El intelectual francés Jean Baudrillard, un continuador de los estudios de Marshall McLuhan, el creador del concepto Aldea Global por los efectos extraordinarios de los medios de comunicación; nos habla de la Hiperrealidad, vale decir, que la frontera entre realidad y representación se ha desmoronado y ya no podemos separar las representaciones de la realidad.
Lo que nos quiere dejar dicho Baudrillard es que las representaciones en los medios son de hecho parte del mundo hiperreal y no pueden verse como algo separado de éste, "la Hiperrealidad es un mundo cuya última garantía de autenticidad y realidad es que salga en la televisión o en otros medios, para ser más real que la realidad".
Es el paradigma mediático que convierte a personas, en personajes sin mensajes; que hace exitosos a personas vulgares y sin contenido, y que gente extraordinaria que con su accionar de la vida cotidiana hacen con sus decisiones que la vida tenga realmente sentido, personas brillantes que no están en la hiperrealidad, no sean importantes. Es el "¿quién es ese?, ese no lo conoce nadie"; sin darnos cuenta que el mundo se desliza a nuevas formas de interactuación social. Ayer, el medio era el mensaje; hoy, la red es el mensaje, como nos dice el sociólogo español Manuel Castells.
Para Jean Baudrillard "los medios de comunicación están por todas partes, se crea realmente una nueva realidad, en la que se conjuga la conducta de la gente y las imágenes de los medios de comunicación. El mundo de la Hiperrealidad se construye mediante simulaciones, imágenes que sólo toma su significado de otras imágenes y que, por tanto, no se basan en una realidad externa".
En esta Campaña Electoral los partidos que gozan de mayores privilegios económicos-publicitarios están haciendo de la teoría de Baudrillard su modus vivendi y modus operandi, a través de un verdadero imperialismo de las encuestas. Es como dicen los jóvenes de ahora: nos están mareando; como queriendo decir, nos venden un sueño, distorsionando la realidad; tratando de hacer la mezcla de lo real, que es lo suyo, con la realidad.
Una lectura alternativa de la hiperrealidad de la Campaña Electoral, puesto que no somos receptores pasivos ni damos como cierto todo lo que sale en los medios de comunicación, es que en las elecciones del 20 de Mayo nadie gana en la primera vuelta, a menos que no sucedan acontecimientos sociales y políticos tan trascendentales que favorezcan a un determinado candidato. La política, vista como una intensa actividad de la vida social, cambia a menudo en una sociedad, en el juego de las preferencias por múltiples factores de la subjetividad humana, a veces, sin que haya fenómenos concretos y tangibles que nos permitan objetivizar los cambios de percepciones y comportamientos.
Un amplio segmento de la población anhela con inusitada ansiedad la próxima publicación de la Encuesta de Gallup/Hoy; la cual se está convirtiendo cuasi en la única firma profesional que hace que lo real y la realidad concurran de manera simultánea, en cada entrega y en ese instante en que tuvieron lugar.
Como señalan Ismael Crespo, Antonio Garrido y Mario Riorda, en su libro La Conquista del Poder "…la democracia implica una relativa volatividad de la voluntad del elector. Es decir, en democracias liberales las lealtades electorales son efímeras, ya que el elector decide su voto con base en una serie de circunstancias, coyunturas y referentes, los cuales son generalmente dinámicos. La cultura política, la experiencia con pasados gobernantes, la militancia o no, una formación política, el carisma y honorabilidad de los candidatos, la imagen de los partidos políticos, el nivel educativo, las plataformas programáticas, la historia familiar, la situación laboral y salarial, los intereses en juego, la creatividad de las campañas, el esfuerzo proselitista y el grado de conflictividad social, entre otros, son factores que influyen en la orientación del voto del elector".
La sociedad dominicana, sobre todo a través de la sociedad civil organizada, deberá exigir una campaña electoral a los partidos políticos que exprese los temas más cruciales y cardinales de la misma; que no sinteticen el abordaje de la problemática de la sociedad; que nos singularicen el qué y el cómo. Como sociedad debemos de exigir lo que los actores políticos prefiguran para el futuro. No deseamos una pantomima del pasado, no queremos trillar el camino del ayer, pues una sociedad no encuentra su verdadera gloria con la mirada en el pretérito, sino con la antorcha fluorescente del futuro.
Tenemos como sociedad que conminar y evitar una campaña electoral negativa que degenere en una violencia política, en medio de una crisis de la seguridad pública como resultado del auge de la violencia social y la violencia íntima. Se vislumbra una fuerte campaña electoral negativa y hasta la mentira más abyecta y la calumnia, correrán como espacios sin escollos hasta el 20 de Mayo. En medio del arrebañamiento electoral, las voces e instituciones de la sociedad tienen que jugar el rol estelar de neutralizar los flujos que drenen las energías positivas del pueblo dominicano.
Más allá del adocenamiento y la plasticidad que toda campaña electoral trae consigo y del espectáculo que encierran, sobre todo, en la era del paradigma mediático, es papel vital que la sociedad civil reclame la necesidad de que se nos hable de cómo podemos ser mejores hoy y mañana.
En fin, en medio de esta campaña electoral, la sociedad precisa y amerita decantar, separar la paja del arroz y el trigo de las cizañas, la verdad de la marea; o, como nos dice Rodrigo Borja "… la apariencia se sobrepone a la realidad, la verosimilitud a la verdad, la imagen de los candidatos a su personalidad, la telegenia a la inteligencia, el estilo al discurso, la envoltura al contenido, la eufonía a la consistencia y la popularidad a la responsabilidad".
¡Es el grito inexorable de la sociedad, en este momento de concierto de la sociedad del consumo electoral!