Lo que nos quieren hacer creer

La alta representante para la Política Exterior de la Unión Europea (UE), Federica Mogherini, expresó ayer su confianza en que la elección del nuevo presidente haitiano, Jovenel Moise, “beneficie a la estabilidad política y el buen Gobierno” en el país. Cable de EFE fechado en Bruselas, 5 de enero de 2017

Jovenel Moise se juramentó el martes como presidente de Haití —país profundamente dividido y en grave crisis económica— para los próximos cinco años, tras una prolongada crisis política marcada por denuncias de fraude electoral. Con la mano sobre la Biblia, Moise juró obedecer la constitución y mejorar las vidas de los ciudadanos en el empobrecido país. A la ceremonia realizada en el Parlamento asistieron legisladores haitianos y dignatarios de países como Estados Unidos, Venezuela y Francia. En unas horas pronunciará un discurso donde detallará sus planes de gobierno. Cable de AP fechado en Puerto Príncipe, 8 de enero de 2017

Mohamed Abdullahi Farmajo
Mohamed Abdullahi Farmajo

El ex primer ministro de Somalia, Mohamed Abdullahi Farmajo, fue elegido este miércoles por los 329 miembros de la Asamblea Nacional como nuevo presidente del Gobierno, entre más de 20 candidatos. Entre los retos que le tocará enfrentar el nuevo presidente está lidiar con una grave crisis alimentaria en algunas partes del país, una población joven que exige puestos de trabajo y cofres vacíos del Estado. Una de sus principales promesas de campaña fue detener la corrupción en la nación dependiente de la ayuda. "Si me convierto en presidente, los funcionarios del Gobierno somalí no abusarán de los ingresos", explicó en su discurso.

Farmajo, nacido en 1962, tiene doble nacionalidad de Somalia y Estados Unidos, es licenciado en Historia por la Universidad de Buffalo (Nueva York). Telesur, 8 de febrero de 2017

¿Qué demonios es la comunidad internacional? Es la pregunta que se hizo Martin Jacques y, de una manera más suave, Michel Rocard.  El primero un periodista británico y el segundo un antiguo dirigente del Partido Socialista y primer ministro de Francia (1988 -1991).

Quienes publican estas historias quieren dar la impresión de que Somalia y Haití son países normales, aunque pobres, que quienes acaban de asumir como presidentes son gobernantes igual a los de cualquier otra nación. Y no es así, se trata de territorios bajo fideicomiso de hecho, o protectorado, o Estados fallidos, lo que mejor se ajuste a la realidad. El resultado es el mismo.

Los fideicomisos de Naciones Unidas

Los fideicomisos de las Naciones Unidas eran los antiguos mandatos de la Sociedad de Naciones que se crearon cuando la Sociedad de Naciones se disolvió en 1946 y sus funciones e instituciones se integraron en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La administración de estos territorios se supervisaba por medio del Consejo de Administración Fiduciaria de las Naciones Unidas para garantizar a fin de prepararlos para la autonomía o la independencia. En la actualidad ya no existen fideicomisos. El último de ellos fue abandonado por Estados Unidos el 1º de octubre de 1994, cuando se proclamó la República de Palaos.

Australia tuvo en fideicomiso a Nauru hasta 1968 y a Papua Nueva Guinea hasta 1975.

Bélgica tuvo a Ruanda-Urundi hasta 1962, de donde salieron las repúblicas de Ruanda y Burundi.
Francia tuvo a Camerún y a Togo hasta 1960.

Italia tuvo a la parte de Somalia que se unió con la Somalia Británica para formar la republica de Somalia en 1960.

Nueva Zelandia tuvo a Samoa Occidental hasta 1962.

Protectorados

El Protectorado puede ser definido, en derecho internacional, como una modalidad de administración de territorios en la que por medio de un tratado entre uno o varios Estados protectores y un estado soberano o una entidad política que no alcanza a serlo por su escasa institucionalización y soberanía, como era un grupo tribal o un principado feudal, acuerda que aquél o aquéllos puedan ejercer su protección en diversa medida, en particular, en lo relativo a las relaciones exteriores, a la defensa militar y al mantenimiento del orden interno.

En otras palabras, es un Estado, forma de gobierno o territorio que es protegido diplomática o militarmente por un estado o entidad internacional más fuerte. En cambio por esa protección, el protectorado acepta algunas obligaciones especificadas, que varían dependiendo de la naturaleza real de la relación entre ambas entidades. En la ficción legal, un protectorado es reconocido como estado autónomo al menos en potencia y generalmente mantiene alguna medida de soberanía o formas de gobernar y administración nativa.

En general se considera que un protectorado es un instrumento al servicio de los intereses estratégicos, económicos o militares de las grandes potencias; una institución o formulación legalizada para la legitimación de relaciones jerárquicas o de poder entre estados o entidades nacionales: “El protectorado tiene siempre una tendencia colonial, si no es en sí mismo colonial, de explotación, de provecho”. Definiciones de Ángel J. Rodrigo Hernández y Enrique Arques. Enlace: https://es.wikipedia.org/wiki/Protectorado

Haití y la resolución 1542 de la ONU

UERTO PRÍNCIPE (HAITÍ), 07/02/2017.- El nuevo presidente haitiano, Jovenel Moise (d), durante su ceremonia de investidura junto a su esposa, Martine Marie Etienne Joseph (i), en el Palacio Legislativo en Puerto Príncipe (Haití) hoy, martes 7 de febrero de 2017. Moise de 48 años, asumió hoy la Presidencia de Haití para los próximos cinco años. EFE/Orlando Barría
UERTO PRÍNCIPE (HAITÍ), 07/02/2017.- El nuevo presidente haitiano, Jovenel Moise (d), durante su ceremonia de investidura junto a su esposa, Martine Marie Etienne Joseph (i), en el Palacio Legislativo en Puerto Príncipe (Haití) el martes 7 de febrero de 2017. Moise de 48 años, asumió hoy la Presidencia de Haití para los próximos cinco años. EFE/Orlando Barría

El descojonamiento actual de Haití parte de la desestabilización del país con los golpes de Estado en los años 90 y culmina con la resolución 1542 del Consejo de Seguridad de la ONU del 30 de abril de 2004, atendiendo a las recomendaciones del Secretario General, por la que se establecía la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), que sustituyó a la Fuerza Multinacional Provisional el 1 de junio de 2004. Son pues, 12 años de pleno protectorado.

Fragmentación de Somalia

Este país estuvo en guerra con Etiopía entre 1964 y 1987 por los reclamos de autonomía de la región de Ogadén. En 1991 el territorio de Somalilandia, parte de la zona norte, se autodeclaró independiente. Tras la caída del general Mohamed Said Barre, quien gobernó dictatorialmente entre 1969 y 1991, la unidad efectiva del Estado desapareció desde entonces, a pesar de las intervenciones de la ONU y de Estados Unidos. Aparecieron “ministeriados” que causaron la pérdida del reconocimiento internacional. Otras grandes regiones como Puntlandia y Galmudug se han autodeclarado autónomas recientemente, pero ninguna cuenta con reconocimiento internacional. El gobierno reconocido, que se halla en Mogadishu, no controla ni siquiera la capital completa.

¿O son Estados fallidos?

El término Estado fallido no ha sido admitido por las ciencias sociales. Es empleado por periodistas y comentaristas políticos para describir un Estado soberano que, se considera, ha fallado en la garantía de servicios básicos. Con el fin de hacer más precisa la definición, el Fund for Peace ha propuesto los siguientes parámetros:

  • Pérdida de control físico del territorio, o del monopolio en el uso legítimo de la fuerza.
  • Erosión de la autoridad legítima en la toma de decisiones.
  • Incapacidad para suministrar servicios básicos.
  • Incapacidad para interactuar con otros Estados, como miembro pleno de la comunidad internacional.

Si observamos a Somalia y Haití vemos dos países que se ajustan a los parámetros anteriores. Ni se sabe cuál de los dos está en peor situación. En el caso de Haití, aunque su territorio no está fragmentado, como Somalia, está ocupado por fuerzas extranjeras y carece de ejército. Lo que nos lleva a preguntar también:

¿Qué demonios es la comunidad internacional?

Es la pregunta que se hizo Martin Jacques y, de una manera más suave, Michel Rocard.  El primero un periodista británico y el segundo un antiguo dirigente del Partido Socialista y primer ministro de Francia (1988 -1991).

Dice Rocard, quien fuera miembro del Parlamento Europeo por 15 años y, por tanto, una autoridad en temas internacionales:

¿Qué es la comunidad internacional? Pese a que la frase “comunidad internacional” se invoca muy a menudo, su significado exacto –al igual que su origen– es difícil de percibir. Y como lo ha mostrado la reciente intervención de Francia en Mali, esta ambigüedad de significado es la causa de muchos de los problemas actuales más urgentes de política exterior.

Para algunos simplemente no existe una comunidad internacional. Para otros, el término se refiere en un sentido más pragmático a todos los países cuando deciden actuar conjuntamente. Otra definición más precisa comprende todos los países con influencia internacional –es decir, cualquier país cuya identidad y soberanía sean reconocidas, y que decida participar en debates y toma de decisiones globales. (Project syndicate, 30-de mayo de 2013)

Usted lo ha oído mil veces. Nuestro primer ministro lo utiliza, también lo hacen los ministros del gabinete y los portavoces de la oposición. Se desliza fuera de la lengua de corresponsales y lectores de noticias de la BBC como si es sólo el bueno de sentido común. Constantemente periódicos lo utilizan. Todos sabemos lo que se entiende por el término "comunidad internacional", ¿verdad? Es Occidente, por supuesto, nada más y nada menos. El uso del término "comunidad internacional" es una forma de dignificar a Occidente, de la globalización de ella, de hacer que suene más respetable, más neutro.

La gran mayoría del mundo, en verdad, Occidente es menos de una quinta parte de la población mundial, está siendo tácitamente ignorada: a menos que, por supuesto, pase a estar de acuerdo con el Occidente. Por lo general, sin embargo, una amplia mayoría de las naciones no está de acuerdo con el Occidente. Es por ello que, por ejemplo, el Occidente encuentra casi imposible ganar votos en muchos problemas que se plantean en la Asamblea General de la ONU.

Este tipo de pensamiento político es una excusa para más extraordinariamente perezoso   y arrogante ejercicio del periodismo. Los medios de comunicación no tienen que averiguar lo que el resto del mundo piensa que debido a que tratan a Occidente como sinónimo de él.  (The Guardian, 24 de agosto de 2006)

No hay que dejarse engañar buscando posibles soluciones en la comunidad internacional a la situación de estos martirizados países. De ellos jamás saldrán. Lo último que le pasó a Somalia fue que el Presidente de los Estados Unidos prohibió que sus ciudadanos entren a este país. Haití, casi lo mismo ya que miles de sus ciudadanos que viven en EEUU esperan ser repatriados, con el consecuente efecto devastador sobre su economía… y la de la Republica Dominicana.

Por tanto, Haití y Somalia lo que requieren ante todo no es instalar presidentes (lo que hicieron con un día de diferencia esta semana, por un azar del destino) sino alcanzar su independencia de la condición actual en que se encuentran: fideicomiso, protectorado, Estados fallidos, o lo que sea.