En el momento que se escribe este artículo no existe suficiente información con respecto a la trágica noticia de la muerte del presidente de Haití, Jovenel Moises. Este día, miércoles 7/7/2021, todos despertamos con la novedad de que un grupo armado no identificado se hizo autor de una de las noticias más estremecedoras en el ámbito político y social de la región: el asesinato de un presidente. Pronto han circulado videos y fotos que recrean tanto la escena del magnicidio así como el momento en que dieron muerte al mandatario. En las imágenes, los restos del presidente yacían en el suelo ensangrentado y sin vida. Se informa además que su esposa, la señora Martine Moise, se encuentra gravemente herida.

Jovenel Moises se había mantenido en el poder desde el año 2017 con evidentes impugnaciones ciudadanas desde el mismo momento que fuera anunciada su victoria electoral. Con una participación estimada del 21%, Jovenel fue declarado ganador de los comicios, resultados que de inmediato fueron cuestionados al agudizarse la situación tras la publicación de una encuesta que reveló que el hoy fallecido presidente no fue el verdadero ganador de esas elecciones, ya que obtuvo solo un 6% del favor electoral, según la encuesta. Para entonces, miles de personas salieron a las calles a protestar provocando el aplazamiento de una segunda vuelta.

Posteriormente, sobre la presunción de “que las empresas del presidente Jovenel se encontraban en el corazón de un plan de malversación de fondos”, aunado al deterioro de las condiciones de vida de los haitianos y a la grave inflación experimentada por dicho país, en el 2019 cientos de personas volvieron a las calles para protestar contra el gobierno y exigir la renuncia de su presidente. El resultado de dichas protestas fue la muerte de al menos 17 personas y casi 200 resultaron heridos de bala y armas blancas.

Al día de hoy Haití es un estado que se encuentra en plena incapacidad de garantizar los servicios básicos de su población. La erosión de sus instituciones democráticas es tan grave que ha devenido en la pérdida de control y del monopolio para el uso legítimo de la fuerza. Como país tiene problemas de sostenibilidad, problemas sociales, económicos, ecológicos, de desigualdad, de sobrepoblación, de criminalidad, de inseguridad jurídica (lo que impide la inversión extranjera), de corrupción y de ineficacia. El estado haitiano es incapaz de resolver por lo menos una parte de dichos problemas y mantiene nada más que un control nominal sobre su territorio, lo que lo hace ser sin lugar a dudas un Estado Fallido.

Hoy, en la madrugada del miércoles 7 de julio del año 2021, han matado al presidente, y las consecuencias de esa acción son por el momento impredecibles. Cualquier cosa puede ocurrir con el vecino país, escribiéndose así, en la agenda de prioridades de la Republica Dominicana, un nuevo propósito: Garantizar la seguridad y la protección de la frontera dominico-haitiano y paliar más que nunca una posible inmigración en masas de haitianos ilegales.