El inicio de año es un tiempo propicio para establecer nuevas metas. Es una especie de botón de reseteo, nos sirve para renovar compromisos que fueron abandonados, metas que fueron postergadas, sueños pendientes de ser perseguidos.
Es muy común que la gente se plantee resoluciones de año nuevo. Muchos lo desestiman como algo inútil por la poca cantidad de gente que le da seguimiento, ya que la mayoría al cabo de 30 o 45 días abandona los planes que iniciaron, y no vuelven a ellos hasta el siguiente fin de año. A mi en lo personal me parece altamente importante planificar y asumir compromisos en todas las áreas de la vida, en el rol como profesional, como pareja, como familia, y todos los demás que debamos cumplir. Una vez hice el experimento de no hacer planes al inicio de año; como resultado obtuve el peor año de mi vida en términos de resultados cuantificables.
Así que soy una ferviente defensora de planificar (especialmente porque a eso es que me dedico en mi vida profesional) y establecer objetivos de año nuevo. Lo más importante para mí, y lo que entiendo que ayuda al éxito, es hacer de esta declaración, una declaración objetiva. Me refiero a que no se quede simplemente en deseos de mejoría en algunos aspectos de la vida, sino expresarla de forma que podamos medir objetivamente si vamos encaminados hacia lo que queremos lograr, que podamos cuantificar qué tanto mejor estamos en relación al año anterior.
Aquí algunas de las cosas que hago en mi ejercicio:
- Pasar balance a la situación financiera: Cuál es el monto de activos en cuentas bancarias e instrumentos de inversión. Monto de la deuda y cuentas por cobrar pendientes. Comparar con el estado del año anterior.
- Revisar cuales son las inversiones relevantes que se necesitan hacer durante el nuevo año. ¿Hay que renovar algo de la casa, adquirir algún mobiliario o equipo de valor? ¿Hay que planificar algún viaje, evento familiar significativo? ¿Qué cosas es necesario comprar durante el nuevo año? ¿Cuánto dinero implica todo eso y cuándo hay que hacerlo? ¿De dónde saldrá el dinero para hacerlo? ¿Cuánto dinero debo reservar mensualmente para poder ejecutar lo planeado?
- Revisar el presupuesto mensual de gastos. ¿Durante el año pasado, se gastó mas o menos de lo inicialmente planificado? ¿Cuál es el presupuesto de gastos fijos para el año que inicia? Considerar dentro de ese presupuesto los gastos estimados del ejercicio anterior. Recuerde planificar el monto a ahorrar dentro de su presupuesto.
- Ahora llega el momento de revisar el nivel de satisfacción con sus roles según lo que ha vivido en el año anterior. Cada persona tendrá diversos roles según sean las características de su vida, lo importante es saber cuales son para usted los roles mas relevantes y que tanta atención le estamos poniendo a cada uno. Algunos ejemplos:
- Rol Tu-Mismo: Este es muchas veces el más olvidado y descuidado, especialmente por nosotras las mujeres, así que lo pongo de primero. Es importante revisar cómo andamos, cómo nos sentimos en relación a nuestro desarrollo espiritual, a nuestra salud física, nuestro desarrollo profesional, el tiempo que estamos dedicando a aprender, nuestros niveles de estrés.
- Rol Mamá/Papá: ¿Qué tal sentimos que estamos desempeñando este rol? Muchas veces lo que estamos haciendo en la práctica no se parece al rol que nos gustaría desempeñar, al ideal que tenemos en nuestra cabeza de como quisiéramos relacionarnos con nuestros hijos. ¿Qué cosas en esta área pueden ser mejoradas?
- Rol Social. A veces dejamos que las complicaciones propias de la vida nos alejen de las personas que queremos. ¿Hace cuánto que no tienes una conversación significativa o un encuentro que te conecte con amigos que amas? ¿Qué quisieras lograr en este rol?
Como ya dije, la lista de roles es diferente y única para cada persona, según su realidad. Lo importante aquí es que nos detengamos a pensar acerca de cómo estamos viviendo cada uno, y que cosas nos gustaría lograr en cada área en el ciclo de vida que estamos iniciando.
Una vez revisado esto, nos enfocamos en definir Objetivos, que deben estar expresados de forma SMART, esto es, ser específicos, medibles, adquiribles, relevantes y tener un tiempo o fecha estimada de consecución.
Por ejemplo, no basta decir “quiero bajar de peso” sino “quiero perder 20 libras en un plazo de 5 meses”. Ponerle términos cuantitativos es lo que nos permitirá dar seguimiento, sentirnos bien a medida que nos acercamos al objetivo y finalmente celebrar lo que hemos logrado.
Otras formas de cuantificar son “me voy a pasar 15 horas a la semana de atención absoluta a mis hijos”, “voy a tener 4 citas al mes con mi pareja”, “voy a visitar 5 lugares a los que nunca he ido dentro del país”, “voy a leer 8 libros en los próximos 12 meses”.
El siguiente paso es el que mas nos reta, el más difícil de completar y el que hace que mucha gente (los otros, no los valientes que están leyendo este artículo) tiren la toalla. Este paso consiste en transformar nuestros objetivos en los hábitos que necesitamos cultivar para lograrlos. Si mi objetivo es bajar las 20 libras, tengo que adquirir el hábito de hacer ejercicios regularmente y comer comida saludable. ¿Qué cambios implica esto en mi rutina de vida? Tal vez levantarme mas temprano, ajustar los horarios en los que como, tomar un curso de cocina diferente, usar alguna aplicación que me sirva de soporte. Como dije, esta es la parte más difícil porque es la que nos saca de nuestra zona de confort, la que nos lleva a actuar diferente, la que va mas allá del mero esfuerzo mental.
Contar con apoyo puede ayudarnos a hacer mas llevadero el proceso, alguien que también esté transitando con nosotros el camino o simplemente alguien que conozca tus objetivos y te anime a seguir adelante. Lo importante es hacer el esfuerzo, pues la verdad es que nada en la vida que realmente valga la pena se consigue con facilidad.
Espero que esta guía practica les sirva de algo, pero sobre todo espero que tengan un muy feliz, venturoso, abundante, próspero y bendecido 2018.
Hasta la próxima entrega!