Detrás de octubre es una obra poética plural compuesta por la poesía de Natacha Féliz Franco y las pinturas de Kilia Llano. Los textos giran alrededor de temas como la transgresión y la contención de la intensidad amatoria. Los poemas están escritos en forma de susurro, de confesiones e intimidades. Este proceso es lo que se esconde tras uno de los mejores meses del año. Yo doy fe y testimonio porque nací en octubre. Dice la poeta, precisamente en “Decir”, Puedo decir te quiero y olvidar las palabras / aplastarlas y encerrarlas en un lugar pequeño / suave y blando / en fin resumirlas / a un beso.

Las pinturas de Kilia Llano se confunden, alientan y complementan el aura de amorío, fuerza y rebeldía que estos poemas engalanan. Me gusta cómo la brevedad del poema juega a tono con el apoyo gráfico, esto demuestra que es un libro pensado, hecho con cariño y eso se agradece. Me encanta un brevísimo poema titulado “Estrellas”, Cuando sonríes todas las estrellas vienen a ver quién causó tal conmoción en el universo.

Esta escritura es también del amor y la añoranza. Se le escribe al cuerpo amado, habitado por figuras y energías varias. Este que se llama “Razones”, con razón, me lo robo para mí, para mi gusto y mi dulce condenación, En mi búsqueda tropiezo con tu risa de muchacho bueno, que despierta todas las alegrías de mi corazón […] Voy buscando razones para amarte y encuentro tu dignidad que brilla aun presentes el lodo y la oscuridad.

Recomiendo este libro con los ojos bien abiertos. Es una delicia y para mí una grata sorpresa. En lo general es un libro lleno de ternura y pasiones. Un gran proyecto, para recitar de cara al sol, en estos tiempos en donde la cordura es un crimen. Recitar he dicho y no con la boca pequeña. Dice Natacha Féliz Franco, Tu boca siembra semillas que germinan como fuegos artificiales en mi piel. Leo esta poesía, me deleito con estas pinturas, y me atrevo a dejarme envolver por el Caribe, me doy el lujo de soñar despierto una mediaisla de candela y guayaba. Entre al sueño, más no caigo, despierto de malas, me agarro del sol, cayendo por la Melrose y la California y la risa y el grito de un niño que soy y que fui. Cierro los ojos: palmares, piedras sin rastro, y el rostro de Natacha que me susurra, al oído, apretadito, Después del desamor el sol sale a abrazarme y me da la bienvenida la soledad […] Por eso me busca / por eso nos amamos /  ninguno de los dos sabe qué es sentir / un calor que no sea el propio.