figuras políticas del PRM, tratando de “recrear” al odioso e indeseable pasado, cuando prevaleció la traición y manejo de la política como simple mercadería, exhibida y ofertada al mejor postor en la plaza pública.

Sin embargo, tanto el Ex-presidente Hipólito Mejía como el Lic. Luis Abinader, han tenido el acierto político y el compromiso social de mantener la esperanza de un pueblo que desfallece y languidece, mediante sus incansables esfuerzos sembrando esperanza en todo el territorio nacional e internacional. Sus enemigos, pretenden presentarlos como “adversarios”, cuando la realidad,  son redentores.

La convención, es un proceso imprescindible para dejar atrás las negociaciones al margen de las bases partidarias. La convención polariza, concientiza, promociona, redimensiona, radiografía lo que el PRM quiere y ofrece a la nación al tiempo que potencializa su aceptación popular y, legitima sus candidatos, entonces ¿por qué satanizarla?

A los que pregonan y dicen se preocupan por el país, deben identificar a los enemigos del cambio, que son los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y sus representantes. Por tanto, hacemos un llamado a los que queremos un mejor país, identificar nuestros verdaderos enemigos, porque Hipólito necesita de todos, pero todos necesitamos a Hipólito