El Ministro de Medio Ambiente definió a los guardaparques como “ejemplos a seguir” en sentido laboral dentro de la institución que dirige, por la honestidad y los años de servicios en defensa del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, durante un acto en el que fueron reconocidos 19 de ellos en diciembre del año 2020, y del cual se hicieron eco los principales medios comunicación de la nación.
Y decimos “héroes anónimos”, entre comillas, porque existe la idea, en algunos sectores, de que las áreas protegidas han sido “destrozadas por sus propios cuidadores”, como declaró en una oportunidad una personalidad muy importante de este país, siendo esa una falsa percepción sobre el cuerpo de guardaparques, ya que, aunque reconocemos que pueden haber casos de gente desaprensiva, la mayoría son gente buena y trabajadora que han hecho su trabajo de guardarecursos con grandes calamidades y presiones de toda índole que minimiza su real función; como es obvio.
Y es justo reconocer que entre la gente común hay personas excepcionales, pero que el propio sentido común no permite verlas por ser partes de la misma realidad; manifestación que en la antropología social forma parte de la llamada endocultura, que se produce de la socialización e interiorización de la propia realidad que viven los participantes de una comunidad, sociedad o país; y en el asunto que nos compete a los guardaparques y otros guardarecursos. la colectividad no les presta la atención debida.
En esa actividad el ministro Orlando Jorge Mera también anunció el otorgamiento del seguro de vida a 1,050 guardaparques y guardabosques, para contribuir con el mejoramiento de la calidad de vida de esos héroes anónimos.
Alguien dijo que las circunstancias y las condiciones ambientales son las que hacen grandes o pequeños a los seres humanos; por lo que las condiciones del espacio laboral de los guardaparques deben humanizarse, son premisas para garantizar niveles de éxitos en los trabajos y el bienestar de todos los involucrados en la noble obra de cuidar los recursos naturales, y eso merece la atención de la nación dominicana, en especial de todos los que de manera directa trabajan con esos héroes, que históricamente en muchos casos son poco valorados.
Ya, cuando no dan para mucho, la sociedad y las instituciones a las cuales han servido se van olvidando de ellos y de su obra.
La labor de un guardaparques es ser los ojos, oídos y brazos de las áreas protegidas, la cual es difícil de percibir en el complejo tinglado del medio ambiente y los recursos naturales, por gente de afuera, porque donde naturaleza e historia se conjugan, dan resultados que definen y auguran destinos carentes de autoría reconocida, siendo los guardaparques los autores anónimos del éxito que en general tenemos, a pesar de los entuertos a enderezar.
Las 19 personas reconocidas, héroes de nuestras áreas protegidas y de otros recursos, merecen el respeto del país. Su reconocimiento enaltece a quien lo ha hecho y como dijo José Martí, apóstol de la independencia de Cuba, salvando las diferencias temáticas e históricas con este acto: “El que no sabe honrar a los grandes no es digno de descender de ellos, honrar héroes los hace”; es decir, honrar honra y motiva a escribir historias significativas de gente sencilla con grandes obras y sobre todo, dar a conocer este legado de ejemplo a seguir a las futuras generaciones de servidores en materia de protección de los recursos naturales.