Henríquez Ureña, Pedro, El hermano definidor, editores Néstor E. Rodríguez y Berenice Villagómez, 1ª edición, 2013, México, El Colegio de México, 548 p.

La vida y la obra de Pedro Henríquez Ureña (1884-1946), reconocido como el más grande hombre de letras de República Dominicana, han sido estudiadas por especialistas de diversas disciplinas. Todavía son materia de análisis sus aportaciones a la crítica literaria y a la construcción de la utopía latinoamericana, así como su participación en revistas culturales y en la creación de cenáculos e instituciones de educación y de cultura tanto en México como en otros países: Argentina, Cuba y España. Comenzó a viajar a la edad de 17 años. En los Estados Unidos permaneció de 1901 a 1904; después se trasladó a Cuba y de allí al puerto de Veracruz, México, a principios de 1906. En este país su orientación cultural y sus preferencias intelectuales tomaron un rumbo definitivo. (1)

Portada del libro El hermano definidor

Henríquez Ureña estuvo en México en dos periodos. En el primero, de 1906 a 1914, se formó una nueva generación de escritores y artistas conocida como del Ateneo o del Centenario; en el segundo, de 1921 a 1924, esta pléyade participó en un proyecto educativo y cultural de largo alcance. Sobre ambos periodos hay testimonios, memorias, diarios, epistolarios y biografías a través de los cuales se pueden conocer las actividades del intelectual en México. Entre ellos destacan: Pedro Henríquez Ureña en México, de Alfredo A. Roggiano (2); Estudios mexicanos, editado por José Luis Martínez; y Memorias (3). Diario, del propio Henríquez Ureña (4). En Correspondencia 1907-1914 se recoge el intercambio de cartas entre Alfonso Reyes y Henríquez Ureña (5). Este tomo fue considerado por Carlos Monsiváis como el registro más preciso de los acontecimientos, las lecturas y las ideas de los jóvenes que con el paso del tiempo constituirían el Ateneo de la Juventud. Análisis más recientes recuperan este tipo de fuentes, basados en cartas inéditas (6).

El hermano definidor (2013), una nueva recopilación de escritos de Pedro Henríquez Ureña, fue editado por Berenice Villagómez y Néstor E. Rodríguez y publicado por El Colegio de México. El título del libro proviene de un artículo del 5 de septiembre de 1923 incluido en El Mundo, diario dirigido por Martín Luis Guzmán. De acuerdo con Roggiano, ese breve pero certero texto es el “remate” del profundo interés y la gran fe que Henríquez Ureña tenía en México. En este discierne acerca de “la ejemplaridad en la conducta de México y su condición futura como guía de los pueblos latinos” (1989: 200).

El hermano definidor contiene un conjunto variopinto de escritos en torno del acontecer político y cultural de México que el dominicano seleccionó para su eventual publicación. Los textos estaban dentro de una carpeta en el archivo personal del escritor, el cual fue donado a El Colegio de México por su hija Sonia Henríquez de Hlito. El mismo Henríquez Ureña había intitulado el proyecto y esbozó un índice con anotaciones en el que señaló el material que hacía falta y dónde encontrarlo.

El área de especialidad de los editores de El hermano definidor es la literatura latinoamericana. Berenice Villagómez es doctora en letras hispánicas y coordinadora del programa de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Toronto, Canadá. En esa misma institución se desempeña como catedrático Néstor E. Rodríguez, doctor en letras hispánicas por la Universidad de Emory, Estados Unidos. Ambos señalan en el prólogo que varios de los escritos más conocidos de Henríquez Ureña ya han sido editados. Sin embargo, fueron incluidos para respetar la integridad de la visión del autor al elaborar el manuscrito. De igual manera, respetaron el índice original propuesto por el autor (7).

Pedro Henríquez Ureña, joven

El hermano definidor fue distribuido en cuatro apartados: el primero, “Filosofía”, incluye varios de los textos más famosos de Henríquez Ureña, entre ellos “La cultura de las humanidades” (1914), “La Revolución y la cultura en México” (1924), y “La Universidad” (1914). Este último fue la tesis de licenciatura que defendió el dominicano para obtener el título de abogado en la Escuela Nacional de Jurisprudencia pocas semanas antes de que concluyera su primera estancia en México. Con este trabajo el autor buscaba contribuir a la defensa de la Universidad Nacional de México fundada en 1910, la cual era atacada por algunos positivistas ortodoxos, como el ingeniero Agustín Aragón, “para quienes toda idea de universidad es enemiga del progreso científico y de la democracia.” (8) Es importante resaltar que este impreso tiene una gran importancia para el lector interesado en la historia de la Universidad y que su inclusión en el libro resulta un acierto en virtud de que la edición anterior es de difícil localización.

En el segundo apartado, “Literatura”, se trascribe una carta del historiador mexicano Genaro García y la respuesta de Henríquez Ureña. En esta sección se incluyen también los ensayos biobibliográficos dedicados a autores mexicanos, entre ellos los que escribe a su entrañable amigo Alfonso Reyes. Por ejemplo “Genus Platonis”, cuya primera parte fue publicada en México y la versión completa en el Listín Diario de Santo Domingo en 1907. Posteriormente, las primeras páginas del artículo fueron incorporadas en “La moda griega”, que forma parte de Horas de estudio, colección de ensayos publicados en 1910 e incluida en Obra crítica (9). En una de las partes del escrito, Henríquez Ureña se refiere a Reyes como un  joven con temperamento platónico. No menos importante es el estudio “En pro de la edición definitiva de Sor Juana” (1914), en el cual el autor muestra gran conocimiento acerca de la vida y la obra de la llamada Décima Musa. Este mismo apartado incluye “Notas sobre literatura mexicana” (1922), en el que resalta la obra poética de México y establece cinco periodos en la literatura nacional, de 1800 a 1921.

El más breve es el tercer apartado, “Artes Visuales”, en el cual es trascrito un texto acerca del pintor y dibujante mexicano Julio Ruelas, quien fue director artístico e ilustrador de la Revista Moderna (1898-1903), predecesora de la Revista Moderna de México y de Savia Moderna, publicaciones en torno de las cuales se reunieron algunos de los miembros que formarían en 1909 el Ateneo de la Juventud. Otro escrito está dedicado a Diego Rivera, de quien afirma que es uno de los hombres esenciales de la pintura moderna. Complementan este apartado los artículos “La arquitectura mexicana” (1915) y “La exposición del pintor Sala” (1923).

En “Artes escénicas”, cuarto y último de los apartados, se agregan varias reseñas sobre la ópera, el teatro y la música en México que, según Villagómez y Rodríguez, serán fuentes documentales invaluables para el estudio de la vida cultural en nuestro país. De acuerdo con los editores, estas reseñas no habían sido reunidas previamente y ofrecen al lector la primicia del conjunto de esos textos. En ellos, Henríquez Ureña muestra dominio de la música de su época, tanto de México como de otros lugares del mundo. Asimismo, insiste en la conveniencia de presentar algunas piezas en lugar de otras al público capitalino, como lo afirma en “La ópera y la protección oficial” (1912).

De igual importancia son sus juicios referentes al teatro, tal como se puede apreciar en las reseñas hechas sobre algunas obras que se montaban en diversos foros de la ciudad de México. Un ejemplo de ellos es la crónica “María Pino en El genio alegre” (1909), que escribió en la columna “Teatros” del periódico Actualidades.

Al final del libro son incluidos un “Índice de nombres” y una “Cronología”. En esta última se recogen los principales datos biográficos de Pedro Henríquez Ureña, así como información del acontecer literario e intelectual y del contexto histórico político, de 1884 a 1946. Este tipo de cronología ya se había utilizado en Obra crítica (10), que contiene una crono-bibliografía del prolífico intelectual dominicano. El aporte principal de la “Cronología” en El hermano definidor es la actualización de los datos, pues ahora se tiene una mayor cantidad de documentos recientemente exhumados que aportan información complementaria sobre el conocimiento de la vida y la obra del caribeño.

La inclinación de Henríquez Ureña hacia la docencia así como su vocación de guía intelectual y su capacidad para organizar y liderar grupos fue reconocida por sus pares y discípulos en México. El lugar que este país tuvo en la obra del intelectual puede apreciarse por el papel protagónico que le asigna en la conformación de la cultura hispanoamericana posterior a la Revolución mexicana. La relación de Pedro Henríquez Ureña con México puede considerarse como recíproca. En algunas instituciones culturales y educativas se le abrieron las puertas y él contribuyó a su engrandecimiento; diversas publicaciones buscaron su pluma y él colaboró con artículos que pueden considerarse eruditos. Si el propósito de Henríquez Ureña era desarrollarse intelectualmente, en México encontró los incentivos adecuados para lograrlo entre otros el acompañamiento de sus maestros y de sus pares.

Mediante El hermano definidor es posible conocer una parte de la obra “mexicana” de Pedro Henríquez Ureña. En este su país adoptivo se le rindió un homenaje póstumo en mayo de 1946. Alfonso Reyes expresó así su dolor por la pérdida: “México reclama el derecho de llorarlo por suyo. Pocos, sean propios o extraños, han hecho tanto en bien de México.” (11)

El artículo “El hermano definidor” fue escrito por Henríquez Ureña pocos meses antes de su segunda y definitiva partida de México en 1924. Es probable que en Argentina comenzara la recopilación del material disperso que había publicado durante varios años y cuyo tema central era México. ¿Cuál era la pretensión de Henríquez Ureña al proyectar la edición de estos textos? ¿Por qué no se consumó la publicación? Puede divagarse mucho acerca de estas y otras interrogantes. Sin embargo, esto es materia de un estudio más profundo.

En El hermano definidor, Villagómez y Rodríguez se restringieron a la trascripción de los artículos y escritos recopilados y a elaborar notas a pie de página para señalar los ocasionales apuntes o correcciones realizados por el autor dominicano. La inclusión de citas que complementaran la información respecto de la publicación original de cada artículo, así como las referencias a las publicaciones sucesivas (en caso de haberlas) y la comprobación y cotejo de fechas de los textos, hubieran enriquecido la contextualización, comprensión y ubicación de los diversos escritos en la obra completa de Henríquez Ureña.

A lo largo del libro pueden observarse errores en la información aportada en diversas notas a pie de página. Por ejemplo, La Universidad, tesis de licenciatura de Pedro Henríquez Ureña, no fue publicada en el Heraldo de México en 1919, como se afirma en una cita de la página 103. La tesis sería incluida en Universidad y Educación (1969), editado por la Universidad Nacional Autónoma de México con prólogo de Max Henríquez Ureña, hermano menor del autor. Otra incorrección: en una nota de la página 142 se dice que “La Revolución y la cultura en México” fue una conferencia dictada en el Ateneo de la Juventud en 1914. Valga decir que el Ateneo de la Juventud había sido disuelto y su sucesor, el Ateneo de México, no tuvo actividad a partir de 1912. De acuerdo con Enrique Krauze (12), el texto de referencia fue escrito en 1924 y constituyó el primer ensayo de Henríquez Ureña para dar una visión retrospectiva de la Revolución y la cultura en México, el cual se sumó a una serie de trabajos de otros miembros de su generación.

Respecto del artículo “Enrique González Martínez”, se dice que fue tomado del prólogo a La muerte del cisne (1915), pero en realidad corresponde al prólogo de Jardines de Francia (1915). Henríquez Ureña acompañó esa publicación con una nota explicativa, ya que originalmente planeaba su inclusión en el primer libro señalado (13). En el Índice de nombres puede observarse también una imprecisión: se hace referencia a Martín Luis Guzmán y remiten al lector a la página 114. Sin embargo, al hacer una revisión de la página indicada se comprueba que no se trata del escritor mexicano, autor de El águila y la serpiente, sino de don Gaspar de Guzmán, un español que fue rector de la Universidad de Salamanca, cuando aún era estudiante.

Aun con estas fallas, El hermano definidor reúne el legado mexicano de Pedro Henríquez Ureña. El libro tendrá relevancia para los estudiosos de los movimientos culturales, intelectuales, literarios y educativos en México, así como para los investigadores de la Revolución mexicana, quienes encontrarán en él una fuente generosa de información recopilada por uno de los más grandes literatos latinoamericanos. Asimismo, el lector no especializado podrá complementar su visión acerca de la historia intelectual de México en un periodo conflictivo, que inicia pocos años antes del estallido de la Revolución y concluye con la gran cruzada educativa y cultural de la década de los años veinte del siglo XX.

Notas

  1. Henríquez Ureña, Pedro, Memorias. Diario. Notas de viaje, introducción y notas de Enrique Zuleta Álvarez, 2000, México, Fondo de Cultura Económica (FCE), pp. 122-123.
  2. 1989, México, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

  3. 1984, México, FCE.

  4. 1989, Argentina, Academia Argentina de Letras y Artes.

  5. Edición de José Luis Martínez, 1986, México. FCE.

  6. La bibliografía es abundante y la mayoría está centrada en la primera estancia. Hasta ahora no se ha realizado un análisis profundo que muestre las actividades de Henríquez Ureña en México de 1921 a 1924.

  7. Sólo excluyen los poemas que Henríquez Ureña seleccionó de la Antología del Centenario. Estudio documentado de la literatura mexicana durante el primer siglo de independencia, 1985, México, Secretaría de Educación Pública (SEP), en la cual colaboró con Justo Sierra, Nicolás Rangel y Luis G. Urbina.

  8. Henríquez Ureña, Pedro, Universidad y Educación, prólogo de Max Henríquez Ureña, 1969, México,  UNAM, p. 57.

  9. Quintanilla, Susana, Nosotros. La juventud del Ateneo de México, 2008, México, Tusquets, pp. 74 y 300.

  10. Henríquez Ureña, Pedro, Obra crítica, edición, bibliografía e índice onomástico por Emma Susana Speratti Piñero, 1960, México, FCE.

  11. Reyes, Alfonso, “Evocación de Pedro Henríquez Ureña”, en Obras completas, t. XII, 1960, México, FCE, pp. 164.

  12. Krauze, Enrique, Caudillos culturales en la Revolución mexicana, 1985, México, SEP, p. 186.

  13. Mendoza Bolaños, Daniel, “Con remitente. Correspondencia entre Pedro Henríquez Ureña y Martín Luis Guzmán”, Tesis para obtener el grado de Maestro en Ciencias en la especialidad de Investigaciones Educativas, 2013, México, Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, p. 60.