La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Alicia Bárcena, expresó en esta semana en la XII Conferencia sobre la Mujer que se llevó a cabo en el país, que en nuestra región persiste la desigualdad de género y que una mujer con trece o más años de estudio gana un 37% menos que un hombre en la misma condición.

También expresó la señora Bárcenas, que: no puede ser que en un contexto de crecimiento de nuestras economías, la mitad de las mujeres latinoamericanas y caribeñas no tengan acceso al mercado laboral, mientras que la participación de los hombres es de casi un 80 %. Dijo que se requiere dejar atrás los abordajes minimalistas como los pequeños créditos, bajos subsidios y débil capacitación.

Y lo más importante de lo dicho por la alta funcionaria de la CEPAL es que se necesita que las mujeres en la región participen y permanezcan en el mercado laboral, que puedan acceder al sistema financiero y a la propiedad de activos, solicitando que esto sea gracias a políticas que aseguren su presencia en todos los niveles de la toma de decisiones empresariales y políticas.

El presidente de la República que estuvo en la inauguración de este cónclave manifestó que tiene el compromiso de lograr la plena inclusión de la mujer en todos los ámbitos de la sociedad y que se sentía feliz y satisfecho de reafirmar su compromiso con las mujeres, así como de poder garantizarles que va a  hacer lo que esté en sus manos para que ocupen el lugar que les corresponde por derecho en nuestra sociedad.

Resulta desalentador escuchar de una voz tan autorizada, como la secretaria ejecutiva de la Cepal, que en toda la región persiste la desigualdad entre hombres y mujeres, a pesar de tantos años de lucha por la igualdad de género y pese a todas las promesas de cada candidato en cada elección. La mujer en la región y en particular en nuestro país continúa marginada y alejada de las posiciones públicas de toma de decisiones.

Es desastroso comprobar en el día a día, que más de un 50% de las  mujeres dominicanas que trabajan fuera de sus hogares están en el mercado informal, lo que implica mayor vulnerabilidad, desprotección y desventaja para ellas y sus familias. Asimismo, se han hecho estudios que evidencian que las mujeres ganan cerca de un 20% menos que los hombres en posiciones de iguales responsabilidades. Por igual, el desempleo de las mujeres es más del doble que el de los hombres, siendo las mujeres jóvenes, las más afectadas.

Reconocemos que la educación es el pilar fundamental para que todas estas lacras de nuestra sociedad terminen de una vez y por todas. Soy una convencida de ésto. Tenemos una sociedad con profundas desigualdades e grandes injusticias sociales precisamente porque tenemos un bajo nivel educativo y una población muy amplia sin acceso a la educación. Esa es la razón por la que un gran sector poblacional de nuestra sociedad se deja llevar por el clientelismo y engañar una y otra vez por políticos inescrupulosos que compran sus conciencias y logran sus votos a pesar de haber cometido imperdonables actos de corrupción y realizados muy malos gobiernos.

Pero así como la educación es fundamental, la acción  desde el Estado sería trascendente para que puedan ir eliminándose las desigualdades tan amplias que existen en nuestro país, entre ellas, la de género.

Si el gobierno dominicano desarrollara efectivas políticas públicas que posibilitaran a las mujeres salir del círculo de la pobreza y marginalidad en que viven, comenzaríamos a contar otra historia en el país. Y que no nos vengan con proyectos que lo único que tienen son dádivas. Por lo que se propugna es por programas de inclusión en el mercado laboral y educativo; que el gobierno cree las condiciones para que se abran  espacios para que tantas mujeres desempleadas puedan acceder a posiciones que les permitan ganarse el pan para ellas y sus hijos, así como también, poque se designen mujeres en puestos públicos importantes de toma de decisiones.

Para nadie es un secreto que las mujeres tienen un efecto multiplicador en la sociedad. Desarrollar y dar oportunidad a una mujer implica desarrollar y dar oportunidades a un círculo amplio de personas, pues las mujeres comparten sus espacios y  logros con su familia y con su comunidad y eso evidentemente produce un progreso acelerado.

Ojalá que lo que expresó el presidente Danilo Medina en ese foro no se quede en tan solo palabras. Esperamos que él y su gobierno entiendan que si no se da acceso a las mujeres para su desarrollo y para el trabajo es impensable que nuestros campos y barrios marginados salgan  del círculo de pobreza extrema y de marginalidad en que se viven.

Posibilitar el desarrollo de las mujeres y sobre todo el trabajo remunerado de las mismas en el sector formal representa una solución significativa para ir dando a la raiz a muchos de nuestros males entre los que se incluye la marginalidad, la inseguridad ciudadana y la violencia.

En el hogar donde hay una mujer que produce se genera un círculo virtuoso y se crean las condiciones para que un grupo de personas puedan vivir en dignidad, porque las mujeres no piensan sólo en sí mismas. Ellas multiplican los panes. Esto no es un secreto. Esto lo sabemos por experiencia, todos y todas.