Ante la crisis que hoy abate a la nación hermana de Haití, visito la historia como el umbral que nos da entendimiento del presente. En el mes de julio hemos sido testigos de la renuncia del primer ministro de Haiti ante las protestas ciudadanas por el alza de los combustibles. La crisis es común a la nación vecina. Desde la salida del dictador Jean Claude Duvalier en 1986, Haití ha tenido 20 presidentes y casi igual número de golpes de estado. Pero esto no es nuevo en la historia de este país.
En este artículo me pregunto el por qué Haití es una nación en eterna crisis, olvidada y desacreditada.
La Republica de Haiti fue creada por los negros que servían de base a la acumulación capitalista de los franceses. Su trabajo esclavo bajo condiciones brutales produce la mercancía que se vendía en el mercado europeo a altos precios y que sirvió de base a la creación de una poderoso burguesía francesa. Los palacios franceses como el de Versalles exhiben la caoba que dejó Haití sin más del 40 por ciento de su foresta.
Imaginemos cómo se sintieron los franceses al ser derrotados por antiguos esclavos, y no solo los franceses sino todas las naciones que se enriquecían con el trabajo de ellos.
Pero al mismo tiempo, imaginemos la alegría y esperanza de libertad de los esclavos en los Estados Unidos, Jamaica y en nuestro propio suelo hoy la República Dominicana.
La nación creada por esclavos se convierte en el faro de libertad de todo el Caribe, Norteamérica y sudamérica. La lucha de libertad haitiana inspiró insurrecciones en todo este hemisferio colonizado.
La simiente anti-esclavista se regó como pólvora por todo el continente desde el mismo inicio de la revolución hasta finales del siglo diecinueve. Por ejemplo, Simón Bolívar zarpó del puerto de Aux Cayes con 4,000 rifles, municiones, comida, una imprenta y soldados haitianos proporcionados por el presidente haitiano Alexandre Petión. La insurrección cimarrona de Jamaica en 1795, los levantamientos en la parte española de la isla en Hincha, Samaná y Boca de Nigua, la insurrección en Luisiana y la rebelión de Aponte en Cuba en 1812, son ejemplos del movimiento de liberación anticolonial y abolicionista que culmina en Brasil en 1860.
Que negros hayan derrotado al ejército de Napoleón, construido una república y encendido la llama de la libertad era inaceptable para los poderes coloniales de la época. La victoria haitiana ponía en jaque mate la economía colonial que se basaba en la esclavitud.
La afrenta haitiana tenía que detenerse, castigada y más que nada desacreditada, aunque la misma representara un ejemplo de las revoluciones modernas de la época, como la Revolución Francesa y adelanta lo que hoy conocemos como un capitalismo de asalariados y no esclavos sin paga..
La primera medida fue imponer un bloqueo diplomático y político. Nadie reconoció la nueva nación.Y las amenazas de invasión no se hicieron esperar.
La propagación de una invasión inminente enloqueció a muchos líderes de la revolución como lo fue Henri Christophe quien en su temor de volver a la esclavitud construyó el castillo de La Citadel.
Económicamente, Francia impuso una indemnización a Haití para ser reconocida como nación que supera sus entradas económicas. El peso económico de esta medida mantuvo a Haití en bancarrota por todo el siglo diecinueve y parte del siglo veinte.
En la educación, la iglesia Católica retiró a sus curas de Haití y el Papa se encarnó en contra de “los negros salvajes y sin religión” provocando una crisis educacional, primero, cortando las posibilidades de crear un sólido sistema educacional en el país y dejando a varias generaciones de haitianos sin educación formal hasta que en 1860 la iglesia reconoce a Haití como nación. Y cuando lo hace, la educación se orienta a las clases alta, media y urbanas del país dejando a la gran mayoría de campesinos en el analfabetismo. Recordemos que en esa época la iglesia Católica era la columna vertebral en la educación.
El ataque de los Estados Unidos fue virulento en contra de la nueva nación.
En primer lugar no permitió la presencia de Haití en el Congreso Hemisférico de Panamá en 1825 lo cual aisló la República de Haití del resto de Latinoamérica enfatizando el poder que ejercía los Estados Unidos sobre las nuevas naciones Latinoamericanas.
El aislamiento también fue por parte de los países europeos quienes veían el control de los Estados Unidos mucho antes de establecerse la Doctrina Monroe. Todos contribuyeron a los ataques diplomáticos, abusos económicos y descrédito en la prensa internacional de la época.
Cuando los Estados Unidos por fin reconocen la nación haitiana, ya él mismo controlaba las importaciones de Haití, en la cual los haitianos compran mucho y los Estados Unidos compraban poco a Haití.
A pesar de ser reconocida por la mayoría de los países coloniales incluido los Estados Unidos (1862), el país se sentía amenazado por barcos de guerra quienes violaban sus aguas territoriales constantemente (España en 1862, Inglaterra en 1865, Estados Unidos en 1868, Alemania en 1871, Francia, España, Inglaterra, Alemania, Suecia y Noruega en 1883, Estados Unidos en 1891, y Alemania en 1897).
El historiador haitiano Michel-Rolph Trouillot dice que la trayectoria de Haití estaba en contra de la corriente, era un productor agrícola, pero importaba productos agrícolas, estuvo solo, sin aliados naturales, fue un anacronismo internacional.
El siglo veinte no redujo el ataque constante hacia Haití. La prensa internacional comenzó a llamar a los haitianos salvajes, incapaces de gobernarse, brujos, come niños, infantiles, degradados, asquerosos, una amenaza a la salud pública, brutos entre otros epítetos que desnaturalizan al haitiano, lo convierten en el otro indeseable. Esta caricatura del haitiano fue publicada por el New York Times en diferentes editoriales (1915, 1919, 1920, 1921), la revista norteamericana National Geographic (1916 y 1920), los escritos de Hesketh Prichard (“Donde negros gobiernan a blancos”) y William Seabrook (“La isla mágica).
El golpe final lo ejecuta Estados Unidos cuando invade a Haiti en 1915. Bajo la Doctrina Monroe con el fin de controlar los mercados en Haití, acabar con la violencia política y salvar a los haitianos de sus prácticas diabólicas, marines norteamericanos desembarcan y toman control del país escenificando matanzas (Se calcula que 15,000 haitianos murieron durante la ocupación), y tomando en sus manos la regularización de la economía y la racialización de la política.
Para los americanos los negros son buenos para cortar caña y los mulatos de piel clara para gobernar. Es la nación norteamericana quien trae a la República Dominicana también invadida a la primera migración de haitianos al país.
Miles de haitianos son transportados a la República Dominicana a trabajar en la corte de caña en las nacientes industrias azucareras en el país. Y se coloca a haitianos de piel clara en posiciones de poder, creando fuertes contradicciones sociales y políticas entre mulatos y negros que tiene su punto climático con la presidencia del dictador Francois Duvalier.
La ley de la bayoneta, las irreconciliables contradicciones raciales, el desdén hacia los campesinos, la satanización del vudu, y el totalitarismo fueron el legado norteamericano en Haití que hoy continúa vivo. Pero más que nada el legado norteamericano fue desestabilizar los sectores políticos, en ese sentido Duvalier jugó el papel de asesinar a la oposición y cuando por fin el movimiento Lavalás lleva a Aristide al poder, la ley de la bayoneta tumba el gobierno y hasta el día de hoy las masas haitianas olvidadas por el Estado tienen que enfrentar la represión mientras su clase política muere mas cada día.