El Código de la Niñez acaba de ser objeto de modificación con la aprobación del Senado de la República la semana pasada.
En las vistas públicas participaron 55 instituciones y organizaciones no gubernamentales, de las cuales 52 estuvieron en contra del aumento de las penas y tan sólo dos, a favor. A pesar de ello, el Senado hizo un aumento de 1 a 8 años de reclusión a los menores que tienen entre 16 y 18 años.
Antes de que esto ocurriera se desarrolló un movimiento de opinión pública que incluyó organizaciones no gubernamentales, organismos internacionales; religiosos; profesionales y congresistas, entre otros, para convencer a los legisladores de que el aumento de las penas no constituía una solución al problema de la delincuencia juvenil en la República Dominicana.
Las razones que se han aducido para rechazar el aumento de las penas es que en el caso de los menores de edad, que son personas en desarrollo, no es la extensión del período de privación de libertad lo que puede modificar la conducta delictual, sino los programas que se desarrollen con el adolescente en los centros de privación de libertad, son lo que tendrán un efecto positivo para su reinserción social. Es decir, no constituye una solución válida tener a un adolescente en un centro de privación de libertad, sin brindarle, a través de programas multidisciplinarios, nuevas oportunidades para reencausar su vida.
El enfoque de que el aumento de las penas es la solución a la delincuencia juvenil se queda en las ramas y evade tocar el problema en sus raíces.
Con el aumento de las penas a los menores de edad sucede lo mismo que con la aplicación de la denominada mano dura. Y todo ello no es más que un acto de evasión de las verdaderas causales de la delincuencia y la inseguridad en el país, así como, de la permanente irresponsabilidad del Estado Dominicano respecto de sus compromisos nacionales e internacionales con los niños, niñas y adolescentes.
En nuestro país no se le da cumplimiento al PRINCIPIO DE PRIORIDAD ABSOLUTA establecido en la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas, instrumento internacional ratificado por el Estado Dominicano y en la Ley No.136-03, Código de la Niñez. Esto significa que el Estado y la sociedad deben asegurar, con prioridad absoluta, todos los derechos fundamentales de los niños, niñas y adolescentes. Cuán lejos hemos estado de esto. Da pena e indigna pensar cuán irresponsables han sido nuestros gobiernos con este compromiso.
Con el aumento de las penas a los menores de edad, nos estamos lavando las manos como Poncio Pilatos y estamos buscando las soluciones más fáciles y menos responsables.
Imponer una pena mayor no es la solución como medida de prevención de la comisión del delito. Los menores de edad son personas en desarrollo y sobre los cuales el Estado y la sociedad tienen una responsabilidad irrenunciable de garantizarles oportunidades para hacer de ellos ciudadanos responsables y personas de bien y en ese sentido proporcionarles ocupaciones para que se desarrollen en valores, darles las condiciones para que tengan una vida en dignidad, con sus problemas básicos solucionados, para ir a la escuela a aprender y a desarrollar sus capacidades.
El Estado Dominicano, a partir de los resultados que tenemos, ha fracasado en materia de centros de privación de libertad para la reeducación, resocialización o reinserción del adolescente que ha sido sancionado de manera definitiva. Los centros de privación de libertad de adolescentes en conflicto con la ley han sido un verdadero fracaso.
Si se actuara con responsabilidad lo que debería de hacerse es asumir la niñez y la adolescencia como un tema de altísima prioridad y disponer con un grado de emergencia, medidas, a todos los niveles, para enfrentar los gravísimos problemas y carencias de los menores de edad dominicanos.
Ya estamos cansados de tantos inventos y poses que no son más que alharacas superficiales, que no tocan las causas de los males, sino que muchas veces lo que hacen es agravarlos.
Las autoridades de seguro que piensan que con esta ley, como si fuera una varita mágica, han aportado la solución al problema de la delincuencia juvenil en el país. Craso error! Lo que han hecho es tomar el rábano por las hojas.