Respecto a los hijos de gente rica, famosa o prestigiosa, y yendo directamente al grano, hay tres grupos fundamentales en que pueden ser clasificados. Puede haber más o menos grupos, pero los siguientes son los que el autor ha podido detectar como más constantes. Al final, las conclusiones. Estos grupos son:

a) El muchacho o muchacha problema; no es demasiado numeroso este grupo, ni es el estándar en familias ricas, famosas o prestigiosas, pero estadísticamente están llamados a no faltar. Este tipo de individuo presenta toda una variedad de problemas. No existe un esquema específico al alcance de este autor, sin embargo, la problemática advertida en este tipo de muchachos y muchachas es diversa. Los hay desde gravemente irrespetuosos, padres o madres prematuros, aficionados a diversas drogas o al alcohol, rateros, dados a negocios truculentos; violentos, en el caso de los varones, o promiscuas, en el caso de las hembras, pésimos estudiantes etc. Se trata de ese hijo, o hija, respecto al cual sus padres hacen todo para sacarlos adelante. Les inscriben en la Universidad y la abandonan; les ponen un negocio y lo quiebran; los meten a trabajar en la empresa y crean un problema. Y cualquier día los llaman de un cuartel, o deben asistirlos legalmente porque son objeto de una contundente demanda.

b) Aquellos que estudian a la fuerza; se trata de muchachos, muy afortunados, que a veces ni tan siquiera hacen una carrera universitaria, y cuando la hacen es solo para complacer a los padres. Es un tipo de individuo que no presenta ningún desorden evidente en su conducta, ni tampoco ninguna inclinación nefasta que sea pública. Generalmente, no hacen mal a nadie. Pero, usted puede estudiar todo el bachillerato con ellos y nunca los verá interesados en nada de lo que se trata en las clases. No participan en ningún debate de ideas. Realmente, pareciera que lo académico no es lo suyo, y si van a clases es porque los depositan en el plantel, o porque saben que sus padres les están pagando la carrera universitaria. Son desaplicados—aunque no necesariamente indisciplinados—y su récord de calificaciones casi siempre va de lo mediocre a lo lamentable. Pueden ser personas agradables, y tener muchas otras virtudes, pero tanto en sus estudios secundarios, primarios y universitarios presentan gran indiferencia. En ocasiones, repito, ni siquiera terminan la universidad. Cuando consiguen un diploma, la percepción es que fue para cumplir. Muchas veces están familiarizados con el negocio familiar, o con ciertas reales inclinaciones comerciales. Sea que terminen la Universidad, o que no lo hagan, los padres o los integran a los negocios familiares, o los apoyan en sus iniciativas. Este tipo de muchacho o muchacha, terminan construyendo una vida, llegan muchas veces a ser prósperos y estables.

c) Están aquellos que siendo hijos de una familia rica, famosa o prestigiosa, durante toda su vida, o a partir de cierto momento, son el tipo de joven “cuadro de honor.” Excelentes estudiantes, disciplinados, cumplidores con sus deberes, correctos en su comportamiento. Se involucran con el estudio, e incluso, terminan haciendo otros cursos que sus padres no tenían contemplados para ellos. Muy temprano en la Universidad, ya están pensando con entusiasmo en su maestría en el país o en el exterior. Llegan a combinarla con doctorados en universidades extranjeras. No bien han avanzado sus estudios universitarios, pasan a trabajar en empresas líderes en el país—debido a las amplias relaciones de sus padres—y van acumulando una experiencia de lujo. Parten a hacer estudios muy avanzados al exterior y llegan a hacer pasantías en empresas destacadas a nivel mundial. De regreso en el país, llegan a ser consultores por excelencia, figurantes en programas de panel sobre temas de interés nacional, miembros de comisiones redactoras o revisoras de textos legales que podría presentar el Poder Ejecutivo; candidatos a ser parte del cuerpos directivos de importantísimas instituciones públicas, así como profesores de cursos avanzados, o de maestrías impartidas por las universidades del país, a las que también se integran como profesores regulares.

Este último grupo es la élite, la “crème de la crème” del país. Lo tienen todo, juventud, excelente origen,  prestigio, preparación, maravillosas y extensas conexiones sociales y económicas, y un proceder correcto y confiable.

Es difícil competir con ellos, porque donde quiera que van existe una predisposición a acogerles, darles la razón, aprobar sus ideas y además, tienen base académica de primera para decir y presentar cosas sobradamente acertadas. Si no te vencen teórica o académicamente, te vence el ascendente social y familiar que les acompaña y que hace que sean siempre preferidos en lugar de un desconocido que “nadie sabe quién es.

Siendo justos, estos muchachos y muchachas élite, aunque usufructúen toda su vida el trato preferencial de que son herederos, aún así, como sabemos, ellos no son responsables de ese trato preferencial heredado, ni del respeto reciben por pertenecer a los clanes familiares a los que pertenecen. Pues, como también sabemos, nadie jamás ha tenido poder para decidir su origen.

Pese a todo lo privilegiado que es ser vástago de un clan o persona conocida, también es justo reconocer que, en el caso específico de la élite, una parte de su estatus, y el hecho de estar a la vanguardia social y profesional del país, se debe a ellos mismos. Ellos fueron quienes decidieron conscientemente abrazar la ciencia, el estudio, la cultura y la academia. Ellos fueron quienes decidieron profundizar en el conocimiento y especializarse. Otros, pertenecientes a los mismos sectores social y económicamente privilegiados, o bien fueron un problema para sus familias, o bien, no fueron sobresalientes en nada.

Sobre esto, quiero decir que es muy útil conocer esta realidad y saber que sobre la élite, ya añeja, de personas gastadas por su exposición a la vida pública, existe una “nata” compuesta por un grupo de jóvenes que—aunque se estima que la juventud termina a los 35 años—están entre los 28 y los 46 años de edad. Más que saber de esta joven élite criolla, es útil aceptar este hecho social. Y del mismo modo, anticipar que luchar o adversarla es un pleito cuesta arriba, o por sus reales méritos académicos, o por su heredado prestigio, o por las noticias de su fortuna.

Notas:

1-Sobre los muchachos problemas se afirma que pueden ser violentos, los varones y promiscuas, las hembras. Esta afirmación tiene base en un estudio citado por Daniel Goleman, en su libro famoso  “Inteligencia emocional.” Conforme a dicho estudio, hecho en EE. UU., se detectó que los jóvenes rebeldes, tienden a tornarse violentos y a terminar presos; mientras que las jóvenes rebeldes, en cambio, tienden a hacerse promiscuas, y a terminar embarazadas.

2-El autor no plantea que sea necesario adversar a la élite, sin embargo, una cabeza pensante no puede, ni estará siempre de acuerdo con ella.

3-Existen jóvenes parte de esa élite, que no se han especializado en el extranjero, o que no tienen fortunas detrás, aunque si familias distinguidas, por eso este artículo habla de prestigio. También, aunque el artículo no habla de eso, hay jóvenes parte de esa élite, que han llegado a integrarla exclusivamente por su propio esfuerzo y sin contar con aval social, o económico alguno que les respaldare.