Existen varias herramientas informáticas que nos ayudan a realizar estudios climáticos en código de arquitectura bioclimática. Incluso con los programas del mundo BIM es posible modelizar, nunca mejor dicho, todo el edificio integrando mucho de estos estudios a los que nos referimos. Dando todo esto como válido, nos gustaría, poner a su vez en valor, el trabajo hecho a mano, como aquel que reivindica el saber el origen de las cosas.
Una herramienta que por su gran utilidad – uso muy extendido- merece especial atención y explicación, es el climograma de bienestar de Givoni (Ver: https://es.wikipedia.org/wiki/Baruch_Givoni).
El mismo se fundamenta, en los datos obtenidos de la temperatura, en el eje x, y en los datos de la humedad relativa en las curvas que gráficamente lo caracterizan. Estos valores, como es evidente, nos permitirán hablar de determinadas condiciones higrotérmicas que condicionaran el confort de los usuarios del organismo arquitectónico.
Para el diagrama de Givoni, se toman como datos de referencia las temperaturas máxima y mínimas de cada mes, así como la humedad relativa máxima y mínima de cada mes y, obviamente, durante todo el año. Con estos valores de temperaturas y humedades se trazan, sobre el diagrama, las rectas de los meses que a su vez atraviesan una o varias zonas de estrategias bioclimáticas y que indican, cada una, lo que haría falta en ese mes para conseguir el confort higrotérmico, o si simplemente ya se está en confort en ese momento del año.
Por la brevedad de nuestra columna. no es posible desarrollar más esto sobre la también llamada Carta Bioclimática de Givoni, pero invitamos al lector interesado a que indague sobre el tema, que genere las dudas naturales de una investigación como esta y que intente ampliar su horizonte en este sentido.
Junto con todos estos análisis que incluyen los climogramas de bienestar, las rosas de vientos y las cartas solares, también está la parte del diseño de los elementos constructivos, por ejemplo la piel del edificio, es decir el propio aislamiento de los cerramientos opacos o el tipo de carpintería. Muy sencillo, la cosa va de que en función de decisiones de diseño como ésta y en función de lo que se obtenga en un análisis bioclimático, se sabrá, por ejemplo, si hará falta más o menos aislamiento en un muro hacia el norte o si el dimensionado de las instalaciones tendrá que responder a un determinado tipo de demanda… Y esto descrito así, de manera sucinta, supone la definición de unas estrategias de diseño de carácter pasivo, planteadas como la primera gran aproximación- antes de las medidas activas -para un proyecto de alta eficiencia energética y para el abordaje del mismo en conjunto – estrategias activas y pasivas- como solución óptima en la propuesta final.
Hasta la próxima.