El problema hoy no es la tecnología, son los seres humanos. Hoy los filósofos son más importantes que nunca en la historia. Muchas cuestiones filosóficas que por miles de años fueron apenas teóricas, ahora se están haciendo cuestiones prácticas. Cuestiones sobre el sentido de la vida, sobre el libre arbitrio, si existe o no, ahora son muy prácticas. En el Valle del Silicio entendieron que necesitaban filósofos e historiadores, y creo también que necesitan personas de las ciencias humanas y sociales. Necesitamos entender que ahora tenemos mayores responsabilidades, que para hacerle frente necesitamos entender mejor la tecnología.
Los verdaderos peligros de los avances en la inteligencia artificial son cosas como robots y computadores sacando personas del mercado de trabajo. O la nueva tecnología ayudando a un gobierno o a una pequeña élite a crear una dictadura digital. Los robots no son malos, no se rebelan. Ellos hacen exactamente lo que les mandan, para lo que son programados. Hoy no se conoce gobierno que no manden a que ellos espíen y controlen a todos. El problema es justamente que los robots nunca se rebelan. Esa es una situación mucho más asustadora y realista inversa a la mayoría de las situaciones que la ficción científica aborda.
La inteligencia artificial puede ser mucho más peligrosa que el terrorismo. Y es justamente lo que se debería hacer que prestar mucha más atención al surgimiento de la inteligencia artificial. Qué haría con la economía y con el sistema político.
¿Un robot puede hacerme perder el sentido de vivir?
Tal vez esa sea la cuestión más complicada. Mucho más que los problemas económicos o políticos. ¿Es lo que va a ocurrir con el sentido de la vida de los individuos, porque estamos acostumbrados a pensar en la vida humana como un drama de decisiones? He oído decir que en la vida, nuestro camino suele bifurcarse y que necesitamos escoger. Y que tantas obras de arte se concentran en eso, principalmente la literatura y el cine. Es lo que vemos en casi todas las obras de Shakespeare, y hay que ver cómo se reglamenta en Hollywood (sobre todo en las comedias) que se concentren en el héroe o en la heroína precisando tomar una decisión crucial: ser o no ser, casar con x o con y. toda la narrativa gira en torno de eso. En la religión es la misma cosa. Las religiones también retratan la vida como un gran drama de decisiones, y a la salvación o punición eterna dependen de la decisión correcta, de la escogencia segura.
¿Qué ocurre con la vida humana cuando cada vez más es un algoritmo que toma decisiones por nosotros? ¿Qué estudiar en la universidad? ¿Dónde trabajar? ¿Con quién casarse?
No es uno quien decide eso. Un algoritmo está decidiendo eso, porque el algoritmo sabe más. De la misma forma, al candidatearse a un empleo, no es un ser humano el que decide cómo se va a obtener un empleo. Es un algoritmo.
Nosotros no tenemos modelos para entender una vida humana en la cual quien toma la mayoría de las decisiones por ti es un algoritmo, un computador que te conoce mejor que tú mismo.
Tal parece que estamos enfrentando un tipo de carencia filosófica y espiritual, porque todos los modelos filosóficos y religiosos, espirituales que teníamos nos decían que la toma de decisiones es la cosa más importante de la vida humana, y ellos no pueden concebir una vida humana en al cual la mayoría de las decisiones es un algoritmo que batalla en nuestro lugar. Se supone que eso no sea responsabilidad de un gobierno, y sin embargo lo es. Si está claro que es responsabilidad de los filósofos, poetas, artistas e individuos. Explotar eso.
¿Qué significa vivir en una situación así?
Los entendidos afirman que “necesitamos casi una revolución filosófica o espiritual para lidiar con ese tipo de desdoblamiento sin precedentes”. Es perentorio separar dos cuestiones que la gente acostumbra confundir. Está la cuestión de la crisis climática que es real y está la cuestión de qué hacer al respecto.
Buda, Jesús y Sócrates dijeron hace miles de años: conócete mejor a ti mismo. Solo que antes tú no tenías competencia en eso. Si negligencias el esfuerzo de conocer tu propia mente, nadie podría mirar hacia dentro de ti. Hoy están entrando en tu cabeza y te entienden mucho mejor que lo que tú mismo entiendes. Uno debe conocerse mejor, para entender su propia mente, sus propias flaquezas, las fuentes profundas de mi angustia, de mis escogencias de vida, y se cree que eso es mucho más importante que nunca hoy en día.