McDonald´s, lugar donde los mayores de 60 años pueden beber café sin pagar. Ahí se juntan millares de ancianos y ancianas para recordar su juventud; otros tratan de cambiar el mundo mientras beben café; sin embargo, al llegar a sus casas el mundo es peor.
Estando en un local de McDonald´s, pude ver como los ancianos y mayores de 60 años entraban con pasos firmes y lentos, agarrando su bastón con manos temblorosas y arrugadas. Ellos iniciaban una conversación muy superficial y todos reían. Es como si fuera un escape a la muerte, que está cerca; o talvez, el temor a estar solo. Inicié una conversación con uno de ellos, él no sabía español, pero me dijo: Hola amigo, de dónde eres? Luego me dijo que su pastor era de Puerto Rico. (Bueno, la conversación seguía entre ellos). Luego, más adelante, me expresó que ellos no tenían nada que hacer, están retirados. Así que, cada día se juntan a beber McCafé y a hablar de todas las cosas que se les viene a la mente.
Mientras los observaba me hacía algunas preguntas: ¿Que haré cuando pueda beber café sin pagar? ¿Cómo será mi vida al llegar a la vejez?, ¿Cómo responderé ante esta sociedad que está involucionando?
Entró en mí una sensación extraña y reflexiva. Comencé a hacer una lista de las cosas que podría hacer cuando llegue este tiempo en el que yo pueda beber café gratis. Y es bueno recordar que generalmente cuando este tiempo nos llegue, no podremos correr como ahora, ya no podremos montar bicicleta por horas; no sé si podremos bucear y escalar montañas; tendremos menos llamadas telefónicas y la juventud nos mirará como personas obsoletas que ya han cumplido su misión. Más cosas nos pasarán cuando llegue el tiempo de beber café sin pagar; a pesar de todo esto, hay tantas cosas que podríamos hacer, entre ellas: Sacar tiempo para escribir; otro tanto para leer y yo, por mi parte, externaré mis logros a mis nietos y a jóvenes que tengan el deseo de aprender; también usaré mis fracasos para ayudar a otros a no cometer los mismos errores que yo cometí.
Cuando llegue ese tiempo de beber café sin pagar, quiero caminar con los que sufren, quiero ser una fuente de esperanza. Claro!, también iré a beber café gratis; pero, cada reunión la tendré como si fuera la última. Buscaré más a Jesús como una forma de irme acostumbrando a estar con Él para siempre.
Cuando beba café sin pagar, recordaré los campesinos y campesinas que dejan a sus hijos con otros para poder salir temprano a recoger los granos de café, y así traer el pan para aquellos hijos e hijas que duermen mientras ellos trabajan.
Cuando llegue ese tiempo, quiero sonreír y, como el aroma del café, quiero dejar en cada espacio una fragancia de esperanza hasta que llegue al lugar donde ya no tendremos que esperar para beber café gratis..