En sus estrategias globales en torno a la correcta conducción del desarrollo de nuestras nación, el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD) es de la firme convicción, que además de lo beneficioso que ha resultado para el Estado y la sociedad dominicana, han sido muy relevantes y titánicos los esfuerzos que han desplegado los diferentes sectores sociales en las provincias y regiones del país, por medio de la formulación e implementación de planes y estrategias tendentes a propulsar un desarrollo real y palpable, junto a la consolidación y el establecimiento de instituciones soportadas en un liderazgo comprometido con el progreso social.
Por tanto, ve que estos resultados positivos y consistentes vertidos a favor de las poblaciones de las diferentes zonas de nuestra nación, constituye una plena identificación y abrazamiento a las propuestas que desde el año 1993 ha venido realizando por medio de su dirección técnica y ejecutiva, así como también vía de su Consejo de Asesores, con la finalidad de enrumbar nuestra nación hacia metas y objetivos que permitan encarar el subdesarrollo y atraso social, por medio de una idónea planificación del uso de los recursos y la toma de decisiones a nivel de los municipios, las provincias, las regiones y el gobierno central.
Directrices y vías sugeridas por el CRD:
Tomando como punto columna principal lo ante señalado, el CRD desde su creación ha tomado como directrices, que en nuestros tiempos vienen imponiendo el establecimiento de las condiciones necesarias que nos obligan proveernos de las herramientas que permitan definir las iniciativas y propósitos que debemos alcanzar en un período de tiempo determinado, dentro del rumbo que debemos tomar para el bienestar colectivo y el de cada uno en particular, a fin de crear un escenario que nos facilite plataformas que garanticen que avancemos por senderos de modernidad hacia un desarrollo palpable y real.
Estima pues, que estas razones hacen de primordial importancia, asumir la planificación estratégica, como la principal herramienta que tenemos que utilizar para permitirnos lograr objetivos y políticas claras, y a la vez, para detener las perjudiciales consecuencias que durante muchas décadas ha generado la aplicación, elaboración e implementación de presupuestos, políticas e iniciativas municipales y nacionales sin contar con las estrategias y los planes de prioridades que requerimos, y además, sin la tan imprescindible participación de los actores claves.
En este orden, es su parecer, que por la intermediación de la planificación, nos proveeremos de columnas indispensables e impostergable, realmente facilitadoras de la redefinición de las metas que requiere cumplir nuestra nación y todas nuestras comunidades, para encontrar por medio de ellas, la ruta para establecer con certeza y sin equívoco alguno cuáles son las prioridades de la ciudadanía, así como, las implicaciones que conlleva el progreso y el desarrollo socioeconómico y sociopolítico para su encauzamiento y articulación por un camino adecuado.
Propósito que asume relevantes, dado el marco de accionar que se espera y que deben regirse nuestras instituciones, además de los diferentes liderazgos y de nuestras familias y cada uno de los componentes de la sociedad dominicana, para ser viable y lograble en el mayor grado posible la conquista e implementación de la promoción de los anhelos a nivel particular y colectivo de cada ser humano que integran la población de República Dominicana.
Al contemplar como prioritarias dichas metas, para el Consejo Regional de Desarrollo, Inc. (CRD) éstas imponen cero sectarismo y una nueva forma de pensar, para guiarnos sin titubeos hacia los horizontes que conduce el desarrollo estratégico, teniendo como principal instrumento la planificación de las metas y objetivos nacionales y locales, a fin de la eficaz motorización y logro del desarrollo y el progreso social palpable y permanente, junto al necesario acoplamiento del país con el mundo del alto desarrollo y de la economía de las altas tecnologías.