Hay personas que sin importar las consecuencias deciden actuar de acuerdo a lo que les dicta la consciencia, lo que para ellos es su propia verdad. Algunas de las características de estas personas es que son muy valientes, aguerridos proactivos, auténticos y con un sentimiento de amor por la Patria. Ellos se apegan a lo que consideran verdadero y justo, sin tener en cuenta los intereses que tocan.

Algunas veces me he preguntado, ¿qué sería de nuestro país si no tuviéramos a Juan Bolívar Díaz, Fausto Rosario, Gustavo Olivo Peña, Huchi Hora,  Nuria Piera, Alicia Ortega y otros comunicadores valientes que actúan apegados a su propia consciencia?. Nombro a estos porque son los que últimamente han sido afectados por el fanatismo, el extremismo y la intolerancia.

Si teniéndolos se producen tantas inconductas, actos de corrupción, violaciones a la ley y tantos otros desmanes, podemos imaginar cómo estaríamos sin estas personas que realizan denuncias tan valientes y coherentes, con el anhelo de que tengamos una nación donde reine la justicia y el orden.

En este sentido, somos muchos los que extrañamos las candentes denuncias de Don Freddy Beras Goico, ya que siempre fueron clamores de justicia, gritos de la consciencia nacional que reclamaba, a través de uno de sus instrumentos, una acción más acorde con el bien social.

Algunas veces me he preguntado, ¿qué sería de nuestro país si no tuviéramos a Juan Bolívar Díaz, Fausto Rosario, Gustavo Olivo Peña, Huchi Hora,  Nuria Piera, Alicia Ortega y otros comunicadores valientes que actúan apegados a su propia consciencia?

En algunos casos podrían estar equivocados, pero lo que no podemos reclamarles es que están actuando movidos por intereses personales, ya que en todas sus acciones se vislumbra autenticidad, estos comunicadores son genuinos, son así y siempre lo han sido, no han tenido dobleces, todos lo sabemos.

Lo que pasa es que en ocasiones sus planteamientos están de acuerdo con lo que pensamos y otras veces no. Cuando denuncian algo que aprobamos, los aplaudimos, y cuando se expresan en contra de lo que pensamos, los denigramos y algunos hasta tratan de atentar contra su integridad física y socavar un reconocimiento ganado en buena lid.

Estos comunicadores son parte de una consciencia nacional que reclama que se actúe apegado a un sentimiento de justicia social, en el que los derechos sean respetados y los deberes cumplidos. Incluso, si lo pensamos bien, estos comunicadores son verdaderos héroes, porque ellos se atreven donde muchos salen corriendo o simplemente callan, ellos libran guerras en donde representan a David contra Goliat, pero eso no les importa, porque tienen algo que Gandhi llamó Sathyagraha o fuerza del Alma.

Esa fuerza del Alma, esa convicción profunda, ese apego a lo correcto, a lo que dicta la consciencia, es fundamental para enrumbar el país hacia un clima de justicia, de igualdad de oportunidades, de respeto a los bienes públicos y de convivencia pacífica.

Se puede o no estar de acuerdo con lo que plantea algún comunicador, pero eso no le da derecho a nadie a atentar contra su integridad física, su buena reputación, o a motivar a otras personas a hacerlo, tildándolos con epítetos que están muy lejos de la realidad, ya que una persona que actúa apegado a lo que dicta su consciencia, es lo más cercano al ideal que Dios tuvo cuando pensó en el Ser Humano.