En mis años juveniles en el Oratorio Don Bosco, formulé y practico la teoría del HOMBRE LITIS, significa: “Soy pacífico y ecuánime, pero el que me busca me encuentra”, a mi entender ese era Hatuey, de excelente relaciones con sus allegados, pero siempre dispuesto a responder con firmeza a sus atacantes. Joven proveniente del interior del país (Cotuí), inmigró a la capital y desde la escuela secundaria sobresalieron sus condiciones de persona excepcional. En la década de 1960, en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, los grupos estudiantiles que primaban eran Fragua (comunista) y Bloque Revolucionario Universitario Cristiano (BRUC). Los perredeistas conformaban un pequeño grupo Frente Universitario Radical Revolucionario (FURR), hasta la llegada de Hatuey en la década 1970, que los organizó y los convirtió en una fuerza determinante. En este centro educativo inició la virtud que practicó toda su vida; diagnosticar, enfrentar y resolver conflictos. Era la persona ideal cuando había que lograr conciliaciones con los poderes fácticos. En los gobiernos y en la oposición  HATUEY ERA UN CIUDADANO DE ESTADO.

Poseía una personalidad controversial pero equilibrada, caracterizada por: capacidad, responsabilidad, genio estratégico, honestidad, solidario con los amigos y formidable adversario de sus contrarios. Fue calificado de prepotente y avasallante elementos usados para mantener distancia y obtener el respeto principalmente en la militancia del PRD. Su comportamiento no clientelar lo alejaba de las masas, sin embargo lo respectaban y admiraban, no obstante utilizaba sus teléfonos en múltiples llamadas ayudando a resolver graves problemas que afectaban: compañeros, amigos, desconocidos y hasta adversarios. Hatuey personalmente representaba un PODER POLITICO SOCIAL, su residencia se convirtió en un FORO permanente, visitado por personalidades de gran relevancia para intercambiar opiniones sobre temas de importancia nacionales e internacionales.

Con independencia de criterios, fue un gran colaborador de Peña Gómez, en la década 1980, cuando Peña quedó como “un general sin tropa” debido a que la dirigencia del PRD apoyaba a Jorge Blanco y a Majluta. En 1984, Peña formó el Bloque Institucional que funcionó hasta 1990, año en que la Junta Central Electoral retornó el PRD a Peña Gómez. A partir de ese año, con el apoyo y participación de Peña Gómez y Hatuey, presidente y secretario general respectivamente, un equipo de gran experticia, elaboramos e implementamos un plan estratégico, que en cuatro años (1990-1994) convirtió al PRD en uno de los partidos más grandes y modernos de América Latina. Producto de esos esfuerzos el  PRD creció de 300 mil militantes en 1990 a 1,200 millones en 1994, que unidos a la sentida muerte de Peña en 1998, fueron las principales causas de la victoria en el 2000. En el 2004 el PRD intentó reelegir al presidente de la república, Hatuey se opuso, el PRD perdió las elecciones y expulsaron a Hatuey del partido uno sus más emblemáticos líderes.

En 2006 Hatuey crea el Partido Revolucionario Social Demócrata (PRSD), paradoja de la vida, de inmediato se enferma de gravedad y aunque prosigue el accionar político social, no disponía de: tiempo, planeamiento, nivel de recursos y disposición anímica para hacer crecer su partido. Hatuey luchó por ver la NACION DOMINICANA  convertida en REPUBLICA pero al igual que Peña Gómez no pudieron lograrlo, NO FUERON PRESIDENTES. En varias oportunidades que conversamos  con Hatuey sobre su visión futura de la nación, nos manifestó: “Deseo un país que haya resuelto en la educación, su alcance y la calidad, un Estado regulador, transparente y facilitador, un medio ambiente de calidad y recursos naturales protegidos, agropecuaria productora de seguridad alimentaria y exportaciones, que disponga electricidad eficaz, a costos competitivos, un país en el cual la salud y seguridad social se conviertan en  indicadores del desarrollo humano.

Descansa en paz compañero y formidable amigo.