Cuando se observan las formas de pensar, manifestar los sentimientos, y concebir las realidades existenciales, parece verdad que hay diferencias entre los haitianos y los dominicanos.
Un asiduo lector expresó que: “si se observa minuciosamente lo que publica diariamente el periódico, Le Nouvelliste, y otros importantes medios de comunicación de Haití, se podría considerar que los tres aspectos más notables en el pensamiento, la manifestación sentimental, y la formulación de vida existencial de los haitianos más notables, son: su historia, su dignidad, y sus anhelos”. Haití no puede evitar pensar en el pasado, porque tiene uno y de gran peso histórico. Desafortunadamente tiene un pobre presente y un incierto futuro. Estas condiciones se hacen patentes en lo que se revela cotidianamente en los medios de comunicación.
Por otro lado, no hay que ser muy especializado, para darse cuenta que los medios dominicanos comunican crecidamente los múltiples aspectos del existencialismo en la vida del pueblo. Ponen mucho interés en los asuntos que conciernen la amplia gama de actividades: política, comercio, deporte, eventos sociales, diversión, y noticias de acontecimientos nacionales e internacionales. Desde luego, en el vecino país hay estas actividades; pero no se divulgan por los medios con la misma constancia.
Los dominicanos hacen memorias significativas de incidencias históricas; pero, sin que innecesariamente los hechos del pasado, sean motivos permanentes de glamorosas expresiones. De todos modos, hay quienes aclaman con continua exageración, el sentimiento de patriotismo, y la defensa de la soberanía, como si estos fueran a menguarse por falta de resaltarlos. Pero estamos seguros que la dignidad y soberanía no se erosionarán, ni se degradarán.
Los anhelos de pueblo de la parte este de la isla, son: mantener el pecho erguido, y usar la cabeza para pensar en planes objetivos de desarrollos, y rebuscar las fuerzas físicas y emocionales, para trabajar y producir.
Si se toma en consideración que toda persona, grupo, o pueblo, tiene su manera particular de pensar, expresar sus sentimientos, y formular sus vidas con criterios lógicos para la existencia; se podría considerar que hay diferencias muy marcadas entre los haitianos y los dominicanos.
Con poner un mínimo de atención a los medios de comunicación de los dos pueblos, uno puede notar que hay una marcada diferencia entre los que viven en los extremos este y oeste de la isla Quisquella.
Puede ser absurdo e impertinente, evocar la historia del pueblo, dándole un lugar de tal preeminencia de un jactancioso orgullo, que sobre pasa todo otro asunto que concierne el devenir cotidiano de la existencia de una nación.
La dignidad de los pueblos se salvaguarda y se aprecia por su laboriosidad, respeto a los derechos humanos, implementación de la justicia, la elevación espiritual, la observación de las virtudes éticos-morales, la dedicación al progreso, el avance cultural, el apremio y mejoramiento de la condición de vida de todo el conglomerado; éstos son esenciales para el positivo existencialismo de la sociedad.